Opinión Nacional

Claudicación

Claudicación, esta palabra, que reconozco es dura y no la empleo con intención de ofender, sintetiza mi opinión acerca de la participación de un grupo de alcaldes y dirigentes políticos en la reunión convocada por el ilegítimo. El resultado lo sintetizo también, con mis disculpas a los alcaldes que son amigos personales, en un solo vocablo: humillación,

Es inconcebible que haciéndose la vista gorda de la lluvia de agresiones verbales, ofensas, injurias, agravios, improperios que le prodiga el ilegítimo a la oposición, los alcaldes hayan  acudido a ese encuentro. Desde el momento mismo de su entronización no ha habido una oportunidad  en la cual no le endilgue a esos dirigente, hoy día en su mayoría alcaldes elegidos el 8 de diciembre pasado, epítetos insultantes  e infamantes, empleando en muchos casos palabras procaces transmitidas por la radio y la TV en horario no restringido.   

«Los voy a convocar (a los alcaldes) porque el 9 de diciembre ya este plan de la Patria por mandato de la Constitución será Ley de la República de obligatorio cumplimiento … Les voy a decir no al sabotaje, no utilicen las alcaldías para descuidar la comunidad, para destruir al Presidente”. “Voy a llamar al diálogo nacional para ayudarnos y para contribuir a que el país marche mejor».

Por decencia no reproduzco aquí las expresiones bajas e indecentes que precedieron esa “invitación”.

Conocedores de lo que han significado hasta ahora las “invitaciones al diálogo” emanadas el gobierno y la experiencia de lo que han sido las pocas ocasiones en que se ha intentado dialogar, los alcaldes de la oposición acudieron a Miraflores y participaron en el encuentro,   a pesar de las condiciones “sine qua non” impuestas por él legítimo: 1) prometer “absoluto cumplimiento y acatamiento de la Constitución”; 2) comprometerse a reconocer al ilegítimo como mandatario constitucional y legalmente ungido a pesar de las trampas y tracalerías que se emplearon para instalarlo en la silla de Miraflores y 3) aceptar  reconocer el denominado  “Plan de la Patria” o plan para el desarrollo económico y social de la Nación para el período 2013 – 2019.

En cuanto a la primera condición quien debe sumir es compromiso es el ilegítimo y su se títeres. Que el ilegítimo exija esa condición es una muestra palmaria del descomunal cinismo e hipocresía que lo caracteriza. Basta recordar la manera como llegó a Miraflores y la serie de medidas que ha tomado en el campo económico y comercial con las cuales ha destruido el aparato  productivo, ha convertido en piltrafa nuestra principal industria, la que sostiene al país prácticamente con respiración artificial y, en general, ha empobrecido el país y su población.

Con las otras dos condiciones el ilegítimo simplemente perseguía forzar su reconocimiento  como gobernante legítimo.

El simple hecho de reunirse con el ilegítimo significó la aceptación tácita de esas condiciones. Participar en un “dialogo” en esos términos no tiene otro nombre que claudicación, entreguismo.

La reunión se realizó a pesar de que Ramón Guillermo Aveledo advirtiera previamente que un diálogo no puede realizarse “en base al insulto y la agresión, ni tampoco sobre la base de condicionamientos”   Por su parte, Henrique Capriles señaló que el diálogo entre la oposición y el Gobierno es necesario, pero debe estar condicionado sólo por el respeto a la Constitución de la República. “El Plan de la Patria del que habla el Gobierno tiene que ser el respeto a la Constitución, lo demás no es Ley. Ellos hablan de respeto a la Constitución, pero no respetan a las gobernaciones y alcaldías que están en manos de la Unidad, creando organismos paralelos»,

Muy a mi pesar debo decir que con su asistencia los alcaldes recién elegidos tácitamente aceptaron las condiciones impuestas por el ilegítimo. Como decía una nota de este mismo periódico (20/12/03): “Maduro sale ganando del diálogo con los alcaldes y se fortalece… El presidente se legitima ante el país y rivales del chavismo”

Como era de esperar, el ilegitimo no tardó en proclamar victoria y declarar que ahora ha quedado ungido como un gobernante legítimo. Era una preocupación que lo mantenía insomne. Ahora seguramente duerme tranquilo.

Habrá quienes me califiquen de radical por lo que digo en este escrito. No creo que decir lo que uno piensa sea radicalismo. Estoy seguro de que mucha gente piensa como yo. Ya ha habido opiniones de personas muy autorizadas en el mismo sentido. Pero los detractores de la unidad cuentan ahora con nuevas municiones para denigrar y arreciar sus ataques contra la  MUD.

La MUD, Ramón GuillermoAveledo han hecho un milagro aglutinando en torno al concepto de la unidad a toda la disidencia sin distingo de orientación filosófica, doctrinaria o color político. Pienso que si no existiera la MUD habría necesidad de crearla en bien del país. Ahora, y a pesar de la pifia de los alcaldes, más que nunca hay que darle a la MUD el mayor respaldo posible para afrontar el futuro oscuro e incierto que se avecina. Hay que respaldar ese esfuerzo.

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