Opinión Nacional

Una idea para el Dr. Gaviria

La salida electoral negociada a la crisis venezolana no puede ser, ni aparentar ser, una derrota de una de las partes. Lo ha dicho, con otras palabras, el Dr. Gaviria y es además una de las reglas fundamentales y obvias de la moderna teoría de la negociación. Un acuerdo negociado sólo se logra cuando ambas partes consideran que el acuerdo negociado es mejor que el no acuerdo. El no acuerdo nos acerca aceleradamente hacia el desastre socioeconómico, que podría ser la antesala del Estado fracasado, caracterizado por la anarquía, el desmoronamiento de las instituciones del Estado y la guerra civil. Ambas partes están de acuerdo que debe haber una salida electoral y constitucional a la crisis. La posición del gobierno es que debería esperarse el mes de agosto próximo, cuando, supuestamente, sería posible constitucionalmente realizar el referéndum revocatorio. La oposición desconfía profundamente de esta opción, básicamente porque el 19 de agosto no es la fecha en la cual el referéndum podría efectuarse sino sólo la fecha de inicio del proceso de convocatoria del mismo. Lo cual significa que, en el mejor de los casos, el referéndum revocatorio sólo podría realizarse en el último trimestre del año. Ahora bien, si los resultados del referéndum, por algunas muy factibles maniobras dilatorias del gobierno, fueran proclamados a partir del primero de enero de 2004, según la Constitución, el Vicepresidente deberá terminar el mandato de Chavez. Para colmo, ni siquiera hay seguridad del 19 de agosto como fecha de inicio del proceso, porque, según el (%=Link(«http://www.tsj.gov.ve»,»Tribunal Supremo»)%), la mitad del período presidencial iniciado en agosto de 2000, terminaría en enero de 2004. Simplificando un poco, públicamente la oposición propone un referéndum consultivo, seguido por elecciones anticipadas en el primer trimestre del año, permitidas por una enmienda constitucional o provocadas por la renuncia voluntaria de Chavez.

Ninguna de las partes va aceptar la posición inicial del otro como la solución negociada.

La Constitución establece que la solicitud del referéndum revocatorio pueda ser introducida cuando haya transcurrido la mitad del período. El presidente Chavez ha estado en la presidencia de la república desde el 2 de febrero de 1999, por tanto el próximo 2 de febrero se cumplirán 4 años, la mitad del “verdadero” período presidencial de 8 años, que debería terminar en febrero de 2007. Por tanto, en una negociación de buena fe, el gobierno debería estar dispuesto a anticipar en unos meses el referéndum revocatorio, cumpliendo así con el espíritu de la Constitución. La oposición podría aceptar un referéndum revocatorio anticipado propuesto y verificado por la facilitación-mediación internacional, aun cuando eso significa recoger las firmas de 2.400.000 electores y superar la votación que Chavez obtuvo en el año 2000 (3,757.773). La oposición aceptaría el instrumento electoral propuesto por el gobierno a cambio de una anticipación en el tiempo de la consulta electoral. Las dos partes ceden en algo y obtienen algo. El convenio debería, obviamente, incluir muchos otros elementos, entre los cuales un necesario acuerdo mínimo de gobernabilidad, cuyo análisis escapa a la economía de esta breve nota. En conclusión, el referéndum revocatorio anticipado podría ser para ambas partes, como diría mi viejo profesor (%=Link(«http://www.pon.harvard.edu/organization/scommittee/rfisher.php3″,»Roger Fisher»)%)
en Harvard, una “yesable proposition”, una propuesta que puede ser respondida con un “sí”.

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