Pago de deuda
Desde hace tiempo estaba por escribir este artículo. Las circunstancias lo
impidieron. La actividad desarrollada intensamente con Asia, me obligó a
mantenerme alejado de la opinión por más de 3 meses. Ahora encuentro el
momento y hago el espacio para pagar esta deuda. Se trata de una respuesta
que quise dar cuando reiteradamente apareció un comentario (falacia) en la
prensa escrita y en internet. Al menos por mi leído, fueron tres veces en un
lapso de 6 años (1999, 2003 y 2005). Más o menos el mismo texto se difundió
de forma exabrupta. Por caer en lo calumnioso, simplemente lo dejé pasar. El
rosario de mentiras y su clara intención provocadora me impidieron
responder. Pero, la versión publicada hace unos cuatro meses atrás, la cual
afectó significativamente a la familia, me hizo cambiar de parecer. Quiero
por lo tanto desmentir lo que se ha dicho acerca de mi suegro. Esta es la
parte del compromiso familiar para que se rompa cualquier vínculo de éste
con mis posiciones ideológicas. Es lo que me ha exigido quien hasta hace
diez años fue mi cuñada.
Comienzo entonces por señalar que mi suegro (en alguna ocasión me explicaron
que los lazos familiares generados por el matrimonio no se rompen) llegó a
Venezuela procedente de Cuba en 1949. Era maestro y técnico en azúcar. Su
experiencia en el procesamiento de la caña y, en atención a las ofertas de
trabajo sugerida por un amigo de aquella época, le condujeron a asumir la
aventura de explorar suerte en nuestro país. Era la época en Cuba de
Fulgencio Batista. Antonio García de León se llamaba. Llegó contratado para
trabajar en el Central Azucarero de Tacarigua, al sur de Valencia. Mi tío,
Alberto Caldera, era el gerente del Central. A los meses de estar en
Venezuela y ya iniciado un camino que prometía un futuro promisorio, Antonio
García decide casarse por poder con su novia quien se había quedado en el
pueblo cubano de Yaguajay, Provincia de las Villas. De esa manera, Isabelita
ahora su esposa, logra la visa temporal para venirse a Tacarigua, pero tiene
que regresar al vencerse el período establecido. Es el año de 1950. En este
lapso obligado del retorno a Cuba, mientras esperaba la nueva visa, nace su
primera hija, Isabel Bibiana, allá en Yaguajay. Tres meses más tarde, ambas
llegan a Venezuela para establecerse definitivamente y hacer vida, familia y
carrera laboral en nuestro país. Antonio fue un trabajador perseverante.
Jamás político. Sus tendencias ideológicas nunca estuvieron del lado de la
izquierda. Mas bien hacia la derecha. Por ser mi tío perezjimenista, Antonio
también lo fue. Desde el Central, Antonio y Alberto siempre estuvieron
juntos en los sitios de trabajo que el gobierno de Pérez Jiménez le asignaba
a Alberto. La relación de trabajo entre ambos fue permanente y solo termina
cuando muere Alberto en 1994.
En 1967, yo contraigo matrimonio con la hija de Antonio, Isabel Bibiana.
Unión que se mantuvo por 28 años. En todo este lapso, Antonio nunca
coincidió conmigo en las posiciones políticas. Siempre se manifestó
contrario a la revolución cubana. Aunque respetó mis ideas, nunca las
respaldó. Tampoco supo jamás de mis actividades clandestinas, ni coincidió
conmigo en la visión revolucionaria de la vida.
Con esta explicación quiero demostrar todo lo contrario a lo que dice el
texto calumnioso. Antonio García nunca fue comunista, ni estuvo tampoco con
el gobierno cubano. Él llegó a Venezuela 10 años antes del triunfo de la
revolución. Por lo tanto, jamás pudo pertenecer al G-2 cubano. Por el
contrario, fue un crítico severo de Fidel Castro y del marxismo, así como de
cualquier idea izquierdista que apareciera en el escenario político.
Que quede claro pues, el tamaño de esta mentira que, quizás por quererme
descalificar, inventan la relación imposible de existir entre Antonio García
y las fuerzas de seguridad del gobierno revolucionario de Cuba. Con esta
aclaratoria coloco en la verdad la trayectoria de Antonio García y cumplo el
pago de la deuda que asumí voluntariamente con su hija.
No obstante las diferencias radicales existentes en las posiciones
político-ideológicas entre ambos, no dejo de visitarlo en el Cementerio del
Este desde que murió en 2001.