¡Hasta 120, querido Paco!
Hace unos días cumplió 85 años alguien a quien quiero mucho: Francisco Rodríguez Sobral. Lo conozco desde que era pequeña, porque mi papá era amigo de él. Lo había conocido recién llegado a Venezuela, lo trató como médico y de allí siguieron una entrañable amistad hasta que papá murió.
Siento profundo cariño y profunda admiración por Francisco. Lo he mencionado en varios artículos, como ejemplo de cómo se consigue el éxito a punta de trabajo, trabajo y más trabajo. En una oportunidad escribí que debía ser diputado en la Constituyente, cuando decidieron que los extranjeros nacionalizados no podían optar a una curul. Todavía lamento que no haya sido así, porque su aporte hubiera sido invalorable. Es más, si Francisco Rodríguez hubiera podido lanzarse a la presidencia de la república, no solo hubiera votado por él, sino que le hubiera hecho campaña.
Los Rodríguez son una pareja sensacional. Dicen que hay hombres que alcanzan el éxito “por” su mujer, otros, “con” su mujer y unos terceros, “a pesar de” su mujer. Francisco llegó por y con Berta, quien lo ha acompañado, apoyado y secundado en todos sus proyectos. Una mujer dulce, inteligente y fuerte como un roble. Recuerdo una historia que él me contó, sobre la primera vez que le pagaron cien bolívares por un trabajo. Se los dieron en billetes de a diez. Llegó a su casa y le dijo a Berta, su mujer, «mira, Berta, somos ricos», tiró los billetes al aire y se lanzó en la cama, con la mala suerte que la partió y tuvo que usar parte del pago para la reparación. Mary, su hija mayor, recuerda a su mamá haciendo tequeños mientras la cuidaba. Hablando de tequeños, los de Festejos MAR son los mejores del mundo. “Es lo único que la gente come aún cuando no tenga hambre”, asegura Francisco.
Al hombre decidido a triunfar nada lo amilanó. Francisco Rodríguez Sobral ha dado trabajo y oportunidades de surgir a miles de venezolanos y representa lo mejor de la inmigración española en Venezuela. No es fácil haber construido una empresa como Festejos MAR. Y mantenerse en la cumbre es aún más difícil. Los niveles de excelencia son de primer mundo. De hecho, creo que hay pocas agencias de festejo en el mundo con las virtudes de la agencia de Rodríguez. Si usted quiere hacer una fiesta en un tepuy, en un páramo o en el medio de los Médanos de Coro, cuente con que hasta allá llegará Rodríguez con su troupe de mesoneros, cocineros, utilería y todo lo que haga falta para que usted tenga una fiesta sensacional.
Un día, hace unos años, estábamos conversando en su oficina de Festejos MAR en La Florida y él estaba viendo a un muchacho que estaba afuera, lavando unos platos en una batea. «Ese muchacho no tiene idea de cómo se lava un plato», me dijo. «Dame un permiso, que le voy a enseñar». Se paró, se remangó la camisa y se fue para afuera. El muchacho, atónito, lo veía lavar los platos. «A ver si aprendiste… ¡No, chico, no, así no!… Mira cómo lo hago yo».
Ese hombre que sin reparos lava platos, es también un hombre sofisticado que conoce lo mejor y lo disfruta. Francisco Rodríguez es humilde, una característica que solo poseen los grandes hombres. Tuve el placer de visitarlos a él y a Berta en su Pazo de los Escudos en Galicia, un lugar de ensueño, en el estuario de la ría en Vigo. Fuimos juntos a Santiago de Compostela, a Baiona y a Valenca do Minho en Portugal. Un viaje inolvidable.
Francisco cuenta desde hace más de dos décadas con el apoyo de sus hijos venezolanos, tan trabajadores, tan íntegros y tan echados pa´lante como él. Y ahora se está incorporando la tercera generación. Una familia hermosa, unida y venezolana como la que más. La generosidad de esa gente no tiene límites. La cantidad de obras de caridad que han contado con su apoyo incondicional es enorme. Los Rodríguez Rodríguez han devuelto con creces lo que Venezuela les ha dado.
Francisco Rodríguez Sobral representa lo mejor de la inmigración española que llegó a Venezuela entre los años 50 y 60. Felicidades, querido Paco, ¡hasta 120!, como dicen los judíos. ¡Un privilegio que hayas escogido a Venezuela como destino!
@cjaimesb