Helicobacter pylori puede invadir el esófago
Los mecanismos que emplea la bacteria Helicobacter pylori para recombinarse e infectar al estómago han sido temas de interés para la ciencia. Con el objetivo de aportar nuevos conocimientos sobre este agente infeccioso, que perjudica la salud humana, los especialistas del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) pusieron su atención en un área poco estudiada: su comportamiento en el esófago.
Este órgano también resulta afectado durante las enfermedades gástricas ocasionadas por la bacteria, pues tiene la capacidad de movilizarse hasta el esófago a través de la regurgitación o reflujo, uno de los síntomas frecuentes en los problemas estomacales. Determinar la conducta del agente infeccioso contribuye a la aplicación de un tratamiento efectivo y reduce la posibilidad de reincidencia.
“Se conoce poco de H. pylori en esófago a pesar de haber sido reportada. Tras la investigación comprendimos que en este órgano actúan diferentes genotipos de la bacteria, sin dominancia de alguno en particular, provocando una infección múltiple tal como ocurre en el estómago. Sin embargo, opera de forma diferente en las dos mucosas”, explicó la investigadora del Ivic y la autora principal de estos estudios realizados en el laboratorio de Fisiología Gastrointestinal, Mónica Contreras.
Una de las explicaciones a esta variación se relaciona con el comportamiento diverso de la llamada “isla de patogenicidad cag”, relacionada a la virulencia de la bacteria y responsable de la mayoría de las complicaciones de salud asociadas a la infección.
Esta isla es el producto de la recombinación de cepas de H. pylori y contiene 31 genes, entre los que se han evaluado a tres en particular: cagA, cagE y virB11, por estar asociados con mayor virulencia y daños inflamatorios en las mucosas.
A través de biopsias el estudio confirmó la infección por H. pylori en el esófago de 80 de los 97 pacientes evaluados, lo que representa 83% de los casos estudiados. Los genes bacterianos de la “isla de patogenecidad cag” se encontraron en similar proporción, razón por la cual se reduce el daño causado en la mucosa, en comparación con la afectación desarrollada en el estómago, donde la isla es determinada por los genes virulentos.
“Esto nos indica que la inflamación y daños severos del esófago durante la infección de H. pylori no es responsabilidad exclusiva de esta bacteria. Estas complicaciones también podría estar asociadas a otros agentes y es posible que requieran un tratamiento especial”, señaló Contreras y resaltó que la aplicación de una terapia específica es de relevancia en estos problemas de salud, pues se ha reportado resistencia de la bacteria a ciertos antibióticos.
Sumar conocimientos
Identificar y caracterizar a una bacteria permite comprender sus formas de actuar en los órganos que coloniza y por lo tanto, diseñar estrategias para limitarlas. “Al iniciar el trabajo pensamos que estudiar los genotipos de H. pylori en esófago es pertinente para definir su estatus y comenzar a visualizar mecanismos de control”, afirmó la Magíster en Ciencias – mención Microbiología – del Ivic y una de las autoras de la investigación, Karina Peña.
En búsqueda de nuevos conocimientos en torno a este tema, el grupo de investigadores del Ivic también se propuso evaluar la conducta de la bacteria en poblaciones rurales y urbanas de Venezuela. Para ello, se tomaron 72 muestras de pacientes que reportaban síntomas frecuentes en la infección de la consulta del Hospital Oncológico Padreo Machado- ubicado en Caracas- y 39 muestras de pacientes del servicio de Medicina Interna del Materno Infantil “Dr. Oswaldo Brito,” en el estado Delta Amacuro.
En el estudio, publicado en julio de 2015, se detectó H. pylori en 55% de los pacientes del centro hospitalario urbano, mientras que en el rural se registró en 87,2% de los examinados. De igual manera, los resultados arrojaron que el genotipo cagA – uno de los presentes en la llamada “isla de patogenicidad cag” – fue hallado en 51% de los casos urbanos y en 62% de los casos rurales.
La investigación demostró que existe una mayor presencia de H. pylori en la población rural del país, posiblemente por las bajas condiciones de salubridad en los entornos lejanos a las zonas urbanizadas.
“En gran medida la detección está asociada al estatus socioeconómico. Los pacientes en las zonas rurales tienen mayor riesgo a desarrollar con el tiempo daños más fuertes en las mucosas gástricas, porque no se tratan a tiempo”, indicó la investigadora del Ivic, Mónica Contreras.
H. pylori se encuentra en el organismo de la mitad de la población del mundo, según la Organización Mundial de Gastroenterología. Su prevalencia demuestra una alta variación según la región geográfica y los factores socioeconómicos, teniendo mayor presencia en los países en vía de desarrollo.
Disminuir la incidencia de la bacteria no solo mejora la calidad de vida de las personas afectadas, también reduce el riesgo de padecer lesiones malignas como cáncer gástrico.