La paradoja como herejía
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En verdad que nadie se pone en el lugar de Chávez. Piensen en esto:
- La Iglesia no debe meterse en los problemas del Estado venezolano, así lo cree el presidente y, ¿no es lógico? El Vaticano y demás Estados tienen que aprender de diplomacia y de respeto a la soberanía de cada país, como lo ha hecho el presidente cada vez que ha opinado y/o intervenido sobre asuntos de los Estados Unidos, Perú o Colombia. Además, si nosotros los venezolanos no tenemos derecho a ser escuchados y a ser tomados en cuenta cuando disentimos (Paro 10D, Marcha 23/01/02, cacerolazos y apagones), ¿por qué los extranjeros privilegiados sí y nosotros no? ¿No les parece justo que sea igual para todos? Después de todo, lo que es igual no es trampa: si nosotros no podemos, ellos tampoco.
- Ayer, a propósito del mensaje impreso del Arzobispo Ignacio Velazco –donde se precisaba la posición de la Iglesia nacional ante los acontecimientos de la semana– al presidente le preocupó el carácter inconsulto, y por ende, antidemocrático, de tal comunicado en representación de la comunidad católica… Y, la verdad, Chávez es un líder fundamentalmente democrático, ¡eso hay que entenderlo, caramba! De hecho, en numerosas oportunidades se ha ocupado de legitimar el derecho del pueblo a ejercer su soberanía en las decisiones nacionales por medio de la consulta popular, claro, como hizo con la consulta sobre la aplicación del “impuesto” al débito bancario y al lujo (que nos une-afecta a todos por igual: oligarcas, escuálidos y soberanos), así como de las 49 leyes que hoy hermanan al país (por cierto, ¿cuándo fue esa consulta?)
- Creo que además no le parece ético al presidente que la Iglesia haga públicas sus posiciones políticas. Por eso mandó a celebrar-usar una misa donde, justamente, se hiciera pública la posición del gobierno nacional en nombre de Jesús y María Santísima que, como es de esperar, son chavistas… ¿No se han leído la Biblia? “El que no está conmigo está contra mí”, Dios incluido.
- Al presidente le preocupa el destino de los sacerdotes amonestados por el Arzobispo. Como ayer dijo, le angustia que los expulsen de la Santa Institución por ejercer el derecho a la disidencia (yo pensaba que estaban celebrando una misa… detalles menores). Chávez no amonestaría a nadie por disidente jamás, por eso, cuando Alejandro Armas fue expulsado, le avisaron primero (por cierto, ¿alguien ha escuchado las opiniones del Comando Político de la Revolución?).
- Además, todo esto se resume en que el presidente quiere transmitirnos un mensaje de unidad. Creo que la oposición debería pensar bien en eso, dejar de marchar con “odio”, de marchar como los “traidores, contrarrevolucionarios, escuálidos y oligarcas” que son, y acogerse al mensaje que, sabia y amorosamente, nos enseña el presidente en sus sermones diarios, dominicales y fiestas de guardar.
La pregunta es: ¿fue una herejía el enfrentamiento de Chávez con la Iglesia? Definitivamente no. Tan sólo es un indicio más de que los caminos se tuercen: ahora resulta que la «jerarquía eclesiástica» es uno de los problemas de Venezuela, como si alguna vez el presidente hubiera logrado por su cuenta (por cuenta del gobierno) poner a funcionar tan sólo una docena de escuelas técnicas de capacitación para el trabajo, como soy testigo de que sí lo hacen algunas órdenes religiosas en este país.
No, no es una herejía, es el extremo de un continuo proceso de deslegitimación de cualquier institución que se precie de serlo (de lo que por cierto, ni las instituciones chavistas o del Estado -a secas- se salvan: véase la antiautónoma Asamblea Nacional, el Tribunal Supremo de Justicia, la desautorizada Policía Metropolitana, etc), porque ninguna institución puede ni debe, en el decálogo chavista, competir con el personalismo institucionalizado del último caudillo (?).
Definitivamente no, señores. La herejía no es la pelea contra la Iglesia, porque este es sólo un caso más entre tantos. Chávez tan sólo proyecta en el “otro” el crimen de su propia impotencia. Uso y abuso de la palabra: la única herejía es la paradoja.