La Brujería, o la política por otros medios
La inmensa incertidumbre que nos rodea sobre nuestro
presente y nuestro futuro, generada ,desde luego, por
estar sometido el país al afán inmoral de Hugo Chávez
de aferrarse al poder con prescindencia absoluta de
los costos y consecuencias trágicas que se vienen
desprendiendo de su acción, ha incitado la práctica
entre nosotros de diversas fórmulas que pertenecen más
al dominio de lo mágico, esotérico y metafísico que al
campo que distingue las especificidades y límites
constitutivos de lo político.
La presencia en los medios de modo estelar en las
últimas semanas de astrólogos, cartománticos, maestros
ocultistas y brujos de toda laya, muestra a las
claras, que el problema Chávez y su inaudita
permanencia aún en el poder, ya no se plantea como un
asunto humano, sino materia que debe ser puesta en las
manos para ser tratada y gerenciada por aquellos que
han dedicado sus vidas a develar los misterios del
universo, por poseer ellos también el don y las
herramientas apropiadas para leer y transformar las
fascinantes y no menos tenebrosas barreras que nos
separan de lo desconocido.
Para estos gurús de lo sobrenatural, el terreno de la
predicción es ahora el más demandado, dabatiéndose en
lo fundamental a si Chávez cae y las fechas probables
de ese desenlace.
La curiosa dinámica que vivimos, unido al desacierto
en sus pronósticos de internacionalistas, abogados y
analistas políticos los ha devaluado hasta tal punto,
que no está lejos el instante ni tendríamos porque
extrañarnos, que los programas de opinión sean
conducidos, ya no por Napoleón, Mingo o Marta
Colomina, sino por Hermes, la Azzi y Mireya Delgado,
estos por sólo nombrar tres de nuestros más cotizados
numerólogos y adivinadores. Dicho en otras palabras,
en la Venezuela del presente ciñéndonos a las
enseñanzas de Clausewitz,» la brujería se ha
convertido en la continuación de la política por otros
medios».
Por supuesto, que esta superchería que viene avanzando
con fuerza, no se ha apoderado en forma exclusiva del
movimiento democrático opositor, ni se contrae
únicamente en la suerte para que Chávez salga del
poder, sino que existen testimonios que dan evidencia
que al Presidente lo acompañan muy cerca poderosos
magos del ocultismo que pujan con sus «trabajos» la
contra para que se quede. Para los creyentes de esta
grotesca guerra de predicciones entre brujos a la que
empieza atender una parte importante del país, la
«magia negra» que sostiene a Chávez, ha sido la razón
de que haya desafiado favorablemente hasta el momento
los demoledores factores que le son adversos y que
hace tiempo debían haberlo borrado de nuestras vidas .
Lo que reviste esta especie de lucha shamánica-
también entre dos bandos-, que no ha explotado todavía
en toda su magnitud pero que promete hacerlo pronto,
exhibe el grado de degradación y de incultura propio
del estado regresión histórica que ha significado
Chávez y el Chavismo, y que de muchas maneras es una
expresión del militarismo caudillista que representa.
Es comprensible que estando esta situación en
desarrollo, no atinemos a evaluar sus actuales y
potenciales daños como el grado y nivel de sus
alcances.
En Venezuela teníamos ya suficientes dosis de
irracionalidad como para ahora impregnarla de «magia».
Nada le conviene menos al país ni al gigantesco
movimiento opositor, que caer en esa estúpida y no
menos frívola trampa de los conjuros y las
predicciones. Chávez se dio el tupé de burlarse y
reirse de sus enemigos por un supuesto rito de un
animal muerto que amaneció en las puertas de
Miraflores.
Puede ser parte de sus sistemáticas mentiras,pero en
todo caso, su conducta responde, al conocimiento que
tiene de que le vienen haciendo brujerías y no dudó en
mofarse de ellas, mofa que blande una falsa
fortaleza,pero si los síntomas de debilidad del
adversario.
Ni Chávez va a sobrevivir por las pócimas,profecías o
conjuros de sus sacerdotisos «bolivarianos» , ni la
democracia va a triunfar ayudada por las predicciones
del horóscopo y la posición favorable de los astros;
solo la sabiduría y el coraje de los ciudadanos,
establecerá la diferencia entre esta lucha que sin
eufemismo está seriamente planteada entre la barbarie
y la libertad.