El Dr.Boersner, la tercería y el golpismo
En un artículo en el vespertino TalCual (20-09-02), el
Dr. Demetrio Boersner —elegante y respetuosamente, por
cierto, como corresponde a un catedrático de su
estatura y a la lealtad que le merecen los afectos—
se refiere, y aún cuando no nombra a Petkoff, a un
editorial del (18-09-02) en el que éste recuerda la
fracasada huelga convocada en mayo de 1950 por algunos
sectores de la resistencia contra la dictadura de la
Junta presidida por Delgado Chalbaud. El motivo de
escribir sobre este tema, lo impulsan al menos tres
razones:
1) Aunque adverso al régimen, he registrado la
desestimada existencia de una tercería equidistante de
los polos radicalizados que no desea que el debate
venezolano termine en una guerra. 2) Por creer que no
hay una razón tan poderosa que pueda ser sustitutiva
para lograr que se imponga la paz. 3)El ciego
extremismo que persiste y da como inevitable una
confrontación que involucre a todo el país,
justamente por negarse los dos polos reconocimiento
mutuo, pero es evitable por haber en Venezuela
condiciones objetivas para que no estalle y nos
domine la violencia. Una de ellas, conexa a las
salidas electorales , es que la no belicosa
«tercería» es una realidad aunque se empeñen en
negarla. siendo probable que represente la mayor de
las minorías.
En cuanto al Dr. Boersner, pensamos, interpretó
erróneamente a Teodoro, pues del editorial no se
desprende por ninguna parte esa especie de
colaboracionismo que de acuerdo al profesor estaría
planteando Petkoff con el gobierno chavista, al
atribuirle, cuando éste se refiere a la abortada huelga
de 1950, la búsqueda de un entendimiento al estilo de
la que supuestamente propuso el ala moderada del
régimen de la Junta Militar encarnada por Delgado
Chalbaud al PCV, de no acompañar,como finalmente si
hizo, al sector ilegal de (AD) en la huelga
petrolera».
No hay motivos para la confusión; la médula del
editorial es la condena al foquismo golpista y a la
inmadurez que surge de sus acciones, que al faltarle
condiciones objetivas para triunfar, precipitan
acontecimientos indeseables como la represión y la
pérdida de una nada desdeñable legalidad, mas en el
caso de la huelga de 1950 afectó a todo el movimiento
popular, obligando a librar la lucha en la
clandestinidad, consolidando a la dictadura, lo que
conllevó a la oposición a una ruptura con la lucha de
masas.
En lo particular, juzgamos pertinente la moraleja que
deja entrever Teodoro en su editorial y que me parece
de mucha significación en las actuales circunstancias,
donde un nada disimulado golpismo irrumpe con fuerza y
amenaza en instalarse en la oposición, desechando
otras formas de combate que hacen prevaler la paz, que
se han perfilado como viables hacia la salida
electoral.
El inoportuno voluntarismo que mira hacia un golpe,
como ocurrió con el frustrado por la Junta Militar en
1950, puede terminar, aunque mucha gente no lo crea,
desatando la represión, perpetuando el poder de Chávez
y secuestrando indefinidamente la vigencia de la
democracia plural en Venezuela.