Luchemos contra el totalitarismo
El planteamiento de altos funcionarios del gobierno, en el sentido de que los empleados de PDVSA, debían estar “alineados con la revolución”, que incluye a los que trabajaban en INTEVEP S.A., que se dedicaba a la generación y aplicación de nuevas alternativas tecnológicas para la operación petrolera, y en el CIED (Centro Internacional de Educación y Desarrollo), que tenía la responsabilidad de formar y actualizar su personal, nos recuerda y nos alerta sobre las nefastas experiencias que los gobiernos totalitarios del siglo XX dejaron para sus pueblos, su ciencia y sus científicos.
En el caso de INTEVEP S.A., los desarrollos tecnológicos posiblemente más importantes para el futuro del país fueron destruidos al despedir a más de 900 profesionales especializados en diferentes áreas, entre los cuales 164 tenían doctorados, 241 maestrías y 577 títulos de ingenieros y quienes, entre otros logros, habían obtenido más de mil patentes de invención para la empresa.
Es bien conocido cómo el gobierno totalitario de José Stalin, usó todo su poder para lograr la “pureza ideológica” en la Unión Soviética, con el fin de establecer, con criterio clasista, “la ciencia proletaria”, para lo cual, en la década de los años treinta, la purga entre los científicos ya había arrestado a un 30 % de biólogos, 30% de ingenieros y un 10% de físicos, quienes en su mayoría murieron en los campos de trabajo forzado o gulags.
También se recuerda el vergonzoso informe sobre la situación de las Ciencias Biológicas que presentó Trofím Lisenko, en Moscú, en 1948, en la Academia Lenin, con el cual se reveló que la ciencia en la Unión Soviética, estaba al servicio de una ideología y de un gobierno. Lo que nunca se informó fue que los que no siguieron las orientaciones oficiales contra las leyes de la herencia y los cromosomas fueron despedidos, perseguidos, encarcelados o recluidos en sanatorios para enfermos mentales. Sinembargo, la genética mendeliana, continuó mundialmente su desarrollo hasta llegar, recientemente, a la descripción total del genoma humano, mientras que, calificada como “burguesa” y “reaccionaria” desapareció por décadas de la ciencia soviética.
Se estima que el fracasado esfuerzo por imponer el comunismo durante el siglo XX, consumió cerca de 60 millones de seres humanos que fueron asesinados a sangre fría, adicionales a los que murieron por la desidia del sistema. El comienzo del siglo XXI no parece ser diferente. Lo ocurrido recientemente, con el encarcelamiento de más de 76 cubanos disidentes, muchos de ellos con sentencias de cadena perpetua, y el fusilamiento de otros tres cubanos por intentar huir del “mar de la felicidad”, es característico del totalitarismo castrista y ha sido repudiado hasta por fanáticos “izquierdistas” como el escritor portugués José Saramago.
El fantasma del “neocomunismo” amenaza nuestro país y se manifiesta en acciones orientadas hacia el totalitarismo que se han concretado, durante los últimos cuatro años, entre otros aspectos; en la organización de grupos armados paramilitares; en el adoctrinamiento comunista de niños y adolescentes, en planteles educativos con la participación de los “círculos del terror” que se incorporan a las comunidades educativas; en la creación de las “redes de jóvenes” formadoras de “pioneros” fanatizados como los que acabamos de observar en recientes y patéticas intervenciones televisadas; en la tendencia hacia el monopolio del poder por un líder y un pequeño grupo de incondicionales alrededor del gobierno, dedicado a defender al “proceso” y a buscar apoyo internacional de personajes desfasados con discursos de muy poca o ninguna trascendencia.
Afortunadamente, la decidida oposición a la tendencia totalitaria, demostrada en un gran número de acciones apoyadas por diversos y amplios sectores de la sociedad venezolana, representa una fuerte barrera contra su implantación. Por ello, en estos meses, es indispensable orientar la lucha a favor del referendo revocatorio presidencial, con el propósito de frenar el totalitarismo que nos amenaza cada vez más.