Bin Laden, Bonafini y Chávez
Cuando el 11 de septiembre pasado, ocurrió el atentado terrorista más impresionante de la historia moderna, donde un grupo de fanáticos fundamentalistas islámicos liderados por Osama Bin Laden, asesinó ante la mirada atónita del mundo entero a miles de civiles inocentes de todas las religiones, razas y de 83 nacionalidades, supuse que quien se regocijara ante tal catástrofe tendría que ser una persona maldita. Es por eso, que cuando escuché rumores que partidarios de Chávez habían celebrado esa noche, no le dí crédito, pues pensé que los compatriotas Venezolanos, aun revolucionarios, no serían capaces de tal bajeza y mucho menos después de la tragedia de Vargas que nos demostró lo mejor y lo peor del ser humano. Pero debo admitir que me quedaron dudas, las cuales fueron reforzadas luego de la postura ambigua de Chávez y su posterior actitud de solidaridad automática con todos los movimientos y organizaciones “revolucionarias” del mundo, sin importar si su accionar estuviese reñido con los principios universales sobre los derechos humanos. Un claro ejemplo es el comportamiento de Chávez ante los terroristas de la narcoguerrilla Colombiana, que se “divierten” volando pueblos enteros y asesinando a sus propios hermanos y que aquí secuestran y cobran vacuna mientras llenan de droga a nuestra juventud. También está el refugio a los terroristas de la ETA y el encubrimiento tácito a organizaciones del Medio Oriente que solicitan “contribuciones” entre la laboriosa y honesta población Árabe Venezolana mientras se mueven libremente entre Maicao y Margarita.
Sin embargo, todas mis dudas fueron despejadas cuando Chávez para “conmemorar” la masacre del 11 de abril y su regreso al poder el 13, tuvo la “brillante” idea de traer a la patria de Bolívar como invitada especial a la señora Bonafini, activista de izquierda y simpatizante revolucionaria. Como tal, la señora participó en las celebraciones del puente Llaguno el 11 de mayo y en la Plaza Caracas el 13 de mayo junto a la dirigencia mayor del gobierno. Pues bien, resulta que la señora Bonafini por propia, pública y abundante admisión, declaró su regocijo por los criminales hechos del 11-9-01 en Nueva York, hasta brindó por los “valientes” que llevaron a cabo tan “heróica” acción.
La señora Bonafini llevará la maldición en su vida y en su muerte, porque sólo un maldito puede sentir felicidad, brindar y bailar sobre los cadáveres de inocentes y malditos también serán los que la trajeron, agasajaron y pagaron, para que se burlara de nuestros muertos y heridos en esos fatídico días de abril. “No hay buena fé en América, ni entre las naciones. Los tratados son papeles; las constituciones libros; las elecciones combates; La libertad anarquía y la vida un tormento”(Simón Bolívar). Será!!!