Elementos estratégicos para el fin del chavismo
La celebración de la marcha del 10 de octubre iba acompañada de una expectativa popular del inicio de un proceso de cambio acelerado de los actuales representantes del Estado. La esperanza de la salida inmediata de Chávez de la Presidencia ha sido el motivo e incentivo de la sociedad civil para la participación en actos de protesta masiva. La ausencia de un resultado tangible podría desilusionar a los miembros de la oposición, sin darles tiempo a entender que las marchas no son más que un eslabón de la cadena de actos que demostrarían la ausencia de legitimidad del regimen chavista. Sin embargo, es necesario entender los objetivos estratégicos de una oposición coherente con la finalidad de abrir un nuevo período de verdadera representatividad democrática.
El regimen chavista se apoya fundamentalmente en dos elementos: i) el control de la economía nacional a través de la propiedad sobre los activos de la industria petrolera y ii) en un vacío de liderazgo político salido del colapso de las figuras representativas de los viejos partidos políticos y la aparición de una emergente clase política aún en formación. Aún cuando pudiera argumentarse que el regimen, mediante la monopolización de la violencia organizada a través del control que ejerce sobre las Fuerzas Armadas, obtiene apoyo adicional a los elementos antes mencionados, no es debatible que existe disensión y en algunos casos, abierta oposición y condena por parte de los militares al ejercicio de la actual gestión gubernamental. Así, no podría pensarse que la política chavista es validada por una falta de acción contundente por el sector militar. Puede más bien pensarse, que los militares, por preferencia o inclinación, han decidido no jugar un papel activo en el proceso de cambio que el país está reclamando.
Ello deriva en la necesidad de definir e implementar una salida que, no desdeñando al sector militar, tampoco lo considere como recurso único o primordial del deseado cambio gubernamental. La salida del chavismo parece estar necesariamente destinada a emanar de la acción y pensamiento de la sociedad civil. En ese sentido, la paciencia es su mejor recurso, frente a un regimen que ya ha entrado en un proceso de auto-deterioro inexorable.
En lo que se refiere al primer elemento, el control económico del chavismo, se desvirtúa solamente en la medida en la cual, tanto la industria petrolera como el sector bancario estén dispuestos a detener el flujo de recursos financieros al gobierno chavista. El ingreso petrolero, primero y el endeudamiento doméstico avalado por los bancos nacionales, después, permiten la subsistencia del regimen a traves de dádivas y sobornos. Dado el poco margen de obtener financiamiento foráneo en vista de las altas tasas de interés motivadas por la inestabilidad política, el gobierno chavista solo podría mantenerse en la ausencia de un paro petrolero o la repetida aceptación de los bancos a adquirir títulos de deuda pública.
Por ende, más que insistir en la falta de legitimidad del regimen mediante la denuncia y la crítica, (la cual ya esta suficientemente demostrada) la oposición debería pasar a una nueva fase de lucha mediante el forjamiento de pactos con ambos sectores. Sin ello, la viabilidad económica del regimen continúa asegurada y por ende la futilidad de las acciones de protesta.
En lo que respecta al vacío de liderazgo mencionado, la reciente suscripción de un pacto único de gobernabilidad apunta certeramente a la necesidad de crear y expresar una visión única del país futuro, más allá de los naturales intereses de las diversas facciones políticas. Dicho pacto debe, tarde o temprano, ir acompañado de la designación de una liderazgo único, ya sea individual o colegiado, a fin de que el país entienda y perciba la existencia de una alternativa verdadera al caos chavista.
No puede esperarse que de la noche a la mañana surja una oposición aglutinada y de enfoque único. Asi como el chavismo representa el fin de una manera de hacer política irracional y corrompida, y cumple con un ciclo de gestación y muerte específicos; también la nueva Venezuela atraviesa por un proceso de transición hacia el desarrollo de nuevas formas de expresión política y desarrollo económico. Apenas han comenzado a darse los primeros pasos. Es solo cuestión de seguir en ese camino.