La hora del terror
Es espeluznante abrir las paginas de los grandes medios de la prensa
nacional. Terror genera su lectura. Confusión y dudas es lo que sentimos con
solo ojear los titulares. Repulsión orgánica produce oír la manifestación de
odios matinales por parte de los conductores de la TV y de la radio. Qué
poco se deben sentir ante tamaña realidad virtual que construyen
disonantemente para triturar al colectivo.
Realidad que impacta por su intento demoledor al pretender desmoronar al
pueblo, ilustrando el diagnóstico de un futuro de terror. Esto ocurre
diariamente de 6.00 a 8.00 AM. Esa es la hora del terror.
Pero ¿es realmente eso así? Todo junto en un mismo instante que busca
aniquilar el espacio para respirar. ¿Puede un país como Venezuela verse tan
ahogado como lo modelan los medios? Listo para perecer como aquellos
burgueses guillotinados en la Francia del siglo XVIII. Tristeza es lo que
genera la obligación de mantenernos informados.
Pero, ¿no será también que se magnifican las taras que arrastramos por
existir en el mundo del sur? ¿No hay un componente de perversión al ubicar
la génesis del fracaso en un proceso reivindicador de la condición humana?
¿No tienen los medios la responsabilidad ética de difundir la otra cara de
la realidad? Todas las instituciones de la sociedad son co-responsables del
escenario actual. El momento presente, engendro histórico, no es obra
exclusiva del gobierno y sus seguidoreres. Los grupos que asumen el
liderazgo de la oposición contribuyen cada día en agravar la coyuntura. Los
percibo como seres desalmados que juegan a herir a su propio país y a
mutilar las esperanzas del pueblo.
Certeramente, refresca el panorama informativo los canales y medios
alternativos, sustitutos coyunturales de la prensa del terror. Otrora fuente
de investigación de las generaciones productoras de cultura, de ideas, de la
intelectualidad. Pero hoy ni siquiera es recomendable leer sus páginas
deportivas ni sus noticieros estelares.
El procesamiento de la información de los medios comunitarios y
revolucionarios nos devuelven el espacio para respirar. Razones ponderadas
que estimulan a no sentirnos náufragos en la perdición de las esperanzas.
Coincidencias de enfoques e interpretaciones en relación a los factores
exógenos que tienen en la mira al Presidente Chávez. Para el imperio, su
Proyecto de Nuevo Siglo, especificado en el plan rector VC-2020, sumatoria
de postulados doctrinarios como el “dominio del espectro global” incluye a
una Venezuela sumisa y socia segura, por ser fuente de abastecimiento de
energía hasta que se agote el petróleo.
No obstante, sólo se podrían llegar a esas metas solidificando el factor
confianza de los gobernantes. Confianza que no se la puede ofrecer el
Presidente Hugo Chávez, líder de un proceso revolucionario en tránsito hacia
la emancipación continental. Pero sí los «escuálidos» reaccionarios y
dentro de ellos, el sector tecnocrático sostenedor de la tesis simplista,
basada en la racionalidad capitalista del «ganar-ganar». Sector que ha
inventado la hora del terror.
El Pentágono, el Departamento de Estado y sus instrumentos de poder
coercitivo como lo son los Comandos Estratégicos que hacen uso de los
marines, los boinas verdes o las fuerzas especiales de ataque –incluyendo
los paramilitares– mantienen como principio doctrinario que al enemigo no
se le puede dar tregua. Hay que matarlo dos veces. Lección que en la
práctica quiere ejercitar la oposición cupular al abrir cada día la prensa,
al prender el televisor, al escuchar los voceros radiales o navegar en
internet. La verificamos con la secuencia de acciones que parten del
Guarimba I, siguen de manera simultánea con las denuncias de derechos
humanos y los conflictos ante el TSJ. Y continuaremos comprobando su
intencionalidad perversa con la próxima reactivación del plan Guarimba II,
unido a los golpes de mano y terrorismo selectivo, por parte de los
mercenarios paramilitares de la CIA. Todo esto forma parte de la estrategia
imperial del Nuevo siglo y la forma de penetrar sus tentáculos de dominio
global en la nación venezolana.
Pero para satisfacción de los seres de buena voluntad, la hora del terror
por ser hija del mal, sucumbirá ante las fuerzas que guían el bien común.
Todo lo que sea concebido con base en el amor y, particularmente en el amor
al prójimo, recogerá la victoria y la felicidad. La revolución no es terror.
La revolución es el bien común. La hora del terror será en minutos tiempo
inocuo, débil, muerto.