Opinión Nacional

Asalto a PDVSA y los objetivos revolucionarios

Resulta de enorme ingenuidad pensar con huelga y sin
huelga, que el «bolchevismo» chavista va a detenerse
en sus objetivos de asaltar -así sea por la fuerza- a
PDVSA y dejar de embarcarla en la pus dogmática de sus
desfasadas concepciones revolucionarias.

El nombramiento de Parra Luzardo y el resto de los
directivos adscritos al régimen, al que se les
facilitó la liana ideológica para correr por encima de
la «visión gerencial experimentada de quienes han ido
alcanzando las máximas posiciones luego de décadas
manejando facetas diversas del negocio petrolero»,
fundamentada en una cultura empresarial en aras de la
máxima eficiencia y el mayor beneficio, ha sido
percibida desde el primer momento con esclarecida
lucidez por al nómina de los empleados de la
industria, no sólo como una forma de descomponer los
criterios del estímulo en base a la capacidad, la
eficiencia y los méritos profesionales, sino como
parte del plan general del proceso bolivariano de
«llevar la revolución a todos los espacios».

Esta consigna, repetida en numerosas ocasiones por el
jefe bolivariano, no podía pasar desapercibida por la
gente de PDVSA; mucho menos, cuando se consuma la
designación como Presidente, de un conocido y
sistemático adversario de los criterios filosóficos y
gerenciales de la corporación, salpicado de
perniciosos prejuicios que asocia su organización
actual como un rastrojo deleznable del modelo colonial
y neoliberal.

El ultranacionalismo fascistoide del chavismo, de
resistencia retórica y sumaria a la sociedad
tecnológica globalizadora, no encuentra otra respuesta
a el «demonio » en el que lleva años haciéndose
gárgaras para escupirle, que intervenir PDVSA para
controlarla política e ideológicamente, siempre en
dirección a ensamblar artificialmente los
preconcebidos mojones
mentales(fidelismo,peronismo,maoismo,etc.), para
combatir y extirpar las diabólicas fuerzas externas y
sus quinto columnistas(nómina de PDVSA) utilizada a
su vez,como todos los autócratas, para justificar la
introducción de políticas dirigidas a ampliar el
control estatal sobre la economía y de esa manera
concentrar aún más el poder político.

Son estos y no otros los propósitos, como lo han
captado numerosos venezolanos, que tiene el régimen
para meterle las manos a su antojo a la industria
petrolera nacional.

La política petrolera chavista(dudamos que la tenga) y
sus prejuicios, han sido reiteradamente confirmados,
entre ellos por ese brillante doctrinario de la
revolución, Adán Chávez. Este ha dicho recientemente,
ante la reacción de los empleados y todos los que se
oponen a los planes del régimen por destruir la
industria al vulnerar los principios que la han hecho
competitiva y exitosa pero que ellos ven como un vicio
que»: no es más que una excusa para tratar de
confundir a la población y manejar la posibilidad de
mantener el modelo tradicional de una empresa
meramente comercial y (…), con una filosofía de
dominación, egoísta, elitesca y racista». Y agrega el
maestro Adán la siguiente perlita.»Es la meritocracia
que imploran, la de una sociedad que resulte de la
suma de individuos aislados; la de una formación
especializada elitesca, donde las clases populares no
tienen cabida.»

El mayor de los Chávez, propone sin rubor alguno como
vemos, que la empresa tendrá que dejar de ser lo que
es, abandonando sus criterios comerciales, y para
rematar, aboga porque las clases populares tengan una
correspondiente cabida en su nómima.

No hay error en los nombramientos, todo ello está
deliberadamente dispuesto con los deseos del régimen
de entre otras metas las siguientes :

1)Ideologizar la industria y partidizarla a los fines
de ponerla al servlcio de los objetivos generales de
la revolución

2)Quebar la meritocracia, con la excusa de que esta
funciona con criterios, individualistas elitescos, y
racistas. Como consecuencia, incoporar a las clases
populares. Vale decir a la gente incondicional del
partido.

3)Disminuir los sueldos de los empleados nuevos y
viejos, con el objeto aumentar los recursos fiscales
del «Estado Revolucionario».

4)Desviar recursos dentro de la propia industria para
objetivos «no meramente comerciales». Tales como
financiamientos a Círculos Bolivarianos»,mítines,
marchas y contramarchas; satisfacer demandas
clientelares de diversa naturaleza; Como también para
facilitar la propagación continental de la revolución
y la ayuda a movimientos afines.

5)Mantener niveles bajos de producción y de
inversiones atornillado a una política de precios
manejadas desde la OPEP, cumpliendo con el doble
objetivo de saciar un seudoliderazgo tercermundista y
el ahorro de los altos costos de la corporación
convertido en dividendos inmediatos.

6) Demoler y arruinar el país

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