Shapiro y la indignación de los inmorales
Las excusas dadas por el embajador de los EEUU Charles
Shapiro en Venezuela de la actuación del cómico
Gilberto González ridiculizando al presidente Chávez
dentro de la residencia privada de esa embajada, nos
resultan frágiles y de una insuficiente solidez
argumental.
Es de naturaleza los cuidados y usos que debe guardar-
en pulsión de las tensiones y circunstancias
concretas-un representante de un país extranjero en
las actividades que programa y desarrolla su
representación diplomática.
Las liberalidades que se tomó Shapiro de no ser
minucioso para evitar que se consumara el Show
humorístico, no son en lo absoluto inocentes y
responden a breves y de baja intensidad, pero señales
al fin, de un tipo de hostilidad contra el gobierno
bolivariano y en especial con la de su socio, el
gobierno cubano.
No olvidemos tampoco que el mayordomo del régimen
J.V.Rangel,para acusarla de injerencia y rechazando
los eventos en la embajada norteamericana, hizo uso de
una parte de la normativa de la Convención de Viena el
Art 41, pero olvidó arteramente mencionar el art.47 de
ese mismo convenio que indica en su aparte 1ero lo
siguiente:1. «En la aplicación de las disposiciones de
la presente Convención, el Estado receptor no hará
ninguna discriminación entre los Estados».
Es obvio, que el gobierno de los EEUU intentará
neutralizar al ver con claridad y cada vez con más
recelo, la relevante discriminación de la que se
siente víctima, dados sus inmensos intereses en el
hemisferio, y de la influencia abrumadora- que los
«bolivarianos» no hacen ningún esfuerzo por ocultarla-
del régimen de la Habana en Venezuela
Lo que ha hecho el gobierno de los Estados Unidos a
través de su embajador, es una muestra -aunque pequeña
esta vez- de como el país con este gobierno impostor,
que se viene llenando la boca ahora con mayor
intensidad que nunca alegando a cada rato el principio
de no intervención, que Venezuela encuentra dentro de
sus fronteras un tipo de confrontación absolutamente
indeseable a sus intereses nacionales, que involucra
directamente a dos piases extranjeros: Cuba y a los
EEUU.
Es este régimen envuelto en su ultranacionalismo de
cartón y que ha mencionado como nunca el principio de
la no intervención, que el país se está viendo
conducido paulatinamente a un enfrentamiento, donde la
capacidad de maniobra para la toma de decisiones
propias sobre su destino, se desplaza sobre dos
naciones distintas a ella misma.
Desde luego y lo realmente grave es que, desde el
poder se trata de favorecer abiertamente a una nación
sobre la otra con la consecuente perdida de soberanía
y la gestación de un escenario pugnaz tan innecesario
como inconveniente.
Nos produce risa, aunque de fondo trágico, el sainete
que los muñecos de guiñol del jefe. como el propio
José Vicente o Tarek Willian Saab, realizan al
expresar su indignación contra Shapiro.
Muy pecho cuadrados, orondos y dignos para inculpar al
líder de la misión norteamericana de inmiscuirse en
nuestros asuntos y de conducta inamistosa, pero
sonrientes, mansos, hincados y sirvientes ante ese
papel secante- que da la impresión de estar vestido
permanentemente cubierto con alambres de púas, del
embajador Germán Sánchez Otero.
Es casi ocioso enumerar por lo abundante y notorio,
los casos de beligerancia y el papel que ha adquirido
este señor dentro de política venezolana como
procónsul de Fidel Castro. El sujeto ostenta una
categoría que le otorga entre sus lujos, agredir, bajo
los auspicios y complacencia del gobierno, a la
mayoría de los venezolanos que se oponen al chavismo,
siendo regular el acusarlos de xenófagos,
golpistas,fascistas o bien entablar enconadas bravatas
y descalificaciones contra alcaldes, políticos
opositores o gremios profesionales.
Ese poder omnímodo e insolente que ejerce este
embajador mancillando a la nacionalidad y a los
ciudadanos venezolanos, es importante recalcárselo a
Rangel, no sólo sería inaceptable para la Casa Blanca
en su país; la nación más infeliz del mundo y a los
gobernantes que permitieran o hubieran sido cómplices
en promover una conducta de esta naturaleza de un
representante extranjero en su suelo, los esperaría un
juicio por «traición a la patria» al ser colaboradores
confesos de los intereses de un gobierno extranjero en
perjuicio del propio.
En esos supuestos, dentro de los muchos delitos que ya
han cometido, se encuentra toda la jerarquía,
presidente y vicepresidente incluido,producto de las
relaciones de subordinación en que se sumergieron con
respecto a Castro y su ficha plenipotenciaria Germán
Sánchez Otero.
Por último indicamos que, en lo particular nos resulta
antipático por lo perjudicial, que Venezuela sea
objeto de un juego de intereses que le son ajenos, que
nada le traerá de provecho y que ha sido la
consecuencia de la devastación criminal e
irresponsable de un grupo, que más que actores
políticos se trata del comportamiento de un puñado de
aventureros.
De las principales tareas en la reconstrucción estará,
el de la reforma a fondo de nuestra política
exterior.
Para ello surgirá como urgente, establecer un marco de
prioridades que en cuanto a proceso, esté en función
del nivel de potencial del Estado, de la naturaleza
del sistema político nacional, y de la situación del
nivel internacional.