Opinión Nacional

Reparos: Cinismo o estupidez

Dudé cien veces antes de escribirlo. Lo mastiqué como a un pedazo de suela
que me obligaran a deglutir. Con los ojos abiertos como un dos de oro
viendo el techo por horas de insomnio, cavilé hasta que me dije: Hay un
límite, HAY QUE DECIRLO porque no hacerlo es convertirse en sepulturero de
la oposición: ES UNA SOBERANA ESTUPIDEZ IR A LOS REPAROS.

Ese es el degolladero. Porque el gobierno trabaja con el miedo. La mitad de
nuestra gente no quiere someter a sus familias a más penalidades para dejar
sentado que se opone al régimen del atronao. No le pidamos heroísmos a
gente sencilla que ya arriesgó demasiado. La otra mitad no quiere ser
humillada, no lo acepta, le repugna la sola idea de tener que firmar por
tercera o cuarta vez, con el agravante de tener que ir a demostrar que
efectivamente lo rubricado entre el 28 de noviembre y 1 de diciembre de
2003, sobre papel moneda y auditado por SUMATE, es cierto.

¿Por qué volver a firmar si al enamorado de Fidel se le antojó seguir en el
poder a cualquier precio para saquearnos y financiar más de un tercio de
los gastos de los burócratas, militares y esbirros cubanos y su régimen
senil? ¿Por qué no entender que con reparos no agregamos nada -y
confundimos todo- en la lucha contra este asesino que resolvió matar a
miles, pero no renunciar jamás voluntariamente al poder y cumplir su sueño
de apoyar a la narcoguerrilla FARC y alimentar su pleito contra los que él
identifica -en su delirium tremen- como las serpientes venenosas de la
oligarquía santanderista de Bogota? ¿Por qué aceptar una burla adicional de
este bárbaro emperrado en desconocer nuestras firmas y que ahora la agarró
con pelear con Bush, como si se tratara de un pleito sin consecuencias, por
la pelota robada por el equipo que perdía, en una caimanera en su infancia
peorra de su Sabaneta de nuestras desgracias?
La firmas con caligrafía asistida valen SI ó SI y no aceptamos que se
pongan jamás en duda. Allí debemos trancarnos. Y los fanáticos de negociar
que negocien su familia y no las nuestras. Aferrarse a la validez absoluta
y definitiva de nuestras firmas es la única decisión política valiente,
además de jurídicamente impecable, por estar sostenida y apoyada hasta la
saciedad por la única instancia del Estado competente para conocer la
materia electoral: la Sala Electoral. Ésta YA decidió y nos da la razón.

Lengua e`vaca Rincón, que es un sicario judicial de Chávez, puede decir
misa, pero eso es un asunto ya resuelto. Sólo que NO harán el referéndum
burlándose de la Sala Electoral, así como de los tres millones y medio de
firmantes y de toda la comunidad internacional.

A los «dirigentes» de oposición que nos suponen carentes de memoria y creen
poder abusar indefinidamente de la buena fe de nuestra gente, les
recordamos que por instrucciones de los protagonistas televisados ya se
firmó una vez, en noviembre de 2002, por una petición ridícula – de
referéndum consultivo- donde se le preguntaba a Chávez si quería renunciar.

Luego inventaron el firmazo del 2 de febrero de 2003, para terminar con una
huelga general indefinida suicida e intentar disimular que nos habían
llevado a un desastre descomunal. En esa aventura se nos impuso competir
sobre cuánto tiempo podíamos estar encerrados en nuestras casas, arruinando
nuestros empleos e ingresos, contra la soberbia del atronao y su banda de
criminales y ladrones, a quienes les bastaba con empujar la inercia
represiva del Estado y resistir indefinidamente -ellos sí podían-
abrazados a la caja de caudales del presupuesto.

Nunca olvidemos que el chavista común considera al Estado como un botín
que premia finalmente sus resentimientos sociales por fin vengados y
resarcidos. Así estallara el país en ruinas, ellos disfrutarían gobernando
sobre los escombros. Recuérdese que piensan con nivel intelectual de
recogelatas, sólo que a pobres infelices que viven de recoger desperdicios
no se les ocurriría querer gobernarnos.

Cuando los ilusos o cínicos que dirigen la oposición aceptaron todos los
condicionantes, requisitos y preservativos del régimen, para obstaculizar
el Reafirmazo y el Referéndum, debieron por lo menos haber previsto la
voluntad hostil y fraudulenta del chavismo canallesco.

En lugar de enfrentarlo se prefirió celebrar a Carrasquero como árbitro y
someterse a todos los caprichos de su banda de acólitos. Y ahora, cuando
Carrasquerito puso su plastica desconociendo millón y medio de firmas
-alzándose además contra la Sala Electoral del TSJ- asistimos, luego de
grandes jornadas televisivas para promover liderazgos blandengues, a la
gran batalla de los Reparos donde nos presentan como una gran victoria el
aumento de sitios con computadoras, para volver a ir a firmar, otra vez,
para que el gobierno pueda, ahora sí, definitivamente arreglárselas para
reventar el revocatorio.

La Coordinadora no se da cuenta que los negociadores del gobierno lo único
que quieren es entramparnos de nuevo en la realización de un evento que
reduce drásticamente el margen de maniobra de la oposición, y que de hecho
acepta verse despojar del Revocatorio. Pero esta vez será por la ausencia
de gente en los centros de Reparo de Firmas, provocada por rabia,
escepticismo o miedo.

Cuando lanzo una pedrada contra personas específicas, cuyo nombre omito
sólo por urbanidad política, siempre aclaro que sólo me permito juzgar las
conductas políticas objetivas, no las intenciones, que por cierto no
siempre las supongo de buena fe.

Sin embargo creo que serán ampliamente gratificados quienes permitan al
gobierno salir de su atolladero institucional, aceptándole al CNE una
repetición disfrazada y fraudulenta del Reafirmazo. Intentarán darnos el
golpe de gracia, pero esta vez culpando a la gente por ausentismo y
salvándoles el rabo a los dirigentes.

Cuando digo gratificados me refiero no sólo a la simpleza de suponer unos
cheques o maletinazos. Me refiero a gratificaciones mucho más duraderas y
sustanciosas, que pueden venir para quienes individualmente o en grupos, se
vean reconocidos como interlocutores de este gobierno por haber resuelto
compartir su destino, por varios años, con los zarandajos. No es bueno
despreciar el pronóstico que, pese a todas sus trampas contra la oposición,
Chávez está dispuesto, previa rendición incondicional de esos sectores, a
reservar una ínfima parte de la ubre estatal -léase elecciones regionales
de septiembre- a quienes acepten el papel de palafreneros y mamporreros de
esta dictadura lumpen.

Si ocurriera la rara posibilidad -no descartable por lo inédito de todos
estos procesos abstrusos- que en la desesperación colectiva, por encontrar
aunque sea ilusoriamente todavía una salida pacífica a este régimen de
oprobio, la gente asista masivamente a los Reparos, sepamos sin embargo que
eso no impedirá que Chávez y sus empleados del CNE y de la Sala
Constitucional de lengua e`vaca Rincón, sencillamente defequen sobre esa
esperanza de salida institucional.

Se dice que el gobierno fabrica cientos de miles de cédulas falsas para
llevar militantes suyos a los centros de Reparo y sustituir, negando su
firma, a los que no vayan a reparar y de esa forma burlarlos por segunda
vez; sólo que en esta ocasión harían valer el recurso extremo de sustituir
delictivamente la firma y la presencia de quienes ya fueron estafados con
lo de planillas planas. Permítanme no dudar de las capacidades criminales
del gobierno, para montar esta u otra tramoya con cédulas falsas.

Efectivamente puede estar acudiendo a este expediente demencial, pero es
que ya con sólo expandir ese rumor estaría agregando factores de
incertidumbre que tienen por objetivo alejar a la gente de los Centros de
Reparos.

Dicho esto recordemos una vez más algo del abecé de la política.

¿Creen ustedes, amigos compatriotas, que una pandilla criminal que
pretendió tomar por asalto, por Golpe de Estado Militar el poder, a sangre
y fuego, en dos oportunidades -febrero y noviembre de 1992- con centenares
de muertos de por medio, y que finalmente lo obtiene por vía electoral,
soltará el control del coroto porque se lo pidan con firmas los ciudadanos?.

¿Puede dudarse acaso de su voluntad de mantenerse, a como dé lugar en el
poder, a sicarios que masacraron el 11 de Abril de 2002, el 6 de diciembre
de 2002, el 27 de febrero de 2004 culpando a la oposición de las victimas?
¿Puede creerse en la palabra de un presidente que permite y justifica que
se quemen vivos a soldados castigados por disidentes?
¿Puede esperarse conductas democráticas de quienes ordenan desalojar de sus
viviendas y escuelas, a balazos, peinillazos y lacrimógenas, a humildes
familias de empleados de PDVSA?
Recordemos que esta plaga logró el asalto al Poder de Estado por vía
institucional, basándose en la cobardía y estupidez de la vieja clase
política y las elites, que se bajaron los pantalones, desde la cúpula
militar, empresarial, los grandes medios, los partidos, el Congreso, la
viaja Corte Suprema y para colmo además contó con la estolidez diplomática
de grandes naciones interesadas en domar, mediante halagos, al díscolo
montaraz recién llegado.

Estoy convencido, ahora más que nunca, que el momento de mayor debilidad de
los recursos leguleyos e institucionales de la dirección opositora
blandengue coincidirá con la explosión de la indignación nacional que hará
propicia la ocasión para no dejar piedra sobre piedra de este régimen de
manganzones y criminales tarifados, disfrazados de revolucionarios.

Cerradas como están las vías institucionales pacíficas lo único que queda
en pie es el derecho de rebelión. El primer ensayo con el febrero de
barricadas, se multiplicará a la primera ocasión. Mientras tanto por cada
vez que un salvaje uniformado dispare por órdenes de Chávez contra
ciudadanos indefensos, centenares de oficiales se sumarán a la indignación
de ver sus fuerzas militares convertidas en tropa de esbirros y acercarán
la fecha en que le digan basta a este dictadorzuelo engreído que partidiza
y manosea las Fuerzas Armadas como su último recurso para imponernos un
régimen despótico. Los militares, o nosotros en rebelión, o juntos,
repararemos el Estado reventado por la aventura antinacional del chavismo
lumpen.

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