Opinión Nacional

Controversia

PERIODISMO, POLÍTICA Y CULTURA

El periodismo es ciertamente una actividad profesional, una apostolado y ante todo un compromiso, más todavía en nuestros países donde los periodistas son maltratados y a veces relegados en los propios medios. La veracidad y la frescura de la noticia sin restarle ni sumarle, es el éxito del órgano y medio periodístico que conserva el celo que exige la profesión. El periodismo llevado con seriedad, mística, profesionalismo, y mucha responsabilidad permite al profesional de la comunicación social ocupar un rol estelar en países como Venezuela donde la gente esta deseosa de buena información, argumentación, debate y esperanzas frente a un público que se niega a ser manipulado por unos cuantos sectores y fundamentalmente de parte del gobierno en ejercicio. Periodistas no son todos, son sólo aquellos que con gallardía, trasparencia y responsabilidad ante sus oyentes y lectores ejercen su verbo, escriben , cuestionan y no se ceden ante la comodidad, un puesto, o una determinada parcela de poder.

Nuestro país cuenta con una gama amplia de calificados periodistas en todos los medios (Radio – Televisión y Prensa Escrita). Sin embargo nuestra intención no es otra que destacar el rol y la formación de un grupo relativamente reducido y sumamente calificado de muchachos que pertenecen al rotativo El Nacional y que en buena medida han sido guiados en su formación y gesta por la escuela y trazos del amigo Sergio Dahbar. Nos referimos a Rafael Osío Cabrices; Sandra La Fuente; Gonzalo Jiménez y Alfredo Meza quienes aparte de ejercer su profesión con alto profesionalismo y dedicación, tienen obra publicada dentro de la prestigiosa Editorial Debate y la colección Actualidad que dirige Sergio Dahbar y diagrama Jaime Cruz y que han resultado ser unos auténticos batacazos.

Lo cierto del caso y que subrayamos es que estos jóvenes periodistas son como en otras áreas los profesionales que el país requiere. Existe a veces temor de presentar a la verdad con ropajes semánticos inadecuados, lo que desmerece la noticia, y da lugar a entendimientos en las sombras entre el reportero o escritor y la parte mencionada cuestión para nada se relaciona con el grupo de calificados periodistas que estuvieron en Mérida en el Foro “Periodismo, Política y Cultura” el 11 y de Febrero. Por docenas se cuentan los ejemplos de periodismo con precio, y el tamaño o falsa prosapia del órgano informativo, no mengua para nada su bien ganado desprestigio, y el desprecio resulta sensible por su tiraje.

Encontramos por tanto periodistas de derecha, de izquierda, los hay revolucionarios, centrales, de desplazamientos a ambos lados, recalcitrantes, y periodistas formados y críticos como Sergio Dahbar; Rafael Osío Cabrices; Sandra La Fuente; Gonzalo Jiménez; Alfredo Meza y Rubén Vzisosky por señalar sólo algunos de tantos otros que gracias a Dios tiene el país, y que radicalmente se diferencian de algunos señores que han mal ejercido el periodismo como José Vicente Rangel; Juan Barreto y pare usted de contar. De algún modo, la policía es en las dictaduras lo que el periodismo es en las democracias. Es decir, el periodismo es el instrumento informativo esencial del sistema para poder realizar sus objetivos. Mientras la policía en las dictaduras les dice todo sobre los ciudadanos a los gobernantes, los periodistas en las democracias les deben decir todo sobre los gobernantes a los ciudadanos.

Pero si bien la transparencia y la libertad de prensa son valores básicos democráticos, también son valores instrumentales para obtener otros valores, como el buen gobierno. En conclusión, La separación entre la política y lo social está en el núcleo del descrédito que sufre la política en América Latina. La política encuentra su sentido en la medida en que hunde sus raíces en los problemas más candentes de la gente, y la pobreza, la falta de salud, empleo o vivienda, son problemas principales que no han podido ser revertidos. Los buenos y los malos gobiernos afectan vidas, no son entes abstractos que nada tiene que ver con lo que la gente común hace todos los días. Los buenos gobiernos distribuyen más oportunidades de ampliar las libertades de los ciudadanos y los malos gobiernos les privan o reducen las oportunidades y opciones de vida de los ciudadanos. De allí la necesidad de contar con medios, con periodistas y con ciudadanos dispuestos a no dejarse comprar. Apoyemos el periodismo crítico y las gestas que nuestros periodistas enarbolan cada día en aras de contribuir con su crítica a un mejor país, un gobierno con mayores logros y una ciudadanía más informada.

(*) Politólogo – Magíster en Ciencia Política

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