La oposición y la “salida”
En relación con la “salida” de la actual situación de ingobernabilidad, la oposición está dividida entre dos alternativas básicas y sus variantes, que a su vez están fundamentadas en dos lecturas diferentes de la realidad. La primera sería el camino de la “presión” a través de una intensa movilización de calle, acompañada por una huelga general y muy probablemente por alguna forma de acción militar, que conduciría a la renuncia de Chávez y a la posterior formación de un gobierno de transición “bendecido” por la Asamblea Nacional. Esta vía sería legitimada por el “peculiar” artículo 350 de la Constitución. Los que se orientan por este camino tienden a creer que el pasar del tiempo favorece al gobierno, a través de la paulatina desarticulación de la Fuerza Armada y el fortalecimiento de los círculos bolivarianos, destinados a controlar capilarmente la sociedad. Esta tesis tiende a enfatizar que el país no aguanta más la destrucción de su economía y por tanto es imprescindible actuar sin dilación. Los críticos de esta tesis recuerdan que se parece demasiado a una repetición planificada del 11 de abril, con la diferencia que el “enemigo” está avisado, por tanto los riesgos de un fracaso sangriento son elevados. En ese caso, Chávez saldría fortalecido militarmente con la previsible exclusión total de la Fuerza Armada de los sectores adversos al “proceso”. Si se tuviese éxito, en cambio, se correría el riesgo de transformar a Chavez en un nuevo Perón, el hombre del pueblo ilegítimamente removido por la oligarquía y los militares, se enfatizan también la posibilidad de una dictadura militar “gorila” y el rechazo de la comunidad internacional.
El camino institucional, en cambio, tiene dos variantes fundamentales: a) la judicial que implicaría el enjuiciamiento de Chávez por el Tribunal Supremo, esta variante parece haber perdido fuerza por las dificultades procesales y por la oscilante correlación de fuerzas en el Tribunal; b) la electoral, en cambio ha resurgido, por las declaraciones al respecto de relevantes personeros del chavismo, quienes parecen advertir la irrealidad de pensar gobernar el país por los cuatro años que quedarían del mandato, dada la insostenibilidad económica, social, política y militar de la actual situación. Las elecciones anticipadas serían producto de un acuerdo con el chavismo (o con su sector moderado) que implicaría una enmienda consensuada, recorte del mandato a cuatro años, la elección de un CNE respetable y un acuerdo mínimo de gobernabilidad, alrededor del ataque frontal a la pobreza y que prevea la posterior elección de un Poder Ciudadano y un Tribunal Supremo por consenso. Si el acuerdo con el chavismo no fuese posible, se debería acelerar la aprobación de la enmienda de la oposición. Los adherentes de esta tesis creen que la desastrosa gestión del gobierno debilita al régimen y que el tiempo invertido en la salida electoral es un costo menor en comparación con los costos y riesgos de la alternativa de la “presión”. Esta última quedaría, como una “ultima ratio”, en el caso el chavismo obstruyera ilegítimamente la salida electoral.