Venezuela, ¿qué te pasó?
Cuando leemos diarios y titulares de diarios nacionales e internacionales, o reportes de organismos, calificadoras e instituciones de larga data y prestigio, cuando recorremos cualquier avenida o sector de Venezuela, simplemente constatamos que el país no camina no transita por el camino adecuado y correcto. Los medios y los reportes expresan lo que nuestros ojos ven, lo que nuestros oídos escuchan en la cola del banco, en la frutería, en la estación del metro o trolebús, en las largas y tediosas colas de los venezolanos desesperados por comprar alimentos, papel, toallas sanitarias o alguna medicina.
Mucho se puede discutir y debatir y tal vez no es el momento de comparar entre cuarta y quinta república, entre la Constitución Nacional de 1961 y la Constitución Bolivariana de Venezuela de 1999, no el momento actual es aciago es horrendo por los padecimientos a los que ha sido sometida la población de Venezuela. Es tan compleja la situación de hoy y nuestro planteamiento es crítico más no apocalíptico, este país tiene todo por delante y un sinnúmero de retos y desafíos.
Sin embargo, el tema medular es asumir que nunca antes tuvimos una situación parecida, es un círculo vicioso donde se juntó la impericia, expropiaciones más llevadas y muchas injustificadas, estatizaciones, recentralización del Estado, desconocimiento de autoridades, mandatos y gestiones, discrecionalidad, corrupción, cierre de medios, una inseguridad atroz que se expresa en 23 mil muertos anuales, una economía de puerto que privilegia lo foráneo y la importación a la producción nacional, una economía con las peores distorsiones a nivel mundial como controles de precio, controles de cambio, afectación de las reservas, una inflación de tres dígitos altos, la mayor del mundo y el mayor riesgo país del mundo, la destrucción del aparato productivo y me pregunto ¿Venezuela qué te paso?.
En lo social la problemática es mayor porque los venezolanos han perdido el valor por el estudio y el trabajo, la pregunta se siempre para que estudiar si no hay empleo, si los salarios son de hambre, y nuestros jóvenes altamente formados terminan graduándose y dejando al país en búsqueda de oportunidades que el propio país no les ofrece, esta revolución hizo y convirtió a los venezolanos en “inmigrantes” por todo el mundo, en el país hemos observado la promoción de misiones, ayudas y algunas otras fórmulas con un claro tenor político – partidista que no precisamente fomenta una cultura del trabajo, estudio, emprendimiento. Venezuela esta desdibujada y los venezolanos tenemos que recuperar el tino, la seriedad, el sentido de la responsabilidad, del esfuerzo, de los valores y principios, nos corresponde a todos a partir del esfuerzo diario, de madrugar, de largas horas de estudio, trabajo y más dar lo mejor de sí por el país, unos y otros, tanto aquellos que han apoyado al régimen, aquellos que han creído en el cambio prometido en 1998 y no materializado como aquellos que nos hemos opuesto a un régimen, a una políticas recesivas, empobrecedoras y populistas, esta revolución y un puñado, unos pocos han manejado la mayor riqueza en nuestra historia republicana y paradójicamente nos empobrecieron material y espiritualmente como nunca antes, encima nos hipotecaron, nos endeudaron y me pregunto ¿Venezuela qué te pasó?.
Nuestro tono es crítico, es incómodo, es en do mayor porque cuestiona a un gobierno profundamente irresponsable, un gobierno que improviso decisiones y dejo de tomar un conjunto de medidas y verdaderamente potenciar el petróleo, el aluminio, el gas, potenciar a nuestro recurso humano, esta revolución tuvo todo y no hizo nada para que Venezuela se convirtiera en el primer país de América Latina con estándares de vida e indicadores del primer mundo. El socialismo del siglo XXI no funciona, no avanza, no es viable por lo menos en Venezuela, no pasa así en Bolivia; Ecuador o Nicaragua que son países con muchísimos menos recursos e ingresos pero con un nivel de empleo, productividad, calidad de vida e indicadores socioeconómicos superiores abiertamente a esta estafa de “revolución”.
Hoy me corresponde escribir por la gran cantidad de mujeres y madres que padecen porque la felicidad de que sus hijas e hijos avancen a un nuevo grado no se corresponde con el sufrimiento de tener que comprar los útiles escolares o los uniformes, escribo por el señor que no consigue la medicina o el tratamiento para curar sus enfermedad o patología, escribo por el pequeño productor que no consigue semillas o agroquímicos para poder sembrar y producir comida en el peor momento de la productividad en el país en toda su historia, escribo en nombre de la madre o el tío que vio salir a su familiar y este no regreso y es parte de los 23 mil muertos anuales, escribo por aquel que tiene algún familiar en un recinto carcelario en condiciones infrahumanas o de aquellos familiares o amigos que tienen un preso político en Ramo Verde o en alguna de las otras cárceles o recintos de reclusión, escribo por la madre que celebra que su hija se haya desarrollado y llora al no tener toallas sanitarias y por estilo pudiésemos hablar de muchas situaciones que son vergonzosas, ningún venezolano cuerdo se puede sentir orgulloso de la inflación, la escasez, la violencia, la corrupción, la ineficiencia, la destrucción del signo monetario o de su industria nacional, sea Pdvsa, Sidor o Alcasa y me pregunto ¿Venezuela qué te pasó?.
No podemos ser silentes, eunucos o irresponsables frente al país que hoy tenemos, un país donde vivir es una pesadilla, un país donde se nos va la vida en una cola, un país donde la gente muere de mengua por falta de atención médica. En 1998 un número importante de venezolano votó por la promesa de cambio y ese cambio no se dio o se materializo para mal, muchos de los problemas de la época no se solventaron, otros se agravaron con la presidencia de Chávez, y encima hoy tenemos nuevos males y problemas en la gestión del presidente Maduro, y la historia pudo ser otra, nos prometieron el cielo en la tierra, nos ofrecieron villas y castillos y lo peor es que la historia pudo ser otra tuvieron apoyo, gobernadores, diputados, alcaldes, petróleo y dinero por doquier y no fueron capaces de verdaderamente producir una gran transformación, es decir materializar una revolución en logros, en hechos en cifras.
Insisto la historia ha podido ser otra, al menos parecida a cualquiera de nuestros vecinos que pasaron por problemas, pero sin lugar a dudas la ciudadanía no cometió errores, desmesuras y arrebatos, y esa misma ciudadanía comprendió que la democracia sólo con más democracia, más procedimientos y más institucionalidad es que se hace perfectible y se corrigen los déficit presentes y no creyendo en cantos de sirenas, o en populistas o iluminados, que terminan hundiendo por su impericia y carencias a los países y sociedades en peores crisis, en hambre, miseria, corrupción, ineficiencia y finalmente en el engaño de un pueblo que termina siendo el gran pagador de sus propios dislates. El destino ha podido ser otro. Somos el país de toda la región latinoamericana con peores indicadores, cifras y estadísticas. Sencillamente en una línea la revolución termino siendo un experimento muy costoso, un gran fraude con costos humanos, financieros, económicos, sociales y espirituales.
Aprendamos y ratifiquemos que el diálogo y el respeto por el otro es la única manera de unir a los venezolanos y de poder llevar adelante una vida normal, cívica y sin desconciertos, los venezolanos debemos hacer valer la diferencia, el pluralismo y la diversidad, y reconocer la existencia de conflictos, pero también la necesidad de administrarlos y resolverlos con el mayor equilibrio posible, sobre la base de reglas comunes y dentro de la Ley. Y contar con un gobierno serio y responsable que merecemos y que debemos darnos. Este país nos pertenece a todos no es un botija sujeta a este nefasto gobierno ni tampoco a un sector de la oposición tan infausto como el gobierno que tanto crítica. Si queremos arreglar los problemas, las cosas hay que llamarlas por su nombre y con todas sus letras y asumir la delicada situación y emprender los cambios y correctivos. Viva Venezuela siempre.
(*) Profesor de la Universidad de Los Andes e-mail: [email protected] @rivasleone