Después del 15
La revolución no se sustenta en el pragmatismo usufructuario del poder. La
revolución coloca en una dimensión secundaria a los factores materiales de
la vida. La emocionalidad que identifica su pasión y hasta la racionalidad
del intelecto se dirige a solidificar la conciencia del ser humano. Podemos
simbolizar como el estadio ideal del revolucionario cuando éste se desprende
del orden material de la vida. Cuando el individuo en su más profundo nivel
de intimidad, de conciencia y de espontaneidad le pierde el miedo a la
muerte. No se apega a los factores materiales –-bienes económicos,
influencias de cómplices, lujuria– que siempre están presentes en el
entorno y en el hábitat del poder. Quién no se desprenda del orden material
de las cosas, siempre quedará sujeto a la tentación de claudicar ante la
fascinación del poder. Siempre habrá una rendija por la cual se pueda colar
la satisfacción del egocentrismo en detrimento del pueblo. El revolucionario
auténtico sabe que su misión es luchar por alcanzar el bien común. Su meta y
razón existencial está en crear hitos en el camino hacia estadios más
elevados de la Patria. El revolucionario con conciencia social y
convencimiento ideológico no pierde la imagen objetivo de su meta. Ésta,
apunta siempre hacia la generación de cambios estructurales en el sistema
político-social que dirige el destino de los pueblos.
En contraposición a la conciencia revolucionaria existe la conciencia
pragmática, egocéntrica, vanidosa y materialista. Conciencia que se forma y
se construye, reflexiva o irreflexivamente, por la cultura que ha impuesto
un modelo político sustentado en el usufructo el poder. Aunque los
postulados de la democracia representativa sean enaltecedores de la
condición humana, en la práctica son atentatorios contra la emancipación del
pueblo. Democracia representativa y cúpulas de poder es lo mismo. Cúpula es
la antítesis del poder popular. Democracia representativa es sinónimo de
privilegios para los poderosos, con el agregado automático de la exclusión
de las mayorías grupales e individuales. La cultura generada por esta
práctica en la dirección de la sociedad está tan arraigada que, en los años
iniciales del Proceso Bolivariano, aún no se ha podido sustituir por los
nuevos paradigmas y esquemas de vida que prédica la Revolución.
No obstante, la intuición del pueblo y sectores revolucionarios enrolados
desde hace muchos años en la búsqueda transformadora de la estructura de la
sociedad, han permitido la perseverancia en la difusión ideológica
bolivariana; y, en consecuencia, sembrar las semillas de la conciencia
revolucionaria. El Proceso, aún en estado de transición, terminando la fase
de definición entre reforma y revolución, está listo para pasar a la nueva
etapa. Lo ha dicho el Presidente Chávez, máximo líder bolivariano e ícono de
los movimientos emancipadores de la América Latina. Se recoge de las líneas
de conducción que emite el presidente de la República su plena disposición a
profundizar el Proceso. “…No hay concesión a la reacción…” ha puntualizado.
Y remarca con insistencia la necesidad histórica de asumir el acto de
capacitación ideológica– entender, asimilar y practicar lo expuesto en las
primeras ideas de este artículo– para que a partir del ratificatorio del
15-A se avance por el camino revolucionario. Ideología, organización,
desarrollo endógeno, aceleración del tránsito hacia el Estado
Revolucionario, valga decir: (i) el gobierno se transforma en instrumento
del pueblo; (ii) se crea, con base en la conciencia nacional, el poder
constituyente del pueblo; (iii) se activan los gobiernos comunitarios; (iv)
se fortalecerán las organizaciones gremiales revolucionarias que sustituirán
a las existentes reformistas; (v) se destacará con especial relevancia, en
la práctica y en el las leyes nacionales, la contraloría social ejercida
directamente por el pueblo organizado.
Todo esto, que se recoge e interpreta del discurso del Presidente, engloba
el conjunto de enunciados generales que van a servir de orientación para que
se elabore antes del 15-A la propuesta: “Rasgos fundamentales que definirán
las características de la nueva fase del Proceso revolucionario, a partir de
ratificatorio presidencial”. Propuesta que se le entregará al Presidente en
el evento que realizaremos el martes 3 de agosto en Caracas.
En este sentido quiero utilizar este espacio para invitar a todos los
pensadores revolucionarios, a todos los que han sido embriones de las luchas
emancipadoras nacionales e internacionales, a todos los nuevos
revolucionarios convencidos ideológicamente y comprometidos de por vida con
este proceso y a todos los que respaldan incondicionalmente a Hugo Chávez
como líder indispensable y conductor fundamental del Proceso Bolivariano,
quiero invitarlos a todos a participar en este acto de producción
intelectual. Que prevalezca el espíritu unitario de los revolucionario y que
cedamos posiciones que pertenecen a nuestra verdad para que, por consenso,
arribemos a la plataforma revolucionaria que siempre hemos aspirado. El 15-A
nos ha producido este momento. Es otro reto que compromete a nuestro
espíritu revolucionario.