El otro componente
Consabido, la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (LOFAN) consagra un conjunto de atribuciones, competencias y potestades que favorecen la concentración de poderes en el jefe del Estado. Y, al lado de los componentes tradicionales, surgen otros que en la práctica lo son o lo serán, como la Reserva o la Guardia Territorial, aventajados por una designación y subordinación directa con el Comandante en Jefe. Empero, no luce descabellada la hipótesis en torno a la aparición de otro componente, como es el de la Guardia de Honor, hasta ahora conocida como la Casa Militar.
En efecto, la LOFAN contiene un articulado que vislumbra tal posibilidad (43/46), según la versión oficial del texto ((%=Link(«http://www.asambleanacional.gov.ve/ns2/leyes.asp?id=497″,»www.asambleanacional.gov.ve/ns2/leyes.asp?id=497»)%)). A la conocida misión de la entidad, añadimos su independencia administrativa y financiera, como la designación de su comandante por el Presidente de la República, al igual que la composición tributada con elementos de las fuerzas tradicionales y el correspondiente equipamiento.
Ahora bien, el ordinal 2do. del artículo 45 de la LOFAN permite la protección de “aquellas personas expresamente señaladas por el Jefe de Estado, en el país y en el exterior”, a la espera de un decreto que lo reglamente íntegramente. Probablemente, brinde la ocasión de ampliar las tareas y misiones, amén del personal, que el titular del Ejecutivo asigne, circunscrita como “guardia pretoriana” en el país y en el extranjero, sin un efectivo control por otros órganos del Poder Público.
A lo mejor, característica de otros componentes, en un futuro la Guardia de Honor amerite de una oficialidad propia con su respectiva institución académica, el cupo presupuestario de rigor y una doctrina que diga de una especialización insospechada. Nos referimos a una suposición que, según las pautas marcadas por el mandatario nacional, igualmente puede hacerse realidad aquí y fuera del país.
II.- Notas expedicionarias
Domingo Irwin es un especialista en el tema militar o, mejor, en las relaciones civiles-militares, que afortunadamente alcanza un creciente y merecido reconocimiento público. Acotemos, se trata de un cientista social que toca en profundidad tan delicada materia, caracterizada su obra por una densidad que encuentra en el constante esfuerzo de síntesis una magnífica y atractiva herramienta, aunque –estimamos- el empeño de economizar espacios tiende a sacrificar argumentos, presumiendo el cansancio del lector.
Interrogado recientemente por la periodista del diario “El Nacional”, Cristina Marcano (10/09/05), hizo importantes consideraciones a propósito de la novísima Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (LOFAN), admitiendo una apresurada lectura de la pieza legal. Al intentar resumir la entrevista, observó la “muy peligrosa” imbricación que consagra en torno a la seguridad, defensa y desarrollo; el funcionamiento de la Reserva y de la Guardia Territorial que autoriza a intervenciones en caso de agresión interna, más allá del anti-imperialismo y de la asimetría de la guerra; la concentración presidencial de poderes; la negociación para una posible transición; y la alianza cubano-venezolana. No obstante, empleado el bisturí académico, distinguiéndolo del caudillismo, resalta la importancia del pretorianismo; comenta que la LOFAN es objeto de exageración por oficialistas y opositores, portadora de aspectos favorables y también peligrosos; y concluye, sobre la Reserva y la Guardia Territorial, que no debemos exagerar su “potencial guerrero” como fuerza, comparada con la Guardia Nacional o el Ejército, impermeables a la influencia presidencial o el personalismo, aunque fraccionadas.
La entrevista en cuestión no ha suscitado los comentarios que creímos adivinar, sobre todo cuando la diaria polémica política requiere de otros esquemas o categorías de interpretación que, inadvertidamente, surgen de una intelectualidad laboriosa, pero prácticamente anónima. Carlos Canache Mata, al extenderse sobre la LOFAN, recurrió a Irwin para acertar en su examen ((%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/1307996.asp»,»64.207.147.4/va/politica/opinion/1307996.asp»)%)) ; o César Manzano Zavala versa sobre las sociedades pretorianas, ((%=Link(«http://analitica.com/va/politica/opinion/1082639.asp»,»64.207.147.4/va/politica/opinion/1082639.asp»)%)), decididamente huntingtoniano.
A nuestro juicio, condensando a distintos autores, Irwin nos concede algunos instrumentos conceptuales, más allá del caudillismo y la dictadura, aptos para afrontar las realidades actuales, distinguiendo entre pretorianismo y militarismo, empeñado históricamente en desentrañar el Control Civil y a la oficialidad de orientación profesional, en medio de las vicisitudes de la simbiosis militar-civil y político-militar en el marco de la modernización de una institución armada sobredimensionada. Por lo demás, hace mención de la “antipolítica militarista” o la “despolitización de la política”, con desprecio de los partidos, novedad alguna en la Venezuela contemporánea, a juzgar por su obra clave “Relaciones civiles-militares en el siglo XX” (El Centauro, Caracas, 2000), en la que –por cierto- realiza un responsable ejercicio crítico de otras elaboraciones académicas y bibliohemerográficas, como un día auditó Mario Esteban Carranza la bibliografía otrora existente, desde la perspectiva del marxismo.
Pretorianismo será la influencia abusiva del grupo militar, políticamente superada la institucionalidad por sus niveles de participación. Mientras que militarismo responderá a la intervención militar en asuntos de exclusiva competencia de las autoridades civiles, fenómeno solamente manifiesto entre 1948-1958, a pesar de afirmar que “en el sentido académico nunca ha existido en Venezuela”. Empero, el ensayo de marras lució optimista a año y medio de instalado en el poder Hugo Chávez, al descartar las fórmulas pretorianas como opción inmediata, fiarse de un contexto planetario de estímulo a las tendencias de orientación profesional, tildar de “interesantísimo” el proceso de reestructuración de la Fuerza Armada Nacional con apego a la Constitución de 1999, favorecido el control civil: por entonces, creemos, desechó los ascensos de la alta oficialidad, ordenados y materializados en julio de ese año, violentando la Constitución de 1961 o, en relación a la reciente y referendada Carta Magna, las limitaciones consagradas para el parlamento en torno a la corporación militar.
En 2001, Irwin participa de una compilación de largo título: “Militares y civiles. Balance y perspectivas de las relaciones civiles-militares venezolanas en la segunda mitad del siglo XX” (USB/UCAB/IUPEL, Caracas), insistiendo más didácticamente en la diferenciación entre pretorianismo y militarismo, comprendido éste “en términos estrictamente académicos [ como ] una situación política en la cual el sector militar de una sociedad dada por una suerte de metástasis invade ésta, llegando a dominar todos los aspectos fundamentales de la vida social”, calificando de “quimera conceptual” al caudillismo militar. Y clarifica de nuevo la inexacta y redundante denominación “cívicos-militares”, siendo apropiada la de “civiles-militares”.
Para 2003, partícipe de otra antología de kilométrico título (“Militares y sociedad en Venezuela. Un manual sobre las relaciones civiles y militares, el control civil y referencias metodológicas sobre la historia inmediata. Cuando la calle arde y el aula reflexiona”, UCAB/IUPEL/CIHMBI, Caracas), Irwin reflexiona sobre el control civil y la democracia, pretorianismos y evolución histórica, abanicando a varios investigadores de renombre, precisándonos a otros hoy afamados como Ceresole y Dieterich. Breve inventario, útil como primera carta de navegación.
Advierte a Ewald Scharfenberg (“El Nacional”, 21/07/02), que la influencia de los partidos políticos fue exagerada aún en el propio sector militar e, incluso, sobre la eventualidad de un post-chavismo, Irwin reitera el pretorianismo del jefe del Estado, y su condición de “oficial tropero”, deducida la inmensa dificultad de cerrar el ciclo. Agreguemos que, en una encuesta del mismo diario (22/12/02), señaló la tradicional inculpación de las individualidades antes que de la Guardia Nacional como institución, habida cuenta de las duras actividades represivas que les fueron encomendadas.
Ahora bien, intentando una expedición hacia la LOFAN, cauteloso el experto frente a un texto de muy reciente lectura, es necesario reabrir un debate no sólo en torno a sus consecuencias, sino a las posibilidades de una reforma legal y hasta constitucional que haga viable a la institución armada en una sociedad democrática. Vale decir, por las características mismas de una imposición arbitraria por la mayoría circunstancial de la actual legislatura, lo más sensato es replantearla en una sociedad irrenunciablemente plural y compleja, de la que no es ajena la Fuerza Armada Nacional.
Surgen algunas preguntas: ¿El pretorianismo se basta a sí mismo, resultando indetenible la evidente concentración de poderes en el jefe del Estado, de estirpe neogomecista?, ¿no constituye una fórmula de suicidio para la institución armada y la propia corriente?, ¿acaso, no experimentan los oficiales de orientación profesional una permanente pesquisa e intentos de emboscada, convencidos de que no es posible la coexistencia con la otra tendencia en los términos que se dio entre los ochenta y noventa?. Por lo pronto, modestamente suponemos que la solución a éstas y otras interrogantes provienen de la globalidad política, pues, mientras el proyecto motorizado desde el Estado sea de carácter democrático, autoritario o totalitario, las implicaciones serán democráticas, autoritarias o totalitarias para la Fuerza Armada Nacional.
El asunto estriba en dos cuestiones: por una parte, el control civil no es tal, sino el del titular de la jefatura de Estado, hoy militar de oficio o profesión, pero mañana posiblemente un civil que deberá ceder ante un supuesto derecho adquirido, a favor de una distinta relación civil-militar que dependerá –obviamente- del signo o pretensión ideológica prevaleciente; y, por otra, el proceso de militarización de los espacios públicos que padecemos y al cual apuesta la LOFAN, en la medida que privilegia la Reserva y la Guardia Territorial como puentes prácticamente exclusivos hacia el pueblo. Militarización, por cierto, que es la característica fundamental de Cuba, probablemente diferente al bolchevismo europeo.
Ojalá Irwin se haga familiar a la opinión pública, a través de un debate de actualización – además – conceptual. Sin embargo, lo importante es estimular a la academia para que prosiga en su tan vital tarea y, específicamente, al autor para que concrete de cara a la realidad actual sus últimos hallazgos teóricos.
Personalmente partidario de una readecuación constitucional de la institución armada, obviamente habrá que revisar prioritariamente la LOFAN. Y esto, contando con los aportes de la ciudadanía, de legos y entendidos en la materia.
III.- Inadvertida inquietud
Paulatinamente saldamos nuestra deuda con los clásicos, aunque en forma desordenada. Hace poco, lo hicimos con uno de los títulos de Isaac Deutscher: “Trotsky. El profeta desarmado (1879-1921)”, y nos llamó poderosamente la atención sus inquietudes en el terreno del pensamiento militar, ubicándolo el autor como uno de los más importantes e interesantes del tan reducido elenco.
Consabido, el agudo intérprete que concretó afanosamente el leninismo, fue el creador del Ejército Rojo vencedor en la guerra civil que acosó a los bolcheviques. Creación que no fue fácil, porque asimiló a la oficialidad recientemente destronada, institucionalizando una entidad que contrariaba la noción de una guerra de guerrillas, creída luego inherente al marxismo con vocación de poder. E, incluso, en defensa de la institución armada como tal, hubo de vencer roces, presiones y amenazas de sus competidores en la misma trinchera política, aunque después cedió a la tentación de militarizar el trabajo, reforzando la idea en torno a un Stalin como realizador del trotskismo que se anticipaba a los problemas propios de la construcción de un socialismo devenido totalitarismo enceguecedor.
Pocas veces advertido, mucho antes de aquél 1917, Trotsky exiliado en París, rondó las bibliotecas (públicas) y se introdujo en la literatura militar, conciliando sus esquemas teóricos con el fenómeno bélico, hasta vaticinar la aparición de algunos artefactos y las incidencias, cuando no el desenlace, de la primera guerra mundial. Detalle que le permite a Deutscher asociarlo al elenco de los pensadores estratégicos del siglo.
El inquieto líder político también realizó sus ejercicios teóricos en un campo insospechado, por lo que la creación, eficacia y también ferocidad del Ejército Rojo no resultó del azar o la gratuidad de las circunstancias. He acá un contraste con quienes, militares de oficio o carrera, familiarizados con la disciplina desde una temprana juventud, tornados ahora en gobernantes, que sepamos no produjeron algunas ideas acaso novedosas, hasta esperar el ensamblaje doctrinario de la llamada guerra asimétrica en Venezuela. La diferencia entre aquellos bolcheviques y los buliciosos constructores del socialismo dizque del siglo XXI saltan a la vista.
IV.- Enunciados
José Rafael García se encuentra preso en Fuerte Tiuna, acusado de ultraje a la Fuerza Armada Nacional, a los símbolos, a la oficialidad, por intentar colocar una propaganda en un lugar cercano a la comandancia general de la Armada en San Bernardino, Caracas. Es lo poco que sabemos, según la prensa, sobre quien fue por muchos años militante de COPEI y ahora aspira a una curul en la Asamblea Nacional por Presencia Vecinal. ¿Un juicio militar por hacer campaña electoral?. Por lo pronto, su nombre no ha adquirido resonancia como prisionero del régimen, algo que ocurrió por más de año y medio con los presos del Táchira… El oficialismo ha desatado una campaña de captación de los alcaldes opositores y cuando de aspirante a la reelección se trata, miembro de la comisión de Finanzas se trata, opera el chantaje de los recursos a proveer o de los que fueron proveídos en una actuación que es de Estado, no de clientelismo político. Obviamente, debe hablarse de militantes traidores, pero también de la curiosa modalidad de “persuasión” que, con provecho de las herramientas estatales, exhiben las fuerzas progubernamentales ….Ahora se quejan las autoridades municipales de la existencia de Ciudad Pirata, en pleno centro de Caracas. Claman a los cielos, como si jamás hubiesen sabido de los buhoneros consolidados en los espacios públicos. Y del fortísimo estímulo que ha recibido una actividad protegida por el Estado, como el del comercio informal….Talento, preparación y probidad expone Oswaldo Guillén. Puede que ocurra con alguna frecuencia la exitosa aparición de “mánagers” sin trayectoria, pero mucho más frecuentemente acontece que los estrategas triunfantes se encuentren respaldados por la larga y rica experiencia en el campo de juego, comenzando en una liga menor hasta hacerse por mérito propio. Util lección para otros quehaceres….El CNE abrirá todas las cajas el 4 de diciembre y pondrá a la Unión Europea a contar voto por voto. De producirse una masiva abstención, el oficialismo no tendrá que hacer trampa.