Reflexiones de abril
Son ciertamente muy lamentables y aberrantes los sucesos que acontecieron en la segunda semana del mes de abril del presente año, hechos que salpican a todos los venezolanos sin distinción alguna, y naturalmente comprometen de lado y lado a personalidades del mundo militar, político y empresarial. Son demasiadas las críticas que podemos formular por las aberraciones cometidas y donde el hilo constitucional, la propia constitución y los tan cacareados derechos humanos fueron violados y vulnerados por los diversos actores intervinientes en los mismos.
El presidente a su regreso y en rueda de prensa ante los medios nacionales e internacionales prometió calma, ponderación, y cordura, pero las primeras acciones y ejecutorias dejan ver que si alguna máxima tiene este gobierno, es la intolerancia e insensatez maquillada de prudencia y humildad por parte del ejecutivo. Se hace muy cuesta arriba creer a estas alturas en ese llamado a la concertación, cuando estamos conscientes que los sectores en pugna tienen un posición tomada e irreconciliable.
La sociedad civil que marcho y exigió su renuncia el pasado jueves 11 de abril de 2002, difícilmente renunciará a su condición de actor protagónico, y hoy con más fuerza y cohesión a pesar del clima de inseguridad y tensión, esta misma sociedad sigue reclamando y exigiendo la renuncia de este gobierno. Algo ha quedado claro y esta dado porque el país cambio, la sociedad en su mayoría esta cohesionada como nunca antes, asimismo, el presidente sigue demostrando su incapacidad para dirigir e integrar al país, y por sobre todo intentar conciliar las diversa fuerzas vivas en torno a un proyecto de país. Creemos que como han evolucionado los acontecimientos, los espacios para la rectificación son mínimos, se quedan en una evocación, muy distinto sería si se llamará a la conformación de un gabinete de unidad nacional y a un trabajo mancomunado, tanto nacional como regionalmente como principal indicador de una firme voluntad de rectificar en pro del país.
Por otra parte debemos hacer un reproche a la oposición, esencialmente debido a la forma como se instauró el gobierno de transición encabezado por Carmona Estanga. Lo natural era lograr un cambio del titular del gobierno, renunciando Chávez y destituido el vicepresidente Diosdado Cabello se ha debido juramentar al presidente de la Asamblea Nacional William Lara, con lo cual se producía el cambio anhelado, más no se ocasionaba la ruptura de la Constitución de 1999. Otro de los caminos muy cortos y constitucionales hubiese sido en sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional declarará el abandono del cargo por parte del Presidente de la República, cuestión esta establecida de manera muy clara en la Constitución Bolivariana de 1999 en su articulo 233.
Lo que sucedió al no respetarse los canales y figuras contempladas en la propia constitución de 1999 fue un vulgar golpe de Estado, que desembocó en una ruptura mucho mayor de las Fuerzas Armadas y de los diversos componentes de dichas fuerzas bajo una suerte de Autogolpe que restituyo la figura de Chávez como presidente de la República. Ahora seguirán saliendo múltiples explicaciones y responsables, lo cierto de caso es que la imprudencia y los desmanes se cometieron de lado y lado.
Venezuela y los venezolanos no podemos seguir repitiendo errores o reeditando viejas prácticas y vicios. Es lamentable las perdidas del país a consecuencia de los sucesos acaecidos y no nos referimos únicamente a las perdidas económicas que si cuentan dado que ascienden a 200 mil millones de bolívares y 80.000 puestos de trabajo, sino lo que es peor y más lamentamos, son las perdidas de compatriotas inocentes asesinados vilmente. Los venezolanos tenemos todo por hacer e insisto que llegó el momento de conciliar y sumar esfuerzos en pro de Venezuela y de nuestra sociedad lamentablemente y naturalmente escindida.
Basta ya de creencias en mesías, en salvadores o en espejitos. Una oportunidad para el gobierno de turno pudiera ser tomar en cuenta las iniciativas planteadas el en el Consejo Federal de Gobierno donde un grupo representativo de gobernadores presento una agenda contentiva de 17 petitorios para la rectificación. A nuestro juicio el llamado a consulta popular o referéndum es un hecho y medida impostergable nacional y regionalmente. Sumamente claras las declaraciones del abogado y coronel del ejercito Julio Rodríguez Salas testigo presencial de la renuncia del presidente Chávez. Veremos…
(*) Politólogo – Magíster en Ciencia Política E-mail: [email protected]