Opinión Nacional

Negociación y gobernabilidad

Con la convocatoria del referéndum se abrió una pequeñísima “ventana de oportunidad” para evitarle al país males mayores. Sin un mínimo de acuerdo sobre las reglas del juego político, no hay solución democrática a la crisis política. Las reglas deben incluir la transparencia en el referéndum, porque si los resultados no son aceptados como legítimos por las partes, no habrá ni paz ni gobernabilidad, sin las cuales no hay salida de la miseria del subdesarrollo. En democracia, los que pierden las elecciones nunca son excluidos totalmente del poder. Por eso, las partes deberían acordar que el Tribunal Supremo, el CNE, el Fiscal, el Contralor y el Defensor del Pueblo sean electos únicamente por la mayoría calificada de dos tercios en la Asamblea Nacional. El consenso debe ser obligatorio, para reinstaurar la legitimidad de las instituciones “arbitrales” del Estado. Sólo si aceptamos jugar limpio con árbitros imparciales, hay la posibilidad de evitar la violencia. Los demócratas en ambos bandos deben procurar, con urgencia, el inicio de una negociación, no sólo para “regularizar” la lucha política sino para garantizar a ambas partes su “espacio vital“. Recordemos que Pinochet y Daniel Ortega aceptaron entregar el poder ejecutivo, sólo después de negociar unas reglas del juego que les dio garantías personales y les aseguró el respeto para las fuerzas políticas que representaban. Sería ingenuo creer que, en un ambiente de desconfianza y radicalización absolutas y sin la más mínima comunicación entre las partes, el chavismo entregue el poder sólo por unos resultados electorales. Obviamente, tanto en el gobierno como en la oposición, hay sectores radicales que no conciben ni siquiera la posibilidad de un acuerdo. Sin embargo, los demócratas tenemos el deber de intentar una negociación, antes y no después de los miles de muertos y el desastre socioeconómico, inevitables en una probable guerra civil. Aquéllos que rechacen o impidan el acuerdo, cargarán con su responsabilidad histórica. Recientemente, algunos voceros de la Coordinadora han dado declaraciones que vislumbran una voluntad de diálogo, siguiendo el ejemplo precursor de dos de las mentes más lúcidas y más estúpidamente subutilizadas de la oposición, Eduardo Fernández y Teodoro Petkoff, que fueron ridículamente vilipendiados, por haber atendido la invitación a dialogar del Presidente Chávez. Sin un mínimo de acuerdo, el referéndum es insuficiente para recuperar la gobernabilidad democrática. Que Dios ilumine a los venezolanos, empezando por su Presidente.

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