¿Chavismo fortaleció al bolívar?
Comportándose como si fuese el batboy (el miembro más fanático del equipo de pelota «los emeverristas»), el jefe del proceso, anunció desde el Táchira, la entrada en vigencia (excepto -por supuesto- para los comunistas chinos) de la «ley» orgánica de hidrocarburos. Allí, visiblemente excitado, alardeó además, de que había derrotado a los devaluacionistas (en su mente… el equipo de pelota rival), con una táctica monetaria que no usó el dinero de su propio bolsillo, sino el del pueblo venezolano -150 millones de dólares en un sólo día- para «obligar» al dólar yanqui a perder los nueve bolívares que había ganado hacía apenas tres días contra el bolívar. ¿Pero significó realmente esa acción un fortalecimiento del bolívar? ¿Se benefició Venezuela con esa operación de «fortalecimiento»?, veamos:
El origen del dinero
Cuando nuestros milenarios antepasados inventaron el dinero para ponerle fin al trueque con el objeto de facilitar el intercambio de mercaderías, sólo existían monedas acuñadas en metales preciosos. El dinero era físicamente valioso, no sólo un símbolo, como lo es el novísimo Euro cuyas monedas están hechas de acero recubierto de cobre. Posteriormente, al aparecer en la escena financiera el dinero de papel, cada billete bancario expedido al público debía obligatoriamente estar respaldado por una cantidad equivalente en lingotes de oro depositada en las bóvedas bancarias. Lo único que queda de esta segunda etapa evolutiva del dinero es la frase que aún aparece en cada billete venezolano: «pagaderos al portador en las oficinas del banco»; que es una promesa de pagar al portador -en oro- la cantidad impresa en el billete de papel.
Ese «patrón oro» desapareció, cuando los estudiosos se preguntaron ¿Sólo es valioso el oro? ¿Porqué no se puede respaldar a los billetes de banco con otra cosa? ¿Porqué el respaldo debe necesariamente estar dentro de las bóvedas bancarias?. Los estudiosos se imaginaban cofres llenos de piedras preciosas, almacenes atiborrados de pieles y maderas finas, tanques de petróleo, rebaños de ganado, frigoríficos atapuzados con toneladas de coporo y carite; contenedores navieros llenos de textiles, relojes, pinturas al óleo o de caucho; y en fin con cualquiera de las riquezas que produce el hombre usando su ingenio y su esfuerzo físico.
Al final del intenso debate académico generado por esas preguntas, se llegó a la conclusión de que el valor del signo monetario de un país es realmente respaldado por todos los bienes que ya posee -y más importante- por la CAPACIDAD REAL del país emisor de la moneda en cuestión, de producir riqueza; de producir más bienes y servicios con los recursos a su disposición.
Esos recursos son, una población saludable, hábil para el trabajo y entrenada en las artes y ciencias que se requieren para producir riqueza, unida a su ingenio creativo, a los recursos naturales a su disposición, y a las tecnologías e infraestructuras de servicio disponibles (carreteras, teléfonos, puertos y aeropuertos, sistemas de transporte, almacenamiento y procesamiento de productos, etc., etc.).
La vara medidora del dinero
El valor del nuevo patrón de respaldo del dinero de papel -y posteriormente de plástico y hasta electrónico- se mide con una vara llamada PIB (Producto Interno Bruto), que es la suma en bolívares, del valor de todos los bienes y servicios producidos en un determinado período de tiempo; valor que normalmente se reporta mensual, trimestral y anualmente. Y la «calidad» del recurso humano del país para producir esa riqueza, se mide con la vara llamada PIB-percápita y se le llama «productividad». Simplemente, se dividen los miles de millones de bolívares del PIB entre los millones de habitantes aptos para el trabajo (la fuerza laboral) arrojando un promedio de lo que produjo cada uno de esos habitantes en el período de tiempo escogido.
El valor de la moneda de un país frente a la de otro país
La paridad cambiaria (la equivalencia del valor de la moneda de un país frente al valor de la moneda de otro país) es determinada entonces comparando las productividades (PIBs-percápita) de los habitantes hábiles para el trabajo de los países en cuestión. Mientras más bienes y servicios produzca cada miembro de la fuerza laboral de un país, más valor tendrá su moneda; y mientras más personas formen parte de esa fuerza laboral (estén activas produciendo, ya sea desde su propio negocio o devengando un salario en un empleo productivo), más valor tendrá el signo monetario del país en cuestión. Lo contrario también es cierto. Mientras mayor sea la desocupación y el desempleo y mientras menor sea la productividad (el PIB-percápita) de los miembros de la fuerza laboral de un país, menor valor tendrá su signo monetario.
Por ello, cuando un país -en vez de producir más y mejor- restringe su producción para que ante la artificial escasez que crea con esa restricción, los desesperados compradores ofrezcan más y más dinero por los pocos productos disponibles, -aumenta artificialmente el valor del PIB- FALSIFICA el valor real de su moneda; e invita a los compradores, a buscarle substituto a los escasos productos cada vez más caros y/o intentar producirlos -en forma más barata- en otros países. La obvia consecuencia de esto, es una reducción en la demanda por los productos del país encarecedor y un aumento del desempleo en ese país; y en consecuencia una desvalorización de su moneda.
El ejemplo venezolano
¿Cómo puede valer más el bolívar si Venezuela produce menos petróleo al hacer acuerdos con sus socios de la OPEP?. Al reducir la producción petrolera, necesariamente debe reducirse el número de puestos de trabajo, ya que dejar de producir 170 mil barriles diarios de petróleo, se logra paralizando taladros y despidiendo a los obreros que los operan. ¿Cómo puede entonces fortalecerse el valor de la moneda venezolana si con esa estrategia no crece ni la producción (PIB) ni la productividad (PIB-percápita), sino el ocio y el desempleo?.
También se destruye el valor del bolívar cuando el país «regala» sus reservas en moneda extranjera
Cuando Venezuela «para fortalecer el bolívar» realiza un dumping de dólares (ofrece parte de sus reservas internacionales, a precios por debajo del valor de mercado), lo que está haciendo es FALSIFICAR la paridad cambiaria; FALSIFICAR el valor del bolívar frente al dólar, que como vimos arriba es determinado por la comparación entre productividades (los PIB-percápita). Eso sucedió el 31 de diciembre de 2001. El dólar abrió en el mercado monetario venezolano a Bs. 767, pero el Banco Central lo vendió a Bs. 758. Es decir, realizó un dumping monetario -vendió por debajo del costo de mercado- creando una paridad cambiaria artificial, una falsa apariencia de «fortalecimiento» del bolívar frente al dólar.
¿Cuáles consecuencias tiene el dumping monetario?
Dos de ellas son (a) trasladar los puestos de trabajo venezolanos al extranjero, y (b) fortalecer el valor real de la moneda extranjera. Al «fortalecer» el bolívar mediante un dumping monetario, se abaratan las importaciones. Los capitalistas venezolanos, pueden adquirir una mayor cantidad de dólares con menos bolívares, y con esos billetes verdes, adquirir una cantidad mayor de productos en el exterior. Esto provoca a su vez, una mayor demanda por los productos de las compañías extranjeras, las que para atender ese aumento en la demanda, incrementan sus volúmenes de producción, creando a su paso adicionales puestos de trabajo -en el extranjero-. Es decir, fortalecen el valor real de la moneda extranjera.
En Venezuela sucede el proceso inverso, al «fortalecer» el bolívar mediante un dumping de dólares, se encarecen las exportaciones. Los capitalistas extranjeros, reciben una menor cantidad de bolívares por los dólares que venden en el mercado venezolano y en consecuencia sólo pueden adquirir una menor cantidad de productos criollos. La consecuencia, es una caída en la demanda por nuestros productos, que las compañías venezolanas enfrentan reduciendo sus volúmenes de producción, destruyendo con ello, puestos de trabajo; y en consecuencia reduciendo el valor real de la moneda venezolana.
Otras consecuencias de «fortalecer» el bolívar mediante un dumping monetario, son (a) aumento del déficit fiscal (la cantidad de dinero que el gobierno deberá pedir prestado para poder cubrir los gastos previstos en el presupuesto nacional); (b) aumento de las tasas de interés bancario; (c) encarecimiento de los productos venezolanos; y (d) incremento de la inflación.
Si cada día Venezuela vende en el extranjero 2 millones 700 mil barriles de petróleo a 16 dólares por barril, éstos se transforman -a 767 bolívares por dólar- en un ingreso para el gobierno de 33 millardos 134 millones 400 mil bolívares. Pero al abaratarse el dólar a Bs. 758, los ingresos al fisco se reducen a 32 millardos 745 millones 600 mil bolívares; es decir, el país pierde diariamente, 338 millones 800 mil bolívares ó 141 millardos 912 millones de bolívares durante el año.
Esa pérdida debe cubrirla el gobierno, pidiendo prestado (emitiendo bonos de la deuda pública que compran los banqueros e inversionistas); es decir, aumentando la demanda de crédito lo que produce un aumento en las tasas de interés bancarias; que a su vez producen un aumento de los costos de producción de las empresas -que al ser trasladados a los precios al consumidor- aumenta la inflación.
¿Porqué entonces los chavistas han metido la pata monetaria tan grotescamente?
La respuesta es simple: Porque son comunistas.
Los chavistas -al igual que uno de sus ídolos, el Che Guevara- se creyeron todas las estupideces que escribió Carlos Marx sobre su «ecuación» Capital-Trabajo-Tierra, y su «teoría del valor». Para todos ellos, capital, ganancias, lucro e intereses privados, son palabras obscenas. Marx ; por ejemplo, escribió en el prefacio de la edición alemana de 1867 de su famoso trabajo Das Kapital (El Capital), lo siguiente:
«En el dominio de la Economía Política, la libre investigación científica se enfrenta no meramente a los mismos enemigos existentes en otros dominios. La peculiar naturaleza de las materias con que trabaja, resume como enemigos en el campo de batalla, a las más violentas, malvadas y malignas pasiones que alberga el ser humano: Las Furias de los Intereses Privados. La establecida Iglesia Británica; por ejemplo, perdonaría más rápidamente un ataque a 38 de sus 39 artículos que a un 39avo de sus ingresos».
Por tener el cerebro intoxicado con estupideces como la indicada en el párrafo anterior, es que los chavistas llamaron «especulación cambiaria» al anormal aumento en la demanda de dólares en los últimos días del mes de diciembre de 2001; pensando que ello sucedía «porque los capitalistas venezolanos quieren enriquecerse revalorizando los dólares que tienen depositados en el exterior».
Se rehúsan a reconocer que la extraordinaria demanda de dólares fue producida por la angustia de numerosos venezolanos quines SABIENDO -que más pronto que tarde- ocurrirá una debacle monetaria en Venezuela, intentaron proteger sus ahorros convirtiéndolos en dólares.
Y si usted amigo lector, aún no ha intentado -en legítima defensa- proteger sus ahorros de la estupidez económica chavista que sin ninguna duda conducirá a Venezuela -en el corto plazo- a una debacle económica, aún está a tiempo de hacerlo convirtiendo sus bolívares en dólares. No lo piense dos veces.