Reflexiones
Los grandes problemas que la gente siente en este momento (y que se mantienen en las encuestas desde hace años) son el desempleo, el costo de la vida, la inseguridad y la dificultad – y hasta imposibilidad- para tener acceso a servicios públicos, o tenerlos pero de muy baja calidad. Se incluyen el acceso a servicios de salud, al agua, a cloacas, a drenajes, a recolección de desechos, y el pésimo y costoso servicio de transporte. Durante bastante tiempo hemos creído que estos problemas tienen un origen político y que se derivan de malos y corruptos gobiernos que favorecen a minorías. Y que su solución se logra con una vuelta de tortilla para que cuando los pobres sean poder nos coloquemos en la senda del progreso.
La verdad verdadera es que tales problemas sólo se resuelven trabajando con eficiencia, con empeño, con dedicación. Y que para que podamos dedicarnos al trabajo requerimos un entorno adecuado de libertad individual, normas claras que se respeten a cabalidad, transparencia y participación política y económica. Es decir necesitamos una democracia estable, fuerte, eficiente y eficaz. Una democracia que se funde en los municipios y en la cual se desarrollen las autonomías locales y regionales. Y con estructuras de gobierno con muchos mas ingresos derivados del pago de nuestros impuestos.
El año 2004 se ejecuta un presupuesto de 56 billones de bolívares, unos 25 millardos de dólares. Eso son apenas unos 6000 bolívares diarios por persona ($3 diarios) que apenas alcanzan para darnos a unos pocos muy malos servicios. Unas cuentas nos indican que un servicio de salud digno tiene un costo de $2 diarios por persona, la educación cuesta otros $2, la seguridad cuesta $1.5 por persona. Solo en estos servicios ya se muestra la incapacidad del Estado de darnos a todos los elementales bienes públicos, seguridad, salud y educación. El costo de los servicios básicos se aproxima a $15 y eso es cinco veces el presupuesto nacional actual. Para llegar a ello necesitamos más que triplicar el actual PIB y elevar los ingresos públicos de manera significativa. Una tasa sostenida de crecimiento de la economía mayor de 3% interanual nos requeriría un plazo de 30 años y una inversión anual superior a 20 millardos de dóalres.
La otra alternativa es la inversión de capital social, para lo cual tenemos que construirlo. Es decir tenemos que apelar a la cooperación entre los ciudadanos, la cual se sustenta en la solidaridad y la confianza. Con estas dos medicinas podemos crear nuevas redes de participación.
Propongo que estudiemos estos temas que están en la base de las soluciones que requiere este país. La Sociedad Civil es una abanderada nacional de la participación ciudadana y la entienden en un plano global que abarca dimensiones social, económica, ambiental y no solamente de la participación política.
Venezuela sigue adelante y cuenta con el equipo de Valencia en esta cruzada de ofrecer alternativas concretas a los problemas nacionales. Necesitamos más información, más educación, más acción basada en principios, más intervención de todos construyendo soluciones económicas, para enfrentar el desempleo, el costo de la vida, la organización de la seguridad ciudadana, la prevención de la salud, la educación familiar y preescolar y el aprovechamiento del conocimiento y la tecnología como herramientas claves, para lo cual las universidades deben quebrar el muro que las separa de la sociedad ye involucrarse en esta titánica tarea de la reconstrucción nacional.
El discurso tiene que estar en la economía y no en la política, aun cuando requerimos de esta para lograr la primera. Pero si solo hacemos política, si nos quedamos con Santa Inés, nos deslumbramos con el mesianismo y nos quedamos con la opción del hambre y la miseria.
(*): Gente de Soluciones
