El declive democrático en Venezuela 1998-2015
Antecedentes:
Los problemas estructurales que han llevado y producido la crisis y déficits de la democracia en Venezuela están incubados en la década de los noventa en el siglo XX y reproducidos posteriormente, muchos persisten en el país e incluso se han profundizado con la llegada y gobierno del presidente Chávez y posteriormente Nicolás Maduro, entre ellos, desigualdad social, fragilidad de los partidos y del sistema de partidos, pobreza, inflación, desempleo, precariedad del Estado de derecho, riesgo país, estancamiento y una manifiesta incapacidad por parte del Estado venezolano de cumplir con sus objetivos fundamentales, incluyendo aspectos transcendentales como la observancia de la Constitución como norma suprema y vigencia del Estado de derecho.
Venezuela lamentablemente acusa posterior al fallecimiento del presidente Chávez 5 marzo 2013 (fecha oficial), y la transición y posterior elección con el presidente Nicolás Maduro 2013 un proceso sostenido plagado de distorsiones económicas, devaluaciones, expropiaciones de tierras y empresas, estatizaciones, dependencia de las importaciones, controles de precios, controles cambiarios, escasez de los productos básicos de primera necesidad, inseguridad, violencia, aspectos estos que potenciaron y dispararon una protesta que se inició en los primeros días del mes de febrero 2014 hasta finales de junio del mismo año en algunos estados del país, básicamente por parte de estudiantes universitarios y que se proyectó como una protesta nacional donde intervienen productores, amas de casa, padres de familia, estudiantes, líderes comunales, con paralización de actividades, paros universitarios, tomas cívicas, volanteos, cierres de calles, barricadas, marchas multitudinarias, la detención de líderes de la oposición venezolana, detención y destitución de alcaldes, parlamentarios, aunado a la represión de la población por parte de los cuerpos de seguridad del Estado, entre ellos la policía nacional, la guardia nacional, aunado a la presencia de colectivos armados o irregulares armados con un saldo de 2177 detenciones, 1764 juicios abiertos, 40 muertos, 70 casos de tortura y demás.
La promesa del cambio en 1998:
No hay la menor duda que el año 1998 marcará un hito histórico y político en la historiografía venezolana. Pudiésemos hablar de un parte aguas en el sentido en que el sistema político experimentará un proceso de mutación y transformación en cuanto a sus actores, al modelo político y posteriormente incluso la promulgación de una nueva Constitución.
Por consiguiente, para la ciencia política, la historia, el derecho y demás disciplinas, el proceso de cambio iniciado con la elección del presidente Chávez en diciembre de 1998 representará enormes desafíos, repetimos por la envergadura de las dinámicas y de los cambios, no es sólo el acentuado declive de los actores tradicionales en Venezuela, sino además, la emergencia de nuevos actores, códigos, pautas de acción política, y hasta un nuevo marco jurídico y político en 1999 en la Constitución Bolivariana de Venezuela.
De tal manera que el país inicio en 1998 una nueva etapa o periodo. Opiniones encontradas hay entre quienes señalan que se buscó profundizar a la democracia haciéndola participativa y protagónica, y quienes argumentan con elementos de peso que la democracia en términos institucionales, procedimentales, incluyendo la propia infraestructura empresarial, capacidad productiva, andamiaje jurídico ha retrocedido significativamente junto a un deterioro del proceso de descentralización político administrativa y del avance de las regiones fortaleciendo nuevamente el centralismo característico de décadas anteriores.
La gran paradoja que registramos en Venezuela estriba en que es el propio Estado y el Gobierno del Presidente Chávez el propulsor de una serie de Derechos incorporados y consagrados en la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, y en ese mismo orden de ideas, es el Estado venezolano y el Gobierno de Chávez el primero en irrespetar el régimen de derechos humanos y libertades desde el momento en que los mismos han sido menoscabados de forma reiterada en estos últimos años.
Del dicho al trecho hay mucho trecho:
Los venezolanos hemos podido constatar como el actual gobierno ha venido acelerando un proceso de sustracción de valores, prerrogativas, poderes constituidos, competencias, espacios y demás, con daños relevantes en términos de institucionalidad, Estado de derecho y calidad de democracia. Esos daños se derivan cuando el gobierno aprueba instrumentos jurídicos, leyes, decretos y fundamentalmente acciones que se apartan de la letra y espíritu de la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, se invade, confisca, expropia y demás a la propiedad e iniciativa privada, sin justificación y desconociendo el debido proceso, estas directrices y acciones no tienen soportes técnicos y jurídicos sino estrictamente político e ideológicos, no sólo no figuran ni aparecen amparadas en la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, sino además constituyen el más nefasto precedente de desconocimiento de derechos, libertades y garantías constitucionales.
Los venezolanos estamos presenciando el deterioro paulatino y sostenido del régimen de libertades contemplado en la Constitución de 1999, aunado a ello, registramos una régimen que persigue, criminaliza a quien piense distinto, la autonomía de los poderes es algo meramente formal, no se observa ni se respeta la Constitución como Ley Suprema, y se vulnera la propiedad privada, que es de acuerdo a las Declaraciones Universales de Derechos, Pactos Internacionales, la propia Constitución, y el criterio de autores como John Locke según el cual uno de los principios transcendentales del hombre, junto a la vida, la libertad e igualdad es precisamente la propiedad privada.
Carlos Blanco es un estudio de hace algunos años de forma preclara haciendo una síntesis apretada de los aspectos más emblemáticos de la revolución destacan:
- Control de las ramas del poder público: produciéndose una alineación de los cinco poderes públicos al servicio de la revolución;
- Militarismo: el régimen muestra como nunca antes una exagerada presencia de oficiales de las fuerzas armadas nacionales ya sea en condición de actividad o de retiro, en toda la administración pública, cancillería y demás cargos;
- Caudillismo: como valor social, como expresión basada en el culto a la personalidad y al líder;
- Centralismo: no sólo se ha promovido una redistribución del poder sino una concentración del mismo tanto en lo institucional, lo financiero (situados) como en lo territorial en manos del poder ejecutivo relegando poderes y autoridades locales;
Declive y precariedad institucional:
Si tuviésemos que caracterizar la última década diremos que el sistema político venezolano mostrará entre otros rasgos: la supeditación de la Fuerza Armada más que al país a un proyecto político especifico, la promoción de una educación ideologizada, la participación popular subordinada a los designios del Ejecutivo, la ampliación de la cobertura comunicacional estatizada en radio prensa y televisión, la concentración del poder central a partir del manejo casi absoluto y discrecional de los recursos financieros públicos en detrimento del proceso de descentralización y, finalmente, el despliegue de mayores esfuerzos por controlar el aparato económico nacional y hacerlo más dependiente del Estado a través de la promulgación de diversas leyes y decretos.
Dentro de los rasgos visibles según Duque Corredor (2006) del Estado Inconstitucional destacan:
1.- Desconocimiento reiterado y general de libertades y derechos esenciales por los poderes públicos;
2.- La adopción de prácticas constitucionales por dichos poderes;
3.- La omisión de los órganos competentes en materia de defensa de derechos constitucionales de adoptar las medidas correctivas de las violaciones de estos derechos;
4.- El mantenimiento de ordenamientos transitorios o provisionales en materias fundamentales, como el de la autonomía e independencia del poder judicial y su régimen disciplinario;
5.- El activismo judicial;
6.- La provisionalidad de los jueces;
7.- El funcionamiento deficiente y el poco desempeño de los organismos judiciales y de defensoría de protección de los derechos fundamentales;
8.- El ejercicio de la delegación legislativa ilimitada por el poder ejecutivo;
9.- La impunidad de delitos de corrupción y contra los derechos humanos;
10.- La sustitución de los mecanismos de reforma constitucional y del poder constituyente, entre otros, por la justicia constitucional
En lo que a Venezuela refiere está demostrado el choque y confrontación entre la llamada cuarta república (1958-1998) y la quinta república (1998-2015), entre un orden tradicional sustentado en instituciones y fundamentalmente partidos políticos y la emergencia de un nuevo orden informal, mítico, personalista y plebiscitario que encabezado por el liderazgo de Chávez persigue no sólo detentar el poder, sino además, la generación y construcción de vínculos e identidades en medio de un clima de polarización política y que tras el fallecimiento del presidente Chávez intenta ser enarbolado con la figura de Nicolás Maduro.
Militarismo rentismo y crisis económica:
La presencia militar ha sido un rasgo definitorio que revela no sólo la propensión del régimen de militarizar lo civil, sino además, la ausencia y no creencia en partidos políticos como entes de mediación, canalización, representación y ejercicio de poder, y de instituciones diversas que cumplen labores de control como el parlamento, cámaras, y otros en su lugar emerge una lógica y dinámica que privilegia lo militar en menoscabo de lo civil paradójicamente en pleno siglo XXI. De tal manera que el crecimiento sostenido del estamento militar y la ocupación de espacios netamente pertenecientes al ámbito civil ocurre en detrimento de la democracia, de la Constitución en algunos casos y claro esta de la ciudadanía.
No hay dudas que en este vertiginoso y globalizado siglo XXI donde pululan fenómenos muy diversos asociados a progreso, desarrollo, nuevas tecnologías, avances en muchos órdenes, y también la presencia de distorsiones, de lunares y de laboratorios que nos indican básicamente que algunos países y economías registran proceso regresivos no sólo con deterioro material, económico, financiero sino en términos de calidad de vida y espiritual. Venezuela se convirtió en el mayor laboratorio del mundo, precisamente por albergar un cúmulo de fenómenos y procesos en el orden económico, social, político, lamentablemente con elementos regresivos.
La lista de distorsiones económicas presentes en la economía venezolana son las principales claves para entender la crisis actual que no tiene antecedentes dado la magnitud del deterioro económico, social, productivo y demás. Dentro del inventario de fallas y distorsiones encontramos:
Inconsistencias que arrastran las políticas monetaria, fiscal, el alarmante declive que exhibe nuestra industria petrolera, a lo que se une ahora la caída sin parada de los precios internacionales del petróleo y que naturalmente generan un clima muy sensible de incertidumbre y desconfianza que ahuyenta las posibilidades de inversión de capitales nacionales y extranjeros entre otras cosas por el elevado riesgo país de Venezuela;
No hay duda de que la condición de Venezuela como país mono productor aunado a ese marcado rentismo nos ha hecho mucho daño, y en pleno siglo XXI hemos descuidado los asuntos energéticos, y peor aún, hemos concebido erráticamente una propuesta energética no consustanciada con el mundo de hoy, Venezuela es de los pocos países que habla y califica a los recursos naturales como estratégicos y habla de industrias básicas cuando universalmente lo que observamos es una manejo eficiente por parte del sector privado no sólo haciendo una explotación eficiente sino rentable. Venezuela debe modificar su enfoque de política energética sino además aprovechar y potenciar el peso de las regiones para desarrollarlas y hacerlas polos de crecimiento e impactar positivamente a las mismas y al país nacional en términos de progreso, empleo, calidad de vida y demás.
Los graves efectos de la indisciplina macroeconómica y la destrucción del sistema de precios es un aspecto medular en cualquier análisis, padecemos en el tiempo de graves distorsiones en materias o áreas como los precios de la economía, tipo de cambio, tasas de interés, el debilitamiento sistemático de las instituciones públicas responsables de la elaboración y producción de las estadísticas económicas. Aunado a una combinación perversa de controles generalizados y expansión monetaria a gran escala.
Cuando analizamos las misiones como la labor asistencialista que ha desplegado la llamada revolución bolivariana, entendiéndolas como paliativos y como un avance desde el punto de vista de que el Estado venezolano identifico los diversos déficits de atención en muchas áreas. Sin embargo, las misiones en su manera de concebirse y ejecutarse no han erradicado los graves problemas que el país y su población padece. Más aún hay misiones que tiene una década de lanzadas y no se aprecia su impacto o metas alcanzadas en términos de las cifras, aspecto que condiciona los supuestos éxitos de las mismas aunado a las cifras invertidas por parte del Estado venezolano.
La institucionalización de la política social no sólo requiere diseños técnicos y procedimientos universales que garanticen, a quien se encuentre en estado de necesidad, obtener la ayuda sin tener que vender su dignidad a nadie; también necesita del compromiso de todos los líderes políticos de que nuca más se aprovecharan de las dificultades del pueblo, para sacar provecho, y ventaja a los demás competidores, con tales prácticas populistas
Insistimos que la política regulatoria y especialmente los controles de precios han sido desproporcionados ya que, en muchos casos, las autoridades imponen precios que no cubren los costos, condenando a productores y distribuidores a trabajar a pérdida, sin perder de vista que los controles no sólo desestimulan la producción sino que también desincentivan la inversión. Venezuela no se podrá derrotar la inflación sin una formulación de política fiscal, monetaria y cambiaria, aunado a estimular la oferta de bienes y servicios, y la necesidad de lograr un mercado más natural con menos controles de precios y de cambio, entre otras medidas que persigan controlar la inflación creciente en Venezuela que es la primera del mundo.
Ciertamente la realidad venezolana deja claro que los altos niveles inflacionarios, el endeudamiento, las diversas distorsiones que arrastran los mercados monetario, fiscal y cambiario, el declive de la industria petrolera entre otros, son la expresión de la baja calidad de nuestras instituciones políticas y económicas que reclaman un rediseño y reingeniería.
Venezuela no puede producir un cambio de modelo y sociedad sino asume ciertamente un conjunto de acciones de Política macroeconómica orientadas a disminuir la tasa de inflación, Política fiscal basada en una sostenibilidad fiscal, aspecto que demanda el balance del presupuesto y sus fuentes de financiamiento, mejorar la eficiencia del gasto público, reducir la vulnerabilidad fiscal; Política monetaria, urge recuperar el valor del signo monetario o moneda, la confianza y capacidad de ahorro, aspecto vinculado a contar con una arquitectura fiscal y monetaria cónsona con la estabilidad económica. Política petrolera, es urgente lograr un tipo de cambio competitivo para estimular justamente a los sectores transables distintos al petrolero con un papel técnico y central del BCV en el manejo de la tasa de cambio; a lo cual se le suman una conjunto de política sectoriales en petróleo, industrial, capital humano, política social y afines como rasgos de un nuevo modelo viable, moderno, eficiente.
No hay dudas de las distorsiones y daños producidos a las sociedades y países por parte de las economías y gobiernos altamente planificadores bajo esquemas socialistas. En el caso de Venezuela no hay dudas del intervencionismo estatal a lo largo de la historia y acentuado a partir de Chávez y Maduro.
Corolario:
En Venezuela hemos registrado el avance de una política y modelo no institucional, caracterizada especialmente por la personalización de la política, por el desconocimiento de la Constitución, por la ausencia de la división de poderes públicos, entre otros, para el sistema por su carácter eminentemente antidemocrático ha demostrado ser nocivo.
El ejercicio del poder por parte de Hugo Chávez Frías y posteriormente Nicolás Maduro, ha implicado desde 1998 hasta la fecha el desconocimiento, irrespeto y violación de procedimientos, valores, derechos y garantías democráticas y ciudadanas. De tal manera que la titularidad y el ejercicio del poder político en Venezuela bajo Chávez y Maduro constituye un proceso, etapa y fenómeno regresivo de personalización del poder y de la política, desinstitucionalización creciente de los partidos, clase política e instancias de representación.
El fortalecimiento del Poder Ejecutivo en el modelo delegativo venezolano puede interpretarse como una recentralización del poder del Estado y como una continuación y una reprofundización de la tradición centralista, con una clara tendencia caudillista y autoritaria en lo que a la Venezuela contemporánea refiere.
No hay la menor duda que la institucionalidad democrática y jurídica en Venezuela esta resentida y en un proceso de franco deterioro no sólo por la inobservancia de la Constitución Bolivariana de 1999, sino además la real ausencia de división de poderes públicos, la militarización de buena parte de la administración pública, aunado a la violación de libertades, del Estado de derecho, procedimientos y hasta de algunas garantías constitucionales.
Frente a este escenario de bloqueo institucional y jurídico y de desmedida personalización del poder y la política, se requiere un proceso sostenido de revalorización de la democracia en términos de poderes, organizaciones, partidos, sindicatos, sociedad civil y sus respectivas funciones paralelo a restaurar la vigencia y observancia de la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999 como pináculo del ordenamiento jurídico en el país.
La revolución bolivariana desaprovecho el segundo ciclo petrolero (2007 – 2012) al no hacer inversiones y uso racional de los recursos excedentarios del petróleo con una cesa petrolera promedio de 110$, encima, el país contrajo deudas, y en paralelo se fue deteriorando de manera sostenida y exponencial el sector productivo nacional, el rentismo se reforzó no sólo al depender nuestros ingresos cerca de un 98% del petróleo, sino además depender de las importaciones que comprenden cerca del 80% del consumo nacional aspecto que pudo sostenerse con un petróleo mayor a 100$ pero que comenzó a ser inviable en segundo semestre del 2014 y el primer semestre de 2015 con un petróleo promedio cercano a los 40$.
El trienio 2012 – 2015 bajo la presidencia de Nicolás Maduro el país ha transitado por un proceso de deterioro institucional, democrático, económico, social, financiero expresado en una serie de indicadores como la inflación, riesgo país, destrucción de la productividad y aparato productivo, desempleo, escasez generalizada, aumento de la pobreza, un clima de tensión, polarización e ingobernabilidad en el cierre del año 2015 con una crisis generalizada que por sus rasgos y elementos difieren de cualquier otro periodo o etapa de crisis registrada antes.
Venezuela frente a las fallas y desequilibrios macroeconómicos requiere reformas estructurales entre ellas transferir los recursos de una economía desde las actividades tradicionales de baja productividad hacia actividades modernas de alta productividad; cambiar la estructura de incentivos prevaleciente que promueve conductas que no son compatibles con la diversificación y las innovaciones requeridas para promover un genuino desarrollo de la actividad productiva; asimismo se requiere rescatar los principios de protección de los derechos de propiedad; la exigibilidad contractual; la emisión de dinero no inflacionario y la sustentabilidad de las finanzas públicas unida estas reformas y decisiones a un desarrollo y calidad institucional como clave de desarrollo y crecimiento de calidad entre otros aspectos medulares a impulsar vía reforma.
En vísperas de unas elecciones parlamentarias pautadas para el venidero 6D 2015 no hay duda de la necesidad de recuperar el tejido institucional, el papel contralor y el rol legislador de la próxima Asamblea Nacional. Sin embargo la gravedad de la crisis venezolana va mucho más allá de las elecciones del 6D que son un punto importante, una alcabala y el primer paso en la recuperación del entramado institucional de la democracia actual pero se requieren mayores esfuerzos para reinstitucionalizar la democracia incluyendo procedimientos, imperio de la ley, división de los poderes públicos, celebración de elecciones periódicas, transparentes y confiables y por sobre todo superar el déficit de ciudadanía y de institucionalidad democrática y jurídica.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes E-mail: [email protected] @rivasleone
EXCELENTE.
Hola me parece muy bien la informacion, pero sera que me puedes ayudar especificamente con el rol que cumple la administracion en el nuevo escenario politico, economico y social.