RCTV ante una sentencia histórica
A Marcel Granier y a todos los miembros de la familia de RCTV
Han tenido que pasar ocho años, la desaparición de los medios independientes, la venta o el asalto expropiatorio de los medios radioeléctricos, la compra por el gobierno o sus esbirros y paniaguados de los principales medios impresos del país, la impune devastación material y espiritual del país, el montaje de un gigantesco imperio mediático fiel a los principios goebbelianos de un régimen mentiroso, cobarde, represor, autocrático, dictatorial y militarista y, last but not least, la extraña muerte en tierra invasora del causante de todos estos horrorosos hechos ominosos y brutales, para que los restos sobrevivientes de una de las más importantes democracias latinoamericanas llevada al cadalso en brazos del castrocomunismo comience a recibir los primeros signos de solidaridad continental. Y lo que es infinitamente más importante: por medio de una sentencia de obligatorio cumplimiento – que obviamente no será respetada – por parte de la más destacada, importante y trascendental Corte de Justicia hemisférica: la CORTE INTERAMERICANA DE LOS DERECHOS HUMANOS.
Todo lo cual ha sido posible gracias al esfuerzo mancomunado de la juventud venezolana, que se levantó de su aparente letargo político y asumió la corajuda defensa de RCTV como causa de lucha de vida o muerte nada más caerle a saco las mesnadas chavistas al más antiguo y prestigioso canal de televisión venezolano; a la espontánea y combativa solidaridad del gremio periodístico, artístico y profesional de la radio y la televisión con el canal de Quinta Crespo, al respaldo de los partidos opositores, a sus empleados y trabajadores y al trabajo incesante, lleno de fuerza de voluntad y de empeñosa esperanza de uno de sus directivos y propietarios, Marcel Granier. Quien, al negarse al chantaje y la compra de RCTV, le dio una demostración de grandeza y venezolanidad a quienes, ante parecidos empeños, se rindieron sin batallar, traicionando toda una tradición de combate patriótico y denodado de nuestros medios en defensa de nuestra libertad.
Por todas esas razones, la sentencia condenatoria a favor de RCTV, y de obligado cumplimiento para el gobierno venezolano para que le sea devuelta la señal a sus legítimos dueños y devueltos sus bienes compensándoles por todos los daños y perjuicios causados por el Estado venezolano, sienta un precedente histórico: ha sido adoptada por la unanimidad de sus miembros. Indica que hay zonas de la institucionalidad multinacional independientes a la manipulación, el amedrentamiento y la compra por parte de los gobiernos aliados al castromadurismo y abre un compas de espera a cambios muy profundos en la correlación de fuerzas internas y su efecto sobre la comunidad internacional.
Ya se ha adelantado uno de los miembros de la diarquía dictatorial a rechazarla de plano, dándole mayor legitimidad a la sentencia. Lo que le ha sucedido a RCTV es una prueba irredargüible de la tiranía que nos asuela. Pero contribuye al fortalecimiento moral de nuestras filas: nos asiste el derecho y estamos del lado justo de la historia. De allí que esa sentencia deba ser leída como un acicate invalorable a nuestra voluntad de cambio. Podemos imaginar los efectos que una poderosa votación opositora en los comicios venideros podría causar en el ánimo del hemisferio y el eventual derrumbe que amenaza al régimen, víctima ya de sus últimos estertores. De allí nuestra alegría ante este logro histórico que justifica, una vez más, la vieja conseja de que “la justicia tarda, pero llega”. Aún espera a nuestras puertas, pero todo indica que se anuncia ese trascendental acontecimiento: la justicia llegará. Bravo por Marcel Granier y la familia de RCTV. Bravo por la Venezuela de la dignidad y la decencia.
@sangarccs