Unidad, unidad, solo la unidad permitirá el triunfo
En estos momentos en los que la república está atravesando por una fase de un combate desigual, entre un Estado todopoderoso y una oposición que lucha sin armas para preservar los principios fundamentales de la democracia y evitar la consolidación de una forma de gobierno decididamente autoritaria, es más que nunca necesario deponer los intereses particulares y legítimos de cada una de las organizaciones que integran ese heterogéneo conglomerado que constituye la base de sustentación de la oposición democrática.
Es hora de que entendamos que para triunfar se requiere unidad de mando, que solo puede haber objetivos concretos, como lo son impedir que se aprueben los proyectos de leyes que cercenen las libertades fundamentales de los ciudadanos, y unir voluntades para designar el CNE, sin el cual no podremos celebrar el Referéndum Revocatorio, que es nuestra batalla esencial.
El problema de las candidaturas presidenciales, que por supuesto, solo existirán si triunfa el Sí en el referéndum revocatorio no puede convertirse en un factor de desunión entre los diversos miembros de la oposición. La única manera de soslayar esta trampa es un acuerdo previo de la oposición en el que se designe a una persona ,que no pertenezca a los principales partidos políticos de la oposición para que asuma, en el caso de triunfar en las elecciones posteriores al revocatorio, la Presidencia de la República por los dos años que quedan para concluir el período presidencial que culminará en el 2006. Esta persona no podrá presentarse a las elecciones generales que se celebrarán al concluir esta etapa de transición democrática. Pero, para asegurar que ese lapso sea fructífero, se requerirá que participen en ese gobierno provisional los principales dirigentes de la oposición, aquellos dirigentes que tengan mayor experiencia y prestigio, sin tomar en consideración a cuál partido político pertenecieron. Por supuesto que eso implicará también una presencia significativa de las fuerzas armadas en la reconducción del país.
Hay que estar consciente que lo que le tocará asumir a ese nuevo gobierno no será fácil, el estado de postración de la economía y el desmoronamiento de las principales instituciones del país, unidos a un estado de pauperización galopante, llevará a que las medidas curativas serán particularmente dolorosas y difíciles de implementar, por lo que se requerirá la unidad de todos los hombres y mujeres de buena voluntad y la conciencia de que se imponen sacrificios que nos afectarán a todos, pero que permitirán, si estos se hacen con un sentido realista, ver la luz al final del túnel.
Venezuela tiene todo para salir de esta crisis. Tiene el talento humano necesario, ha aprendido a través de estos años lo que significa sacrificar lo superfluo para concentrarse en lo esencial y, por encima de todo, tiene un inmenso deseo de vivir en paz y en libertad. Así pues, caminemos juntos hacia la meta de recuperar a Venezuela para que nuestros hijos y nietos puedan tener un país digno de sus esperanzas.
Si eso es lo que queremos, debemos seguir luchando unidos en la calle, para poder salvar la libertad.