Homicidios sin víctimas ni culpables
Los medios de comunicación ya reportan los homicidios de fin de semana, como si se tratase del estado del tiempo. Una actividad que aunque afecta a todos, al ocurrir «normalmente» todos los días, es tomada como algo inevitable ante lo que aparentemente, no podemos hacer nada. Los narradores y redactores de noticias -en su gran mayoría- parecen tener ya escrito el mismo titular al que sólo cambian los números que contiene: » Homicidios durante el fin de semana. Ocurrieron en Caracas y en el interior del país». Pareciera -que según la apreciación de los directores y jefes de información de los medios- a ningún lector, televidente o radioescucha, le importa para nada el nombre de los venezolanos apuñalados, abaleados, estrangulados -o asesinados por cualquier otro método-. Algo grave ocurre con todo esto. Esos nombres -los nombres de las víctimas- sólo quedarán registrados en los partes policiales y forenses que cualquier burócrata puede ordenar incinerar cuando no tenga más espacio para almacenar papel. Nunca entrarán a la historia de Venezuela esas víctimas. Ningún futuro investigador social, cronista o historiador, podrá reconstruír lo que sucedió, porque los archivos periodísticos nunca registraron los nombres de las víctimas. Sólo cifras. Frías e impersonales cifras.
Al igual que un aguacero, tormenta o temperaturas máximas o mínimas de ayer; se olvida a los muertos. Ningún reportero tribunalicio o de sucesos -que yo sepa- al margen de las cifras de asesinados del correspondiente fin de semana, se encarga de preguntarle a los médicos forenses, jueces o policías, lo que ocurrió con los homicidios de la semana anterior. Pareciera que no es noticia el hecho de que por cada muerto hay por lo menos un homicida. ¿Los detuvieron? ¿Saben acaso quienes son? ¿Andan en libertad cometiendo nuevos homicidios?. Tampoco entonces los culpables entrarán a la historia de Venezuela. Sus identidades -por lo menos las de sobre quienes recaen las primeras sospechas- no serán conocidas por nadie. No habrá manera de saber si lo que está sucediendo en Venezuela es que existen numerosos asesinos en serie cuyo hobby de fin de semana consiste en dedicarse al asesinato por diversión -o perversión-. Nunca sabremos si uno de esos, es nuestro vecino, el vendedor de helados, el jardinero o cualquier otra persona distinta. Lo que es peor, nadie podrá conocer si los policías, fiscales y jueces estuvieron o están haciendo su trabajo de identificar y aprehender a esos homicidas para que sean juzgados y sentenciados a las penas que merecen.
¿Existirá alguna relación entre la aparente abulia periodística por investigar el nombre de las víctimas y el destino de los culpables, con la proliferación en el país de escuadrones de la muerte?.
Si los fablistanes entrevistasen a los policías novatos podrían comprobar que en el interior de las mentes de la inmensa mayoría de ellos, bulle furiosamente un deseo de hacer justicia; de colocar su entrenamiento y autoridad al servicio de la aprehensión de los culpables. ¿Será que ante la apatía, negligencia o impericia de sus superiores, no les queda otro camino que el de «tomar la justicia en sus propias manos» al ellos saber perfectamente quienes son los homicidas?. Por otra parte, si entrevistasen a los policías «veteranos» podrían comprobar que no pocos de ellos, han desarrollado una gruesa costra que les impide sentir remordimiento, rabia o simple perocupación, cuando los fiscales y jueces dejan en libertad a los aprehendidos por ellos -o ni siquiera inician las investigaciones- de los presuntos homicidas; y que resume la muy venezolana y archi-conocida frase: «El caso está policialmente resuelto» para indicar que si no se castiga a los responsables «no es su culpa». Se lavan las manos como Pilatos.
La prensa -ante la ausencia- de verdaderas instituciones y de verdaderos profesionales al servicio del estado de derecho, tienen otra tarea adicional a la de haberse convertido en el «principal partido de oposición» causada por la desaparición y/o debilitamiento de los partidos políticos: deben registrar para la historia «los casos aún no resueltos» de todos y cada uno de los homicidios de fin de semana de los que hoy sólo reportan cifras.
No puede ser que Venezuela sea un país donde los homicidios no tienen ni víctimas ni culpables. Estoy seguro que eso no es lo que piensan las viudas, los huérfanos, ni los otros parientes y amigos -de las víctimas- Tampoco los cómplices y encubridores de los homicidas.
¿Se habrán percatado los periodistas, que son esos, los mismos policías, fiscales y jueces los que investigarán las muertes del 11-A?