La historia en anécdotas
Honrar, honra.
Gracias a la amabilidad de los nietos de don Luis de Oteyza y a la atenta invitación del Embajador Antonio Pérez-Hernández Torra, asistimos a la presentación del libro cuyo nombre utilizamos para titular estas líneas. Graciela y yo nos sentimos parte de la familia Oteyza, disfrutamos en primera persona la amistad de don Tito, de casi todos los Oteyza Hernández de Tejada y en consecuencia…de todos sus hijos y ahora la nueva generación, es decir, los nietos y los bisnietos de don Luis. Recordemos solo dos eventos.
Cuando don Tito iba a cumplir sus primeros noventa y cinco años, Graciela y yo nos acercamos a Zafra, Provincia de Badajoz, ciudad donde, el 30 de junio de 1883 nació don Luis y en la que la comunidad decidió darle nombre a una calle de una urbanización de residencias de clase media, el de don Luis de Oteyza. Allí tomamos unas fotografías que le presentamos a don Ernesto el día de su compleaños.
Fallecido don Tito, todos sus hijos delegaron en mi el pronunciamiento de un modesto y sentido panegírico en la estupenda misa que el Padre Rino dijo en el salón de juegos del CCC.
En esta oportunidad, la piña que ya hoy constituyen los nietos de don Luis, se alistaron tras el mandato del “nietísimo” Guillermo para hacer la tercera publicación de obras del flamante Embajador de la República Española ante el gobierno de Venezuela entre 1933 y 1936. Le precedieron los bellos tomos de lo que denominaron sus Obras Selectas (2000) y en el ínterin, una publicación individual de “El diablo blanco”, su obra cumbre, tanto por el número de lectores como por el de ediciones y traducciones.
En esta oportunidad, la Embajada de España a través de su Oficina Cultural, da un paso más en su estupenda labor de difusión de las actuaciones de españoles valiosos en Venezuela y con el concurso del tocayo Rafael Arráiz Lucca que tuvo la responsabilidad, junto a Guillermo, de la selección de las historias a publicar, y el impecable trabajo del Editorial Arte y la Librería Lugar Común, nos entregan un cuidado libro que nos invita a disfrutar de las historias escritas por don Luis.
El trabajo del tocayo no fue fácil. Entendemos que la publicación inicial de “La historia en anécdotas” se realizó en Buenos Aires en 1957 y esa, constaba de más de setecientas historias de una amenidad extraordinaria. Entre el tocayo y el nietísimo, por razones obvias, redujeron la publicación a algo más de la mitad, tomando en cuenta, entre otras cosas, el significado para los nuevos lectores, los actuales.
Don Luis, debemos recordar, fue un inquieto y valioso ciudadano. Viajó a sitios insospechados para la época. Se imaginan lo que era la travesía entre España y la China con los buques disponibles entonces…, en los años veinte del siglo XX, toda una aventura. Desde muy temprano era un periodista de postín y cuando llegó a Venezuela en 1933, ya tenía un ganado nombre con sus publicaciones en el diario “La Esfera”. Sus artículos eran leídos en varias capitales de Latinoamérica. En 1936, con la caída de la República y el establecimiento del franquismo, de Oteyza renunció a su cargo de embajador y no volvió nunca más a su nativa España. Vive en Nueva York y en La Habana y retorna a Caracas en 1943, donde fallece el 10 de marzo de 1961.
Nos debemos felicitar por varias razones, en primer lugar por tener en nuestras manos y poder leer la estupenda prosa de don Luis de Oteyza. En segundo lugar por asistir al trabajo y la unión de los nietos de don Luis para testimoniar y difundir la labor de su abuelo y en tercer lugar por ser testigos de la estupenda labor que adelanta la Embajada del Reino de España en la difusión de expresiones culturales de ciudadanos españoles dentro de nuestra sociedad. Es decir, en perseguir un mundo mejor.
@rafael862
