Lo que faltaba
Como una desfachatez habría que calificar una de las últimas ocurrencias del presidente de la República cuando, para referirse al clima de pugnacidad que está aumentando en el seno de la sociedad venezolana, no dudó en asignar a los medios de comunicación la mayor responsabilidad a ese respecto. Dijo el jefe del Estado, al abordar el tema, que éstos están dedicados “de manera salvaje, sin respetar a nada ni a nadie, a sembrar odio en algunos sectores del país, generando peligrosas perturbaciones que ponen en peligro la paz nacional”. Es lo que faltaba, pues si alguien ha estado sistemáticamente consagrado, desde los ya lejanos días de la campaña electoral, al cultivo de las más bajas pasiones dentro de la población ha sido el primer mandatario nacional.
Puede decirse, sin ninguna exageración, que el titular del Ejecutivo Nacional no desperdicia ocasión alguna en sus intervenciones públicas para promover la confrontación y el enfrentamiento entre los distintos estratos de la población, apelando para ello a conceptos que son habituales en sus prédicas por estar inspirados en posturas demagógicas y populistas. Las persistentes amenazas por parte del jefe del Estado contra los medios de comunicación y contra determinados sectores de la sociedad, a los que él identifica a veces como oligarcas o como escuálidos o afligidos, o como ricos o como enemigos de la revolución y, pare de contar, es lo que ha dado como resultado el ambiente de inquietud y zozobra que domina al país en la actualidad y que, razonablemente, hace temer que se desencadenen acciones violentas que pongan en peligro la paz pública y la tranquilidad ciudadana.
Sin ir muy lejos, en el último programa radial ¡Aló, Presidente! (10/03/02), el primer magistrado la emprendió esta vez no solamente contra los medios de comunicación nacionales sino también contra algunos internacionales, a los que acusó de orquestar una campaña “perversa” contra Venezuela. Y en esa línea, para mayor descaro, justo cuando en el seno de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos se están procesando las denuncias que los medios venezolanos están presentando respecto a las amenazas de las que es objeto la libertad de expresión en nuestro país, el presidente Hugo Chávez Frías anuncia que acudirá a instancias internacionales para consignar un expediente que recoja el “atropello permanente” de que es objeto su régimen como consecuencia de la “conspiración mediática” en la que aparecen comprometidos y confabulados tanto medios nacionales como internacionales.
Lo que resulta evidente de todo esto es el propósito del jefe del Estado de tratar de impresionar a la opinión pública procurando confundir deliberadamente cuanto se dice aquí y allende nuestras fronteras sobre el clima de conflictividad existente en el país. Sin embargo, puede darse por descontado que el comandante Presidente no tendrá éxito en ese intento de maniobrar artera y conscientemente para deformar los hechos a fin de favorecer los objetivos de la autodenominada “revolución democrática y pacífica”, que ni es revolución ni es democrática ni mucho menos pacífica, como está quedando demostrado esto último merced a las acciones violentas llevadas a cabo recientemente por grupos armados que responden a los intereses de los Círculos Bolivarianos.
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