Opinión Nacional

Chavismo manipula sagazmente a los medios

Casi todos los medios de comunicación social (venezolanos y extrajeros) llamaron a la nueva masacre de inocentes ocurrida en el Paseo Los Ilustres de Caracas, el viernes 3 de enero de 2003, un «enfrentamiento» entre opositores y partidarios de Hugo Chávez. Pero eso no fue ni remotamente lo que ocurrió. FUE UNA EMBOSCADA GUERRILLERA con fines mediáticos.

Lo mismo ocurrió al siguiente día, cuando el sábado 4, una turba chavista que se encontraba asistiendo al acto velatorio de las dos personas fallecidas por heridas de bala en la Masacre de Los Ilustres, salió de la Funeraria Vallés de la urbanización Los Jabillos de Caracas, hasta el Distrito Policial de la PM, ubicado a unos pocos metros del lugar y atacó a balazos la sede policial, para después declararle a los periodistas de MVR-TV (Venezolana de Televisión) «Que la Policía Metropolitana» sin ninguna razón, le había lanzado bombas lacrimógenas a los asistentes al velorio.

Es una vieja treta castrista, como nos lo relata Jon Lee Anderson ((%=Link(«http://www.wkonline.com/a/Che_Guevara_A_Revolutionary_Life_0802135587.htm»,»Che Guevara, A Revolutionary Life»)%)
,
Grove Press , New York, 1997, pág. 236):

«El corresponsal jefe del The New York Times, Herbert Matthews, un veterano de prensa de la Guerra Civil Española, de la campaña de Mussolini en Abisinia y de la Segunda Guerra Mundial, llegó al campamento temprano en la mañana del 17 de febrero [de 1958]. El Che no estuvo presente en la entrevista de tres horas con
Fidel, pero Fidel lo informó después de los detalles, y en su diario, el Che anotó los puntos de mayor significado para él: Fidel se había quejado de la ayuda militar prestada a Batista por los Estados Unidos; y cuando Matthews e había preguntado si él era anti-imperialista, Fidel había respondido cuidadosamente, que él lo era, si eso significaba un deseo de librar a su país de sus cadenas económicas. Esto no implicaba, se apresuró Fidel en añadir, que él sintiese odio por los Estados Unidos o su pueblo. El gringo [Matthews], le dijo Fidel al Che, se mostró amigable y no hizo ninguna pregunta capciosa. Sin embargo, Fidel había montado algunos trucos de su propia invención, al pre-arreglar que uno de sus combatientes entrase de repente al lugar de la entrevista,
bañado en sudor, portando «un mensaje de la Segunda Columna». Fidel esperaba hacer creer a Matthews que el tenía una gran cantidad de combatientes, cuando de hecho, su ejército rebelde en ese momento, eran menos de veinte hombres armados».

La locura que la violencia chavista está desatando en Venezuela, tiene un clarísimo objetivo mediático: sacar de las pantallas de televisión (de Venezuela y del Mundo) y de las primeras planas de los periódicos, las gigantescas multitudes de ciudadanos civiles, pacíficos y desarmados; pero que con mucha determinación y
coraje, exigen la renuncia de Chávez y la convocatoria inmediata a elecciones.

Nos guste o no, toda la información que los pueblos del mundo tienen sobre Venezuela, la adquieren de los escasos minutos —y a veces segundos— que los noticieros le dedican a lo que ocurre en nuestro país. Y lo que están viendo, leyendo y escuchando, es la versión chavista.

Los comunistas, que en su fantasía, aún creen que podrán someter a su medieval mentalidad y voluntad a la inmensísima mayoría del BRAVO PUEBLO de Venezuela que se les opone, literalmente hablando, por toda la calle del medio, saben muy bien que a los periodistas de cualquier medio (nacional o extranjero) les resultará imposible mantener concentrados los lentes de sus cámaras de video o de fotografía, sus micrófonos y su dedicada atención, en los ríos de gente que recorren las calles y avenidas de Caracas, Maracaibo, Valencia, Barquisimeto, Maracay, San Cristóbal, Puerto La Cruz, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Maturín, San Fernando de Apure, Barinas; y muchas otras ciudades y pueblos de nuestro país, si en algún pequeño sector de esas
multitudes, se encuentra un minúsculo grupo chavista atacando a balazos, pedradas y botellazos, a la multitud.

Las primeras planas de los medios, y los noticieros estelares de televisión (de Venezuela y el mundo), ya
no muestran a las gigantescas manifestaciones, sino al pequeño grupo de chavistas asalariados —y armados—
que atacan a los manifestantes demócratas. Las turbas chavistas hacen eso, para mantener la impresión de que
el gobierno de Chávez controla a una inmensa fuerza capaz de contener a las gigantescas multitudes de
ciudadanos demócratas que se les oponen.

¿Cuántos policías militares integraban la barrera colocada a la entrada de la Avenida Los Ilustres? ¿15? ¿20?.

¿Cuántos guardias nacionales —a pie o en motocicletas— estaban allí? ¿40? ¿60?.

¿Cuántos chavistas de los círculos del terror se mantuvieron en el lugar lanzando fuegos artificiales, piedras, botellas y balazos contra la multitud? ¿100? ¿300?.

Finalmente: ¿Cuál es la proporción entre esos MUY PEQUEÑOS GRUPOS CHAVISTAS y las DECENAS –Y QUIZAS CENTENARES- DE MILES de manifestantes demócratas que desde diversos puntos de Caracas, marcharon hacia la avenida Los Ilustres, para protestar por la dictatorial detención del General de División Carlos
Alfonso Martínez, exigir la renuncia de Chávez y la convocatoria inmediata a elecciones?.

¡NI UN PASO ATRAS!, el chavismo es totalmente VIRTUAL y no podrá con la inmensa mayoría demócrata. Hay que RADICALIZAR la oposición, mediante la DESOBEDIENCIA TRIBUTARIA.

Los medios y periodistas, deberían ingeniar formas para salirse de la trampa chavista que he descrito.

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