Cuanto dije y un poco más
El domingo 27/09/15, a las 7 am, asistí a una bondadosa invitación del programa de los jubilados de LUZ, (CPJLUZ); el tema propuesto para la reflexión fue, “los profesores jubilados y la transformación universitaria”. Como podría verse al boleo, dialogar, conversar sobre este tema es como si hablásemos de la resurrección, pues la visión que se tiene de estos señores es simple: jubilados…una especie de trastos viejos, es una etapa breve para el ejercicio de su jubileo, júbilo, descanso con alegría pre-mortem. Yendo más lejos, son seres que ya han cumplido con su tarea en el tiempo, hasta alcanzar eso que tan generosamente llama el CPJLUZ profesores eméritos, lo que aquí es un bello epitafio institucionalizado para anunciar su muerte. No así en otras universidades, pues, aquellos profesores cuyas obras, hechos, investigación, arte, etc. se han ganando espacio en la “perpetuidad”, una vez jubilados se les reconoce su trascendencia y continúan siendo parte fundamental de su academia, consultores, directores de proyectos y programas de investigación, etc… Acá es como siempre, lo anormal, si bien no son parte de la academia, en cambio pueden ser los jefes del gobierno de la universidad y algunos alcanzan el honor de asesores de la alta burocracia y el poder. Valga el ejemplo, en LUZ los cuatro máximos jefes son jubilados que aun no concluyen su carrera de jerarcas de la Realpolitik. Naturalmente, hice la observación de no haber alcanzado tal honor, emérito, el cual bien detentan maestros como Rolando Benítez, Manuel León, Bernardo Rodríguez, Gustavo Pineda, Ramón Casas y García, Godsuno, Villasmil, Emilio, Dámaso Campos, O Araujo… en fin, muy pocos, diferente, pues, al valor aceptado entre nosotros para la jubilación, el tiempo de servicios y esto no da ni implica méritos, salvo el de la resistencia.
Partimos de unas premisas. A decir verdad, axiomas. Las relaciones del Estado y la universidad siempre serán contradictorias, opuestas. (Como opuestas y antagónicas son las de los gremios y la universidad) Ello porque la universidad tiene como su fin superior buscar y alcanzar la verdad y ello implica, como su condición necesaria, la libertad. La ciencia y el arte, son correlativos. El arte hace humano al nombre, la ciencia permite conocerlo. Todo Estado, por el contrario, su existencia y su ser es el poder y este requiere siempre e ineluctablemente de la fuerza y de miles de formas, abiertas o sutiles, para limitar cuando no sepultar la libertad. Y es tal la contradicción que la libertad y el poder son inversamente proporcionales. A mayor libertad menos poder, a mayor poder menos libertad. Del mismo modo que a mayor libertad mayor información, mayor posibilidad y capacidad de creación. Se objetará que bajo períodos y regímenes obscurantistas, dictatoriales, fascistas, se han producido obras de singular valía científica, estética, etc.… ello lejos de negar la afirmación de principios, pone en evidencia otra tesis, la creación científica y artística es siempre subversiva, es decir, enfrenta tanto las limitaciones o incompletitudes de los logros científicos, cuanto las limitaciones del dogmatismo, cientificismo, y las impuestas a los creadores de arte, de ciencia, bien de orden religioso, político, bien personales, en fin, histórico culturales.
En esta dirección, la universidad es por esencia, por definición, profundamente subversiva. Descubrir lo real y generar las orientaciones para superar tales límites implica subvertir lo codificado y “canonizado”- Y, sin usar este lenguaje, de manera transparente asume esta superior misión de la universidad La Constitución de la RBV, en su artículo 109, que no hace más que repetir la historia autonómica de la universidad y su cualidad comunitaria para que pueda cumplir con su elevada misión: buscar la verdad, alcanzarla, difundirla. El Estado conspira y aun puede valerse de la manipulación de resultados de la ciencia y de algunos científicos para ocultar la verdad, taparla o bien para garantizar y preservar los intereses del poder, que, en definitiva son los intereses de quienes lo detentan, ejercen; pero, al final se impone la verdad.
La universidad autónoma venezolana y en especial LUZ ha renunciado a esa función, a esa misión, a esa práctica académica clara y definida por la ley de universidades. (Léase el 109 de la constitución y los seis primeros artículos de la Ley de Universidades) Veamos algunos ejemplos. El bachaqueo, la inflación, la contaminación y muerte del lago, los problemas de la salud, la educación, la inseguridad, el terrorismo d estado, etc.… y la degradación y perversión del ejercicio político, las relaciones internacionales, derechos humanos, etc. no han tenido una elemental respuesta por parte de la universidad, como tampoco, en opuesta conspiración y violación de la razón jurídica, científica ética, ha convocado las elecciones para la selección de sus autoridades. Este silencio, esta conducta, esta praxis no solo las hace cómplices del poder, del régimen, sino que convierte a la universidad en un potrero de la Realpolitik, donde los gremios sustituyen a la academia, al CU, al Claustro, las Asambleas y, con ello su Auctoritas es sustituida por al fuerza de los gremios, convirtiendo al rector, vices, etc. en meros amanuenses y mujiquitas del poder real que los gremios ejercen sin escrúpulos. La “crisis” salarial de cuyas causas nadie duda, sus protagonistas son los gremios y no las autoridades y la institución universitaria en su conjunto armónico. Las autoridades esperan para obedecer a los gremios y a tales extremos se llega que, mientas se multiplica exponencialmente el número de ingresos de obreros y empleados, se niega el ingreso de profesores, se sabotea la investigación, se castra la docencia, y se da gremial sepultura a las políticas académicas necesarias para la creación artística y de desarrollo científico de la universidad.
Los gremios deciden qué hacer y como hacer, cuando empiezan las clases, cuando se extinguen… y obviamente, qué se investiga, etc., todo en función de sus intereses y de sus dirigentes “eternos, supremos e infalibles”. El presupuesto es un juego de mordiscos, es una cosa donde cada quien, según su fuerza, logra la mejor tajada… y es tal la ineticidad en este juego que un empleado puede devengar mucho mejor salario de los académicos. Esta aberración carece de explicación posible. La universidad se ha convertido en potrero gremial y en ella pacen orondos y lirondos sus dirigentes, mas o menos vitalicios, nepotistas, amiguismos, etc. La juniversidad del Zulia, ha perdido su espacio, ha convertido su campus en un vulgar cementerio de inquilinos vivos.
De este mal que está asesinando a la universidad no es culpa ni responsabilidad de ninguno de los gobiernos ni regímenes. Es responsabilidad de la universidad. Todos lo gobiernos y este mas, lo saben y los asumen como sus cómplices. Insistimos, ningún gobierno es responsable de la pérdida de mas de la mitad de los espacios territoriales de la universidad, ningún régimen ni gobierno es responsable de multiplicar el ingreso de empleados y obreros ni menos convertirlos por la fuerza en parte o miembros de la comunidad universitaria. Ningún gobierno es responsable de las irregularidades del IPP. Ningún gobierno es responsable de la destrucción física de la universidad. Ningún gobierno es responsable de vender, hipotecar, alienar el patrimonio de la Universidad. Ningún gobierno es responsable de la paralización de La Ciega, de la irreversible agonía del aula magna, larga etc.…que se corona con la impunidad que premia la delincuencia interna, incluida a sectores estudiantiles. De esto es responsable la universidad. El desastre de ciudad Lossada, el despojo y asalto de los espacios de LUZ tanto por el gobierno como por invasores “comunes”, el affaire Colorama … de esto es responsable la universidad y según la ley son muy definidos los responsables de estas aberraciones, delitos de lesa universidad.
Hace un tiempo, cuando todavía los gremios no eran los amos de ese valle obscuro, sentencié, “en la universidad un teorema vale menos que un voto y un poema carece de valor”. Un profesor emérito expresó: “si se sustituye al profesorado universitario por los choferes de la ciudad y a estos por profesores, se puede asegurar que el transito empeoraría pero la universidad no podría empeorar mas”. Y entonces ¿qué hacer?
Rescatar desde dentro la autonomía y ello implica e impone, aniquilar por siempre la Realpolitik de su seno. Restituir el carácter institucional de la universidad. Que sea el CU el máximo organismo de la Institución y sus autoridades, autoridades según la ley y según la ética. ¿Fácil? No! Pero posible y es aquí donde pudiesen ser necesarios los profesores jubilados si y solo si asumen: Primero: Decidir y privilegiar la Investigación, como función central, hegemónica, clave de una buena docencia y de una buena extensión.
Segundo: transformar a la universidad de pordiosera del estado en un centro de producción de conocimiento, arte, tecnología y servicios. Ello supone que, a manera de ejemplos, las facultades de Medicina y Odontología se conviertan en prestadores de servicios de la más alta calidad científica, médica, etc… no solo para los miembros de la comunidad, profesores y estudiantes, también a obreros y empleados que en ella prestan servicios, sino en centros de alta cualidad científica, tecnológica y ética para la sociedad, Los precios “justos” en las universidades es posible determinar. Por su parte nadie mejor pudiera prestar servicios análogos que la facultad de Ingeniería, en la resolución de los grandes problemas que pesan sobre la ciudad.
Tercero: restituir la ética a la universidad. Y ello pasa por negar la reelección de decanos, de la promoción electoral de autoridades universitarias, de gremios, de modo que la carrera política desaparezca de su maltrecho vientre. Evaluar con rigor la actuación de autoridades, decanos, estudiantes, de todo funcionario y otorgar su premiación o su castigo.