Tomar un taxi, bien sea para llegar sin contratiempos a un destino o por comodidad, se ha convertido en una suerte de lujo que no todos los caraqueños pueden disfrutar.
Una «carrera corta» no baja de los 200 bolívares, explica un taxista. Es casi un día de salario para quienes devengan la remuneración básica, que equivale a 7.421,67 bolívares al mes, 247,39 bolívares por día.
El problema no es justamente por un tema de gasolina, pues su costo sigue congelado desde hace 17 años. La situación radica, según explican algunos conductores consultados, en el mantenimiento de las unidades. «Los repuestos se han incrementado una barbaridad, un caucho no se consigue por menos de 30 mil bolívares en el mercado y cuando lo necesitas te quieren vender los cuatro, aunque solo necesites uno», lamentó un taxista.
Su situación no es diferente a la de otros que a diario transitan la Gran Caracas. «La falta de repuestos, y que los que se consiguen están extremadamente caros, nos está pasando factura «, enfatizó otro consultado. Detalló que algunos taxistas han tenido que paralizar las unidades, pese a que es su medio de trabajo, otros han disminuido la frecuencia de trabajo para darle «larga vida» a los vehículos.
Conscientes del alto costo de los servicios, algunos clientes han disminuido el uso de este medio de transporte. Otros simplemente han optado por entender que las tarifas de los taxis no escapan de la espiral inflacionaria que sacude el país, pues en definitiva lo que buscan es calidad de servicio.
«La gente busca regatear y uno a veces cede, pero otras veces ellos terminan entiendo que todo ha subido», puntualizó un taxista.
