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Carta a un exalumno, el general Motta Domínguez

¡Hola, Motta! Después de un racionamiento de casi 18 horas decidí escribirte unas líneas. No, no pares de leer, porque no es una crítica a ti, ni te la escribe uno que es tu enemigo. Es alguien que te reconoce tus muchos méritos, clara inteligencia y buena capacidad de decisión. Si no estuvieras adornado con esas capacidades no me tomara la molestia de borronear estas cuartillas. Mantengo viva la imagen tuya como brigadier mayor y alférez mayor; un dechado de buena conducta, carácter riguroso y dedicación al estudio. Con frecuencia saludaba a tus padres, siempre tan bien avenidos. Él, recio, grandote. Y ella, fina, delicada, comedida. Ambos, tan corteses y simpáticos. Después de tu graduación tuve el honor de ser tu jefe en el Comando Regional Nro. 2. En todas las comisiones y patrullas para las que te designé, actuaste con tesón, acierto y siempre ajustado a las normas, tanto militares como deontológicas. En algunas, hasta riesgo de vida corriste. Recuerdo que en una oportunidad te sumergiste, sin ayuda de equipos, solo a punta de pulmones, en el Lago de Valencia para buscar en el fondo un alijo de municiones de guerra y explosivos. Eran varios cientos de kilos y los recuperaste. Eso te costó un neumotórax que te tuvo en la condición de incapacitado por varias semanas. ¡Pero cumpliste con la misión que te había encomendado! Tus hojas de calificación siempre te mantenían en el tope de tu promoción. Después, ya estando yo en el retiro, me dio mucha alegría cuando fuiste enviado, con una beca Mariscal de Ayacucho, para estudiar otra carrera universitaria en los Estados Unidos. Era el premio a una trayectoria intachable. En todo ese tiempo mantuvimos contactos esporádicos, pero seguíamos sabiendo el uno del otro. Entonces, ¿cómo puedo lanzar denuestos contra ti? Pero creo que sí puedo seguir dándote algunos consejos. Y me arrogo ese privilegio porque nunca te di una orden abusiva, ilegal, o indebida. Creo que de mí no recibiste —tanto en la academia como en el desempeño profesional—sino buenas pautas y rectos ideales porque soy un fiel creyente del viejo apotegma que explica que “el mejor predicador es fray Ejemplo”.

Estuvo larga la introducción; pero es que esta es una carta pública y sentía el deber de aclararle a aquellos que la lean que tú estás hecho de buena madera y bien formado. La única tacha que pudiera hacerte es que, contrariamente a lo que se te enseñó, empezaste a actuar en política cuando todavía estabas uniformado y estaba prohibido por las normas. Tú nunca me viste en esas a mí.

Tú no eres el culpable por el deplorable estado en que se encuentra el servicio eléctrico en el país. Tú eres, si me permites el coloquialismo, el trompo servidor, el que recibe los “quines”. Hay varios responsables. Menciono solo al mayor culpable por el estado actual de cosas: el muerto fallecido. A pesar de que desde 2002 se le presentó una cuenta explicando cómo debiera crecer el suministro eléctrico en los próximos quince años, y los pasos que había que dar para lograrlo, no hizo caso sino lo que le dio su real gana. Dicen que entre los bienes recibidos de la Electricidad de Caracas —cuando esta empresa privada fue expropiada— estaban, en sus cajas, sin montar, dos turbinas de altísima capacidad para enfrentar el creciente consumo caraqueño. ¿Qué hizo el comandante dizque eterno? Pues regalarle una a Bolivia y otra a Nicaragua. Por lo menos eso fue lo que se corrió en ese tiempo. En todo caso, instaladas en Venezuela no están.

Me permito recomendarte —porque lo sensato, lo honesto, lo moral es decirle siempre la verdad al pueblo— que agarres al toro por los cuernos y reconozcas que te toca racionar porque la demanda es mayor que la oferta. Nada de eso de que «el desespero de la derecha los está llevando a cometer acciones que perjudican al pueblo», como dijiste recientemente. Tú sabes que eso no es verdad. No tienes que entrar en muchas explicaciones de por qué estamos en este brete; todo el mundo lo sabe: las malas decisiones del finado, más la desacertada gestión de quienes te antecedieron, más la plata que se robaron en la coyunda entre altos funcionarios de la nomenklatura y los “bolichicos” nos trajeron a esto: no todas las turbinas de Guri funcionan, en Planta Centro ninguna lo hace, las planticas muy usadas que el régimen compró como nuevas ya se tiraron tres (si me perdonas otro coloquialismo), la falta de mantenimiento en las líneas —desde las de alta capacidad que salen de Guri, hasta las que van a los transformadores cercanos a nuestras casas— te obligan a racionar. Te toca.

Dentro de este estado de cosas, ya que los venezolanos entendemos la situación, lo prudente, lo debido es: 1. Repartir equitativamente las cargas; nada de eso de que los interioranos suframos más apagones que los caraqueños; que los que pagamos puntualmente las facturas tengamos cortes más largos que quienes se roban la luz. 2. Publicar un cronograma de cortes en cada ciudad —con días, horas y duración—para que uno pueda precaverse. Todos te lo agradeceremos; sobre todo los pocos industriales que todavía quedan con sus fábricas operativas.

Recibe un abrazo y mis deseos porque puedas prevalecer.

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Un comentario

  1. Hace algunos años ocurrió en Rusia una situación bastante similar a la que sucede en Venezuela, a pesar de que las Turbinas de una gran represa hidroeléctrica necesitaban Mantenimiento, por el desgaste de años de abusiva utilización, optaron por mantenerlas en funcionamiento máximo. Una de esas turbinas explotó, causando la paralización del suministro total, y un hueco enorme en la placa de concreto del techo de la sala de turbinas, que era de unos 40 centímetros de grosor. Hasta Putin tuvo que visitar el sitio, dadas las graves consecuencias de la falla. Algo así va a suceder en Guri, si no le hacen mantenimiento a las viejas turbinas, a las que sobreexplotan sin atenderlas en sus necesidades elementales. Y no van a poder culpar a la Iguana cuando una de esas turbinas explote y quede medio país sin electricidad.
    Desde 1999 no se ha hecho el mantenimiento de lo que había en materia de generación de electricidad, ni se hicieron las inversiones para ir aumentando la capacidad generadora en proporción adecuada al crecimiento poblacional de Venezuela (esos reales los deben estar gozando los países chulos, y los
    amigotes del régimen), dando como resultado que en todo el país y desde hace más de cinco años, la población debe sufrir APAGONES frecuentes, molestos y dañinos, y la única respuesta del régimen, ha sido represiva, exigir que reduzcamos el consumo y Multar a quienes no lo hagan, una total regresión. Para
    tener una idea de la INCAPACIDAD de quienes destruyen al país desde 1999, Venezuela tiene alrededor de 27 millones de habitantes (tampoco es confiable esa cifra, no saben ni hacer un buen CENSO), y hay ciudades que tienen casi la población nuestra, CIUDADES: como TOKIO, SAO PAULO, MÉXICO, con más de 20 millones de habitantes cada una, y sus ALCALDES no andan culpando a los ciudadanos por usar la electricidad, ni les piden que reduzcan el consumo, ni los multan, ni los afectan con APAGONES. Que eso ocurra a nivel de simples URBES nos demuestra que tenemos una recua de INEPTOS y HABLADORES DE PAJA FÓSIL (dogmas de los años 60 del siglo 20) a cargo de administrar a Venezuela, por
    eso la tienen al revés.

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