¿Afecta deciros verdades?pequeños ajustes de cuentas para enderezar la carga
Una espesa baba de confusiones enmaraña la necesaria y transparente
discusión, sobre porqué estamos donde estamos en la lucha contra el régimen
castrista del alumbrado. Y mientras no se ponga orden en el zafarrancho de
opiniones encontradas, sobre el que y como haremos para salir de este
paquete, la eficacia de nuestras acciones será minimizada, como en
desastrosas ocasiones anteriores.
NO estoy abogando por el pensamiento homogéneo. Es en medio de discusiones
y confusiones parecidas, que todas las sociedades, en escenarios y tiempo,
infinitamente variados, encuentran el norte para ganar o el foso para
hundirse aún más. Y como supondrán, estamos obligados a buscar el camino de
salida y no el atajo del laberinto, que nos devuelve siempre a cero.
Lo primero es espantar el fantasma de no decirnos verdades porque eso y que
favorece al gobierno. He allí el primero de una serie de errores que todos
cometemos al inhibirnos de la crítica oportuna, por lo de no llevar agua al
molino gubernamental. Admitamos que esto en general es cierto, pero también
lo es que nos lleva el diablo si nos limitamos a aplaudir la opinión
«oficial» de la oposición.
No quisiera que se hicieran la idea de que hoy amanecí con la bragueta para
atrás, por decir verdades amargas. Pero es que llegué a la conclusión que
hay demasiado pescueceo opositor y llegó la hora de contar cañones civiles
y sólo pueden participar los que hablen a nombre de gente organizada y
constante. Además quiero insistir sobre el eterno problema de la
credibilidad de los líderes. No puede ser que a los más cortesanos frente
al régimen, apenas ayer, hoy se les ofrezcan las más enaltecidas tribunas,
como si no hubieran quebrado un plato.
Que nadie se engañe, los tres años de sobrevida que tiene el gobierno del
amansaburros en la presidencia, se deben a colosales errores políticos de
los «dirigentes» de la oposición. Y como no juego sucio admito, que de
todas formas el gobierno tenía todavía el apoyo suficiente para patalear en
cada caso. Pero estaría, de no haberla embarrado la oposición, en
condiciones aún peores o ya expulsado.
Por ahí anda uno, desacreditando a los gordos, que sin dejar de ser un
dechado de educación y bonhomía, retuerce el derecho para evitar plantear
el golpe directamente, de la misma manera que lo retorció para atapuzarnos
esa Constitución que legitimó el régimen de cuatreros a nombre del «Juris
exorbitantis» del siglo doce, que en criollo quiere decir que cuando uno se
alza o tiene una mayoría fabricada por INDRA de 97% a 3%, como fue nuestro
caso, puede poner lo que le da la gana en una constitución.
Por allí anda y escribe, en zafarrancho de combate opositor y lanzada
también de candidata, quien ungió al tarambana para que se despachara su
Constituyente y todas sus tramoyas «supraconstitucionales».
Todavía la recuerdo, en vivo y en directo, abandonando
jaquetonamente la Sesión Solemne, del Congreso Nacional, el 5 de Julio de
1999, protestando por «el irrespeto» a la alta magistratura del
Presidente, es decir por no aguantarle la lengua a Jorge Olavarría que
cantaba las verdades, sobre el plan despótico del impávido fanfarrón
presuntuoso de Sabaneta, que sentado a su lado, haciéndose el sordo, leía
displicente su Oráculo del Guerrero, meses después abandonado como lectura
única, por marisquera pública de su autor.
Por allá anda otro candidato que logró el milagro de que el Coronel Dávila
y el oficialismo, que representaban sólo el 20% del reventado Congreso del
99, obtuvieran la Presidencia y el control de ese Poder Legislativo para,
en compañía de un imberbe mandadero de Dávila en Diputados, ponerlo de
rodillas ante la revolución de los pillastres zamoranos, cultores del
asesino y cuatrero Maisanta y su más perlífero vástago, el sayón de
Sabaneta.
Aún recuerdo el tarugo de sapo muerto en la garganta por avalar ese
despropósito histórico, aunque solo lo aguanté pocas semanas antes de
vomitar y renunciarle a la Jefatura de su Fracción Parlamentaria, a su
partido y a la propia diputación para irme a la campaña de candidato a la
Constituyente y aprovechar de no votar la primera Ley Habilitante
alcahueta. Pero el tercio si reincidió al darle al régimen, por dos años
más todavía, directivas conchupantes en la Asamblea. Permítaseme
reivindicar a los pocos copeyanos que querían alzarse contra el negocio de
Donald y a la fracción adeca, entera, que hizo lo imposible por evitarle a
Venezuela ese incalificable traspié inicial de una oposición anestesiada
por la boa presidente.
Por acullá, hay otro nóbel pretendiente al solio de Miraflores, un tanto
venido a menos, que se repartió con Miquilena el control del CNE de Junio
2001 y obtuvo, con la Presidencia para el señor Peña Vigas, gratificaciones
importantes, además de sacarle las castañas del fuego al régimen, en
debacle por el fiasco del 28-28, y la ñapa por hacer fraude con INDRA para
liquidar a varios gobernadores de AD.
No duró todo lo que querían los cultores de ese tórrido romance entre los
lechuguinos refinados y los hoscos patibularios y zarandajos del MVR.
Carmona los metió en el paquete del que todavía no logran zafarse, pese a
mil maniobras sutiles para hacerse perdonar. Y como los ayudan. y los
mozalbetes nada que dan la talla.
Otro candidato y gran prócer, mas disimulado antes y ahora como el
primigenio, adineradamente endiosado, realizó la primera gran manifestación
de oposición a favor del gobierno, pues fue recibida por Miqui y era contra
el COPP. Es decir el responsable del desmadre hamponil no era el gobierno
sino la aplicación desordenada de una ley para noruegos que inventaron unos
venezolanos bien intencionados que quisieron coexistir con el malandraje
desaforado.
No se pierdan recordar el protagonismo hipertelevisado de un General que
salió de ocupar los más altos cargos oficiales, para tutelar para Chávez la
economía nacional por tres años, y al descarburarlo fue a parar
gesticulante a Chuao, gritando: ¡FUERA, FUERA! Vergación, como dicen los
maracuchos, así cualquiera.
Y que me dicen de otro General que a escasas 24 horas de gobierno del
Belcebú resolvió hacer- o tolerar que es lo mismo tratándose del máximo en
la jerarquía- un desfile en conmemoración del tenebroso 4 de febrero para
humillar a todas las FFAA y en honor a Fidel. No recordamos acaso que
consolidó el poder del atronado en las FFAA y cumplida esa sabia misión fue
designado embajador en la apetitosa España, de donde volvió hace poco, NOS
SALVAMOS, en plan de gran opositor.
La memoria amigos, la memoria nos hará, de verdad, libres. ¿ Recuerden
cual general Jefe de la Escuela Militar, en plan jalamecate, entregó a
Chávez su FN-30 con el que aprendió a disparar en sus tiempos de cadete?.
Así sin anestesia también decretó por su cuenta un Paro Nacional
indefinido, usurpando sentimientos colectivos para subordinarlos a su
caprichoso liderazgo. ¿Y saben quien nombró al leviatán barinés Profesor
de Ética, si de Ética, precisamente de ese instituto militar, para escarnio
de la digna oficialidad castrense de este país?
¿Les parece si sigo la lista? A veces la vida te da sorpresas como a
pedro navaja. Del acto infame de los chavistas, de grabar y publicar
conversaciones privadas con equipos sofisticados comprados por la Disip o
el DIM con nuestros reales, fue inevitable enterarse como un famoso
entrevistador estrella odia más a los Adecos que a Chávez y reparte
imprecaciones y sentencias fascistas, para vergüenza de quienes estamos en
la oposición con una visión democrática. Que lo dijera en privado no nos
afecta, y los canallas y sicarios pueden celebrar que lo pillaron fuera de
base, pero lo preocupante es que una persona de tales concepciones tuviera
tanto poder comunicacional.
Pero también como que odia a muchos otros, porque el hombrón no recata su
lengua ni para hablar con su madre. Yo lo sufrí, un día de octubre de 1998
cuando en compañía de dos -ahora también bulliciosos antichavistas-
denostaban en trío contra la supuesta idiotez de oponerse a la genial idea
de convocar una Constituyente que reventara el «podrido» régimen anterior.
Lo tragicómico es que hablaban tres conspicuos representantes de los
famosos cuarenta años, a los que le celebraban su muerte anticipada de la
mano con Chávez.
Exigí de cierta manera un derecho a réplica como interfecto, y el
grandulón después de tratarme con descarada y displicente mala educación, y
luego de leer los títulos hasta de una revista Avícola y Porcina que le
enviaron, se dignó escucharme 10 minutos, y como no le gustó lo que le dije
a él y de sus dos invitados de la víspera y futuros miembros de la solemne
comisión presidencial constituyente, sobre la estupidez histórica de
convocarla, no me volvió a invitar en los casi cinco años siguientes que
duró su diario protagonismo que terminó hace poco. No puedo evitarme
recordar aquella sabia sentencia «la venganza es un plato que se come
frío». Aunque sean otros los que nos venguen.
¿Quién puede todavía negar que la torta que se puso en abril del 2002 siga
sin reconocerse por muchos de sus protagonistas, que sencillamente fueron
reciclados con nuevos afeites? Lo usual es ver como se pelotean la
responsabilidad para evitar el raye de que su aprendizaje de dirigentes y
de jefes, nos cuesta seguir aún padeciendo a este gato volador en la
presidencia. Pero la tapa del frasco, habiéndonos recuperado tras seis
penosos meses del desaguisado de abril, es calcular en octubre del 2002, en
la plenitud de nuestras fuerzas movilizadas por millones en la calle, como
autosuicidarnos como dijera el otro.
Pero perdonen mis lectores, hoy no puedo tratar las descomunales
posibilidades que tuvimos para derrotar al gran malandro, en el último
trimestre del 2002, y como «los dirigentes» convirtieron en cenizas las
fuerzas de ese portentoso movimiento. Felizmente por solo ocho meses porque
en septiembre revienta de nuevo la sampablera.
Les debo un artículo sobre el desastre de Octubre-diciembre-enero. Y me
evito por hoy rozar las heridas aún abiertas, sin los cuidados que aconseja
tratar de NO despachar, en solo frases, lo que aún se discute para salir
del hoyo en que nos metimos. Unos mas otros menos.
Y además me sigue asaltando la duda sobre si ¿NOS AFECTA DECIRNOS
VERDADES? Y me digo.creo que no. Por lo menos cuando no nos anima la
maledicencia y empezamos por admitir nuestros propios errores. Porque al
fin y al cabo a Chávez lo derrotaremos entre todos. Porque todos somos
iguales en el terreno opositor. Aunque unos somos más iguales que otros.