Referéndum revocatorio y obligatorio
No nos cabe la menor duda al señalar que la democracia en Venezuela ha pasado por etapas y momentos aciagos, de tensión, incertidumbre y demás. Sin embargo, el mayor traumatismo que registramos en nuestra historia patria es eminentemente reciente. Nos referimos al anquilosamiento acelerado de la clase política venezolana y a sus organizaciones partidistas de antes y de ahora. De manera que frente al desprestigio de los partidos y de la clase dirigente cuarto y quintorepublicana, deben emerger nuevas organizaciones, liderazgos y proyectos que nos permitan albergar esperanzas de cambio.
Los venezolanos no podemos darnos el lujo, jamás de los jamases, y menos aún volver a repetir la historia de 1998 en la que no sólo dejamos de participar e intervenir en la política por considerar legítimamente que la misma era una actividad ruin y degradada. Asimismo, la elección de Chávez fue ante todo una elección seducida, emotiva y no racional. Frente a esto los venezolanos hoy en día tenemos un criterio mucho más maduro y rico para intervenir y votar, y además una experiencia tan o más nociva y perversa que las experiencias anteriores en lo que corresponde al ejercicio de la política y la gestión de gobierno. Chávez sin posibilidad a equivocarnos no sólo rompió los moldes, sino que rebasó con su ineficiencia, hostilidad, casos de corrupción y desgobierno cualquier otra etapa o periodo conocido.
Ahora bien, los venezolanos por entero no podemos darnos el lujo y cometer el error de quedarnos únicamente contemplando la destrucción del país, o peor aún dedicarnos a lamentarnos como sociedad y pueblo. Debemos dar una muestra de madurez, tolerancia, amplitud y sobre todo como “demócratas” y salir masivamente a votar por el Si el venidero 15 de agosto con motivo del Referéndum Revocatorio. Este evento constituye el primer escalón o peldaño de la larga escalera que representa la transición política en Venezuela.
Legalmente somos 13.893.322 venezolanos con derecho a participar en el RR. Estamos ganados a que no debemos desaprovechar esta oportunidad que nuestra fatigada y diezmada democracia nos brinda. El país, la sociedad y todos los venezolanos debemos de acudir a esta cita, histórica por lo demás, llenos de optimismo y convencidos de la importancia que tiene tanto el RR como cada voto nuestro. La historia contemporánea será escrita a partir de un episodio, una etapa y un personaje que accedió al poder no por un golpe o asonada militar, sino por los votos de los venezolanos incautos que en 1998 depositaron todas las esperanzas en él y esos mismos venezolanos por la misma vía electoral, constitucional y democrática le revocaron el mandato.
Los motivos para revocar ese mandato popular están a la vista de todos y de cada venezolano sin distinción alguna. Este país experimenta en estos últimos años en mayor empobrecimiento conocido en su historia, a lo cual se le suma un deterioro generalizado en los niveles de empleo, salud, productividad, seguridad y expectativas de vida. Sin contar los casos de corrupción que son emblemáticos en este gobierno y el daño moral causado a toda la población que ha sido perseguida, maltratada, descalificada, vituperada por el presidente Chávez y cada representante y acolito, que lejos de unir a los venezolanos en torno a unas metas y proyectos nos han dividido y segregado.
Lo anterior fue tan perverso que produjo lo que tenemos hoy y eso también deberá ser contado por la historia. Sin embargo, no hay tiempo para lamentos, el tiempo y la senda por recorrer es valiosa y TODOS los venezolanos merecemos un trato distinto y no tenemos porque dudar en el momento de votar. Estamos dispuestos a dejar atrás todo vestigio de fracaso, dolor e incompetencia y en ese mismo orden nos resistimos a ser ubicados en la llamada cuarta o quinta república. Ni cuarta ni quinta apostemos a Venezuela y participemos activamente en el referéndum revocatorio y obligatorio.
(*) Politólogo – Magíster y Candidato a Doctor en Ciencia Política
