Sin secreto del voto, no hay elecciones libres
COPEI, en sus casi 60 años de historia, ha sido un abanderado permanente de la participación electoral. Incluso en 1952, con un Consejo Supremo Electoral nombrado por la dictadura militar, COPEI decidió concurrir a las urnas, así como las oposiciones democráticas chilena y nicaragüense participaron en elecciones “controladas” por sus respectivas dictaduras, en los años ‘80 y ’90. Sin embargo, para participar en cualquier elección hay un requisito que es absolutamente inviolable, irrenunciable e imprescindible: la garantía del secreto del voto. La violación de esta garantía, consagrada en el artículo 63 de la actual Constitución, se debe a la utilización de un sistema automatizado del sufragio, que establece la secuencia del voto y la consiguiente identificación de los electores. En efecto, en la auditoria realizada el día 23 de noviembre de 2005, con la presencia de observadores internacionales, sobre el código fuente de las maquinas de votación, se comprobó la existencia de un registro de los votos emitidos, que permite conocer las preferencias del elector y la hora en que cada voto fue registrado, cuya secuencia es posible conocer por la aplicación de las llamadas captahuellas. Y, no obstante ello, el Consejo Nacional Electoral, por intermedio de su Rector Presidente, como concesión graciosa y no por obligación constitucional y legal, se limitó a acordar la suspensión de tales mecanismos dactiloscópicos, sin corregir el dispositivo interno de las maquinas en cuestión, que propiamente constituye la amenaza evidente de la violación de la confidencialidad del voto.
La garantía del secreto del voto es un principio universal, pero en Venezuela, la gravedad de las posibles consecuencias, para los electores de la oposición, está considerablemente reforzada por la conocida discriminación, que han sufrido los firmantes de la solicitud del revocatorio presidencial y por la evidente parcialidad de un árbitro electoral, que carece de legitimidad de origen y que adolece de una progresiva ilegitimidad de desempeño. Frente a esta violación del secreto del voto ha habido una masiva reacción en cadena de nuestra militancia y de la población en general, en contra de la participación electoral, particularmente entre los sectores más humildes, obviamente más expuestos a la discriminación en el empleo estatal y en los servicios públicos.
El Partido Demócrata Cristiano COPEI manifestó la necesidad de postergar las elecciones parlamentarias para poder superar, por lo menos, los obstáculos que impiden garantizar la confidencialidad del voto. Desgraciadamente el CNE no ha sido capaz de responder positivamente al clamor de buena parte de los venezolanos. En tales condiciones, COPEI no puede convalidar, con su presencia, un proceso electoral absolutamente viciado.
Hacemos votos para que esta grave crisis se convierta en una oportunidad, para que la oposición democrática venezolana recupere su necesaria unidad de acción. Solicitamos de la comunidad internacional su atención, vigilancia y solidaridad en la defensa del Estado de derecho y las instituciones democráticas en Venezuela.
VIGILIA PRETIUM LIBERTATIS