Oportunidades y esperanzas
En numerosas oportunidades hemos señalado que nuestro país a pesar de atravesar una de sus peores crisis en toda su larga historia, tiene esperanzas de que se produzcan los añorados cambios, y por sobre todo recuperemos la paz, la armonía, la certidumbre, como factores necesarios para que la sociedad y el país en su conjunto logren niveles de progreso y desarrollo humano, económico, cultural y demás.
De manera que si algún variable hay que destacar en el momento actual es precisamente el hecho de que los tiempos de crisis son también tiempos de oportunidades y de esperanzas para la sociedad, la economía, la región, la industria, la educación, la ciencia y la tecnología entre otros.
Nacionalmente merecemos un cambio que se traduzca en políticas públicas y gestiones más eficientes, programas tal vez menos pomposos y con más logros, urge recuperar la cordura, la transparencia y la honradez en la administración de los dineros públicos, cuestión que debe ser vista como una prioridad y objetivo en todas las administraciones y niveles (nacional – regional y municipal). La gente esta demandando cambios y naturalmente mejores y más dignos niveles de vida.
Es una verdadera lastima como el caudillo de turno (al igual que otros que lo antecedieron) ha desperdiciado un capital político, económico, humano y financiero que se traduce simplemente en más hambre, más miseria, menos soluciones habitacionales, menos ambulatorios y hospitales funcionando, más desempleo, menos productividad, más inflación e inseguridad ciudadana entre los indicadores que más sobresalen en la terrible gestión del presidente Chávez. Y para cerrar este panorama espeluznante encontramos dentro de los haberes del chavismo la reproducción del conflicto y la escisión de toda una sociedad a través de la acción nociva de una ideología trasversal, fascista, desfasada y reñida con nuestro credo y cultura democrática que lo único que ha logrado es lamentablemente dividirnos como venezolanos.
Sin embargo, como afirmamos anteriormente frente a este panorama desalentador debemos recurrir a nuestros hombres y mujeres, a nuestros valores y tradiciones, y naturalmente no desmayar en la búsqueda incesante de un verdadero cambio que nos devuelva la paz, la estabilidad y la cordura a los venezolanos, sumados en un todo, en un proyecto común de país y de sociedad que hoy lamentablemente esta ausente nacional y regionalmente por lo menos en lo que a Los Andes respecta.
La Ciudad de Los Caballeros (Mérida) debe dar ahora como lo dio en tiempos pasados el ejemplo de la senda que hay que recorrer. La única revolución que debe avanzar es la del trabajo sesudo, la que genere empleos y la creación y mantenimientos de toda la infraestructura, que se plantee más escuelas funcionando, más ambulatorios operativos, más micro créditos, menos corrupción y comisiones, mejores funcionarios públicos, sólo así podremos salir del atolladero en el que estamos sumidos los merideños y venezolanos en general.
Nuestro hermoso Estado merece ser gobernado por gente con visión, menos amañada, verdaderamente comprometida no con un determinado grupo o ideología en particular, sino con un sólido proyecto que se traduzca en un crecimiento de nuestra economía, empresas, nuestro turismo y naturalmente de nuestro mal tratado pueblo.
Encontramos en las primeras de cambio un cierto consenso en primer lugar en la necesidad de generar un cambio en el gobierno actual tanto nacional como regionalmente, en segundo lugar y consecuentemente, estamos convencidos que Mérida y los merideños (e igualmente en otras regiones) no podemos seguir gravitando en esquemas ineficientes y desorbitados que antes como ahora, se han mostrado incapaces de llevar a cabo un programa y gestión mínima de gobierno que desemboque en estimular el desarrollo, generar progreso y crecimiento del Estado y de los diversos sectores y naturalmente de pueblo merideño.
En segundo lugar demandamos reinsertar a Mérida en los rieles del desarrollo, de la productividad, la excelencia, la honestidad y la eficiencia, lo cual sólo es posible a través de la competencia, la experiencia, el talento y el compromiso, cuestiones estas que en la región parecieran ser hoy en día avales muy escasos. Un líder indiscutible con una tremenda experiencia y con la mejor gestión en la historia de Mérida ha sido sin lugar a dudas Jesús Rondón Nucete, su candidatura como independiente esta tomando mucho cuerpo, sus credenciales lo avalan como gobernante, y además, parece que tendrá el apoyo de todo el socialcristianismo merideño y demás grupos políticos. La decisión final es de todos los merideños. Veremos …
(*) Politólogo – Magíster en Ciencia Política E-mail: [email protected]