Opinión Nacional

Otro 27F: ¿camuflado y silencioso?

(%=Image(6255650,»L»)%)La trama de golpes y contragolpes, que difícilmente será descifrada en estos días, detonó un tercer evento independiente: un caracazo cruel y despiadado, donde no sólo se saqueó sino que se incendió. Las parroquias de Catia, Antímano, La Florida, La Yaguara y El Junquito, entre otras, han sido reducidas a su mínima expresión comercial por multitudes desesperadas por el hambre, el desempleo y la inseguridad que fueron detonadas por la impunidad que reinó en las calles del país, mientras las fuerzas del orden público se replegaban a disertar sobre fidelidades que, finalmente, se mantienen intactas. Así, diversas lecturas oficiales y mediáticas del asunto lo anexan a las celebraciones eufóricas por el retorno del presidente Hugo Chávez, pero si graduamos el microscopio es fácil percibir el descontrol y autonomía de estas pobladas, capaces de borrar la fisonomía de la ciudad en una sola pasada. Un segundo (%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/8592343.asp»,»27F»)%) ocurrió en Caracas, sin saber si sus consecuencias políticas se asemejan a las que agrietaron la popularidad del presidente Carlos Andrés Pérez.

(%=Image(3033948,»R»)%) Locales que ardieron con tirria

Un indicador de las dimensiones de este suceso son los reportes de pérdidas comerciales, pues un vocero de una conocida empresa de helados nos indicó que sólo en dos días les han reportado 35 panaderías y supermercados saqueados y, en la mayoría de los casos, incendiados. Cifras que no incluyen los pequeños comercios y las empresas de otras ramas, desafortunadamente ubicadas en esas coordenadas de encono. Analitica.com (julia Márquez/Iván R. Méndez) recorrió la zona junto a un corresponsal del periódico japonés (%=Link(«http://mdn.mainichi.co.jp/de»,»Mainichi «)%) y dialogó con los dueños de los locales afectados en la Florida, quienes expresaron su desconcierto ante el carácter destructivo de estas acciones, que más allá del robo, están impregnadas de resentimiento, manifestado en los innecesarios incendios de (%=Link(«http://www.fotoflorida.com/»,»Foto Florida»)%) y en la destrucción minuciosa del Food Mart de la estación de servicio TEXACO, entre tantos otros locales fulminados, como el supermercado CADA, librerías, mercerías joyerías, etc…Un testigo nos indicó que el día domingo los saqueos ocurrieron frente a la Guardia Nacional, que no actuó para detenerlos, actitud gemela a la del (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/ibetancourt/caracazo.asp»,»caracazo»)%) de 1989 , cuando inicialmente las fuerzas del orden público amparaban a los saqueadores, pero al recibir un sutil cambio de instrucciones, arremetieron contra culpables e inocentes. El pasado fin de semana, aunque no tenemos un reporte oficial exacto, algunos medios sugieren que hay más de 50 víctimas. Habrá que esperar el balance final de (%=Link(«http://www.cofavic.org.ve/»,»COFAVIC»)%).

(%=Image(6560383,»L»)%)Vecinos y enemigos

El caos urbanístico de Caracas responde al juego de las permisologías y caprichos, así como al sentido de oportunidad de improvisados maestros de obra, mas no en menor escala, a grandes consorcios de la construcción. No es raro tropezarse en esta capital con lujosos condominios ubicados a unos cientos de metros de rancherías que hacen de las (%=Link(«http://www.novica.com/region/subcat.cfm?rID=2&scid=82″,»favelas»)%) brasileñas un paraíso habitacional. Es casi una tradición levantar emporios en medio de barriadas signadas por la pobreza y la abulia. En estos tiempos, los invasores buscan, estudian y se apropian de los terrenos baldíos de la ciudad, sin importar su futuro uso o condición del propietario. Hasta hace unos pocos años, esa convivencia se asemejaba a un teatro etnológico, donde los (%=Link(«http://www.geocities.com/Athens/Olympus/1960/venezuel.html»,»sifrinos»)%) se divertían con las ocurrencias de los (%=Link(«http://www.geocities.com/Athens/Olympus/1960/venezuel.html»,»niches»)%) y viceversa. Había un acuerdo de mutuo respeto, salpicado de ironía, envidia (por el nuevo riquismo de nuestras clases media y media alta) y algo de rabia, pues desde siempre las barriadas disfrutan gratuitamente de servicios básicos (luz y agua) que le son cargados, según una creencia de la gente del Este, a los lujosos condominios y quintas. Aunque no era una relación idílica, en esa cercanía se manifestaba un encuentro humano que declinaba sus privilegios de clase ante una felicitación de año nuevo o un resultado del béisbol.

(%=Image(1330655,»R»)%)Ahora, eso no es así

El presidente Hugo Chávez invirtió buena parte de su tiempo en desestabilizar la armonía preestablecida entre clases. En radio y televisión, mítines, cuñas oficiales y a través de los funcionarios de propaganda del régimen, la clase pobre fue aprendiendo a odiar a los oligarcas, luego escuálidos, que le han arrebatado lo que es de ellos: culpables inequívocos de la miseria que padecen. A su vez, la clase media y media alta, que velozmente ha (%=Link(«http://analitica.com/cyberanalitica/fractal/7111386.asp»,»perdido»)%) los espacios públicos (plazas, parques, bulevares) ante la amenaza de inseguridad y un irrespeto de los monos (antiguos pobres) coparticipan en el juego y ya es común descalificar a otro por su manera de vestir , hablar o andar. El humor, la ironía y los argumentos ceden ante un racismo irracional por un enemigo que, aciagamente, vive a unas cuadras de casa. Tal vez, ese sea el agregado a los saqueos, puesto que saciada el hambre, sólo queda la revancha contra los supuestos oligarcas, propietarios de pequeñas tiendas, supermercados y hasta (%=Link(«http://www.juanchicheros.com/»,»carritos de chicha»)%), es decir, todo aquel que pueda digna y eficazmente ganarse la vida es enemigo de estos desvalidos, que cada vez se aíslan más, pues en las negocios de los sifrinos, no los aceptarán para cubrir las plazas vacantes: «no ves que son monos, mejor le pago a una empresa para que me preste ese servicio». Ambas clases se han exiliado de sus esferas de respeto y se perciben como seres molestos, incómodos, animales paralelos, pero sin la condición feliz de aspirar a mascotas.

Delineados los bandos, portadores de armas (blancas y de calibre) y emociones intensas, es difícil descifrar cómo llamarlos a la concordia, cómo detener una batalla perdida de antemano, pues el equilibrio del ecosistema humano requiere de todos: de los gerentes que organizan y del motorizado que reparte, ninguno de ellos sobra.

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