Gobierno y pueblo de EE.UU.
Quiero destacar en este artículo de opinión la diferencia entre gobierno y pueblo de los EEUU. Son dos categorías políticas desiguales. El pueblo norteamericano es una organización comunitaria que practica la democracia. Los deberes y derechos constituyen las normas éticas y morales que definen su comportamiento ciudadano. De hecho, la comunidad organizada interviene en la formulación de esas leyes y tiene el peso suficiente para señalar a quienes las incumplan. Su evolución y desarrollo se basa en el trabajo productivo como fundamento básico de sus razones existenciales. Sin llegar a dibujar la ilusión del paraíso, porque como conglomerado social integrado por humanos tiene imperfecciones, considero que la comunidad organizada del pueblo de EE.UU., es un ejemplo del ejercicio de la democracia directa. Afirmaciones que hago con base en mis propias experiencias de vida en ese país. Dos años en Boston y tres en la Florida. Familia directa establecida definitivamente allá. Nexos con las universidades donde realicé mis estudios de postgrado, los cuales durante 20 años no han variado.
Ahora bien, la comunidad organizada de EE.UU., es una cosa. Pero el gobierno y las cúpulas que representan los intereses del dominio mundial es otra. De eso no puedo hablar bien cuando a los pueblos y gobiernos de la América Latina y del resto de los países del sur, quieren someterlos como si fueran parte de una maquinaria global que produzca resultados favorables a sus intereses. Intereses que no son los de la comunidad norteamericana, sino los que determinan los beneficios y la acumulación de capital de las grandes corporaciones multinacionales. Esa cúpula de dominio es la que ha incentivado las guerras territoriales, religiosas y económicas en el mundo. Es la que manipula a la ONU y la que controla a la nueva OTAN. Organismo militar ahora crecido con la incorporación de las nuevas naciones ex comunistas, en su última cumbre de Praga. Esa cúpula es la que reemplazó la guerra fría por la lucha contra la masa y el narcotráfico. Excusas para imponer criterios geopolíticos con base en la defensa de una democracia mundial definida a sus conveniencias particulares. Es la que ha «sugerido» por un consenso latinoamericano la Carta Democrática Interamericana. Instrumento al que han apelado, para su aplicación de inmediato en Venezuela, los sectores más reaccionarios y antinacionalistas de la oposición nacional.
Pero también es la que mantiene a Venezuela como la tercera zona estratégica del mundo —después del Golfo Arábigo y del Asia Central— para abastecer de petróleo a los EE.UU., tanto para su consumo regular como para garantizar sus reservas de los próximos veinte años. Razón más que suficiente —no la única, por supuesto— para involucrarse indirectamente en el paro petrolero antinacionalista y antisoberano. La desestabilización, producto de la paralización de la industria, afecta al gobierno y estimularía su caída. Requisito necesario para mantener a la tecnocracia dirigencial pro-EE.UU., al frente de PDVSA. Tecnocracia representada fundamentalmente por la llamada nómina mayor, especie de autoinvento meritocrático, que tiene el «mérito» de ser la misma que se erigió en líder golpista el 11-A. Además, la salida de Chávez significaría abrir la vía más expedita para: (i) el incremento de la producción, (ii) la privatización de la empresa y (iii) el desmembramiento de la OPEP. Sin dejar de atender –tal como lo denunciaron Rafael Quiroz, David Paravisini y Pablo Hernández en VTV ante Ernesto Villegas– la retención del 80% de la riqueza que produce PDVSA. Según las cifras que ellos manejan, de aproximadamente 45 mil millones de dólares anuales, al Estado sólo le queda el 20%.
De tal manera que, por todo lo que subyace en los intereses imperiales de la cúpula de poder que quiere controlar al mundo, al Sur y ahora también más claramente a Venezuela, es imposible hablar bien de ella. Y mientras existan motivos y me alcance la capacidad para emitir juicios, siempre denunciaré sus intenciones. Nunca será lo mismo el pueblo de EE.UU., que su gobierno. [email protected]