Inmigrantes venezolanos son buhoneros para sobrevivir en Panamá
Un grupo de venezolanos oriundos de Nueva Espartala decidieron emprender la aventura de emigrar a Ciudad de Panamá, Panamá
Un abogado, un ingeniero en Sistemas, un licenciado en Administración, un contador público, una licenciada en Ciencias Gerenciales y un estudiante universitario empacaron sus maletas con la esperanza de que el país centroamericano los recibiera con los brazos abiertos.
Todos aseguraron ¨estar cansados de la inseguridad, los bajos sueldos, el desabastecimiento y el ínfimo poder adquisitivo que tenían en Venezuela¨.
Por cuestiones de seguridad prefieren que sus nombres no aparezcan, pero indican que su vida dio un giro el 5 de marzo de este año, fue el día en el que llegaron a la urbe panameña.
Durante más de un mes vivieron del cupo Cencoex de viajero y de ahorros que tenían en dólares, con ese dinero rentaron un apartamento en Vía Argentina, una de las zonas predilectas de los inmigrantes de todo el mundo, en especial los venezolanos y colombianos.
El problema comenzó al ver que no era tan sencillo iniciar el proceso para obtener permisos de trabajo y residencia y que los lapsos para estar legales iban desde seis meses hasta un año y el presupuesto se fue acortando.
De pronto, los ahorros se hicieron insuficientes para pagar el alquiler de 1.400 USD mensuales del apartamento de tres habitaciones donde vivían los seis, por lo que sintieron la necesidad de trabajar “de lo que fuera¨.
En esa urgencia, nació la idea de vender brownies en la calle, visitando los principales centros comerciales de la ciudad, oficinas y comercios. Diseñaron rutas para que los seis cubrieran los puntos más importantes de la capital.
Las zonas de Obarrio, San Francisco, Vía Israel, Vía Brasil, Vía Argentina, Marbella, Bella Vista y Albrook se convirtieron en el día a día de estos jóvenes, que aún siendo profesionales, se vieron en la necesidad de “patear calle” para sobrevivir.
Al cabo de cuatro meses dos de ellos se rindieron, el estudiante regresó a Venezuela con menos esperanzas de volver a salir con el cupo Cencoex ahora reducido, y sin ahorros en dólares definitivamente representa un obstáculo más, por otro lado, el contador decidió emigrar a Ecuador, destino que le pareció más atractivo en cuanto a economía, empleo y vivienda.
Quedaron cuatro, dos ellos, el abogado y el ingeniero sin posibilidades de optar por un trabajo legal, pues sus carreras están protegidas por el estado panameño para ser ejercidas únicamente por nacionales, por lo tanto la alternativa restante para aplicar a la residencia es por visa de negocios, siendo inversionistas, para lo que necesitan un mínimo de 169.000 USD, que no tienen.
En cambio, la licenciada en Ciencias Gerenciales y el administrador pueden aplicar a la visa de profesional extranjero cuyo trámite ya han iniciado. La joven pudo conseguir un trabajo de supervisora en una tienda de una reconocida marca de bolsos y carteras pero debe mantener en secreto su situación de ilegalidad para evitar multas y hasta la deportación. El administrador dejó la venta de brownies y decidió trabajar como dependiente en una tienda del centro comercial Multiplaza,
allí vive de un quince y último, ya tiene su permiso de residencia permanente y le falta únicamente el permiso de trabajo para estar completamente legal, aún así lo contrataron y tiene poco más de dos meses disfrutando de beneficios que son para legales. Sin embargo, admite que aunque es un trabajo seguro “dependiendo del empeño que se le ponga a la venta de los brownies se puede sacar lo mismo o hasta un poco más en un mes y por menos horas de trabajo” , dijo.
¿El riesgo? Que te agarre migración o los conocidos Linces -unidad policial que se traslada en motocicletas- y te lleven al centro de detención del Servicio Nacional de Migración para pagar una multa y posteriormente deportarte.