Oposición, derrota y cubanización
Las derrotas suelen ser un doloroso pero nutritivo
espacio para el aprendizaje. No obstante, en ocasiones
tampoco deja de ocurrir que la victoria parcial de un
contendor produzca en su adversario un pasmo,
desencadenando como consecuencia de su impacto para
los demás eventos la anulación de su capacidad de
respuesta; o que ésta, de darse, no resulte coherente
para lograr revertir favorablemente los
acontecimientos. La oposición venezolana, estamos a
punto de convencernos, parece acoplarse cada vez más a
la segunda hipótesis.
La enorme alharaca que con vehemencia desmesurada
viene ocupando en exclusiva las denuncias por parte de
opositores y medios de comunicación a la supuesta o
real cubanización del país por parte del régimen
chavista, es un acto de cretinismo injustificable.
Desde luego, no propiciamos que la oposición omita que
el gobierno está moviendo piezas que con mucha
probabilidad incluye a los cubanos a los fines de
frustrar el revocatorio. Lo que es inconcebible, ya no
es en si la denuncia, sino:1) el desorden e
inconsistencia en que esta es expresada por distintos
voceros;2) la importancia paranoide y exacerbada que
gratuitamente otorga la oposición a los supuestos
movimientos del gobierno;3)El abandono de la agenda
propia(revocatorio) por estar pendiente de la
ajena;4)La generación de un clima de terror, cuya
indeseable consecuencia inmediata es el miedo. A su
vez el miedo puede producir al menos dos reacciones;
a) violencia anticipada e inoportuna de quienes tienen
la sensación de encontrase amenazados:b) el
ensimismamiento y la inacción como medio de defensa y
protección de conductas represivas que se dan como
inevitables borrando del horizonte el escenario
electoral.
Todo indica que esta campaña- ya no la del propio
gobierno en cuanto a la incorporación de elementos
cubanos con objetivos de ideologizar y combatir en
beneficio del régimen- viene orquestada desde ciertos
sectores de la oposición radical que en el reciente
pasado y aun el presente siguen apostando a derrumbar
a Chávez por la fuerza y han seguido acompañando a
éste en su propósito de sabotear el revocatorio,
buscando con ello frustrar la muy posible y nada
inviable salida pacífica.
Sería muy lamentable que los masivos factores
democráticos caigan en este juego siniestro sean o no
ciertos los planes de la presencia cubana; pues al fin
y al cabo si fuera verdad que estos van a cargar
contra los opositores, poco podría hacerse desde
perspectiva bélica para contenerlos.
La civilidad y la legalidad representan una fuerza
formidable y dista mucho de estar agotada. Justamente
esa apariencia de inutilidad es la que siembra el
gobierno y la difunde contando como sus jefes de
campaña a sus «aliados» circunstanciales incrustados
dentro de la oposición.
Es ahora en dirección a ejercer el derecho
constitucional de revocarle el mandato a Chávez en que
deben converger las energías ciudadanas. Nadie vendrá
espontáneamente de los cuarteles ni del cielo para
salvarnos;los trapos rojos corresponden al libreto
intimidatorio de la trampajaula de un calculado y
despótico adversario.
De embestir definitivamente, la derrota democrática ya
no será una tentación.