Raspados, pero no tanto
Confieso que voté y no solamente lo hice sino que voté blanco, el color de
Acción Democrática, como en los mejores tiempos; aquellos en que a uno le
importaba un pepino quiénes eran los candidatos porque si el Partido los
había postulado para qué ponerse a jurungar. Voté como siempre en el
Municipio Libertador donde la oposición al alcalde Bernal no sacó un solo
concejal lo que significa que las grandes mayorías capitalinas –abstención
aparte- se pronunciaron a favor de los huecos, la basura, el caos buhoneril,
los abusos policiales, y la inseguridad personal y violencia armada que
cobran decenas de vidas todos los días. ¿Y por qué no iba a votar por un
color y unas siglas? Venezuela se encuentra ya en los comienzos del siglo XX
y está en camino de adentrarse en el futuro del siglo XIX; esto significa
entre otras cosas, que el caudillismo va viento en popa y que basta ver la
boina roja o la carita de algo que se parezca a Chávez en una boleta
electoral, para que sus adoradores voten por cualquier bicho con o sin uña
que tenga el respaldo del rey sol. Les agradezco mucho a aquellos jóvenes de
mi familia que hicieron lo mismo que yo aunque en otros municipios, vendrán
tiempos mejores, recuerden que con los adecos se vivía mejor.
Esto que no lo niegue nadie, tampoco con los copeyanos se vivía tan mal. Que
después ambos partidos empezaran a caminar sobre arenas movedizas y a “auto
suicidarse”, es harina de otro costal y no para despacharlo en unas pocas
líneas. El Secretario General de AD ofreció una rueda de prensa en la que,
para justificar la concurrencia del Partido a las elecciones municipales,
resultó más papista o más psiquiatra que el presidente del CNE. Para el jefe
adeco la abstención fue mucho menor que en los años tales o cuales,
argumento que ni a la autoridad electoral ni a la dirigencia chavista se les
había ocurrido alegar con tanto énfasis; se agradece la ayuda porque entre
Partidos que están de tú a tú hay que ayudarse. Busco entonces las cifras
localidad por localidad y quedo estupefacta: en los Estados de mayor
raigambre adeca: Apure, Bolívar, Sucre, Cojedes, Guárico, Anzoátegui, o
Monagas, si AD no está en el sótano está en la planta baja, con el MVR en el
pent-house. Y si es en las regiones más pobladas: Caracas, Miranda, Aragua,
Carabobo y Lara, el Partido del Pueblo murió o está en estado de
extremaunción; solo los zulianos se mantienen fieles. Recuerdo de nuevo la
vez en que mi mamá regañaba airada a una hermana a quien habían aplazado en
un examen y una de sus compañeritas le dijo: “señora no la regañe, ella sacó
la mayor nota de los raspados”.
Algunos adecos se cayeron a golpes en la rueda de prensa del Secretario
General lo que resulta un magnífico augurio; esas trompadas reglamentarias
de las que hablaba con su genio inmortal Gonzalo Barrios, estaban haciendo
falta: demuestran que aún hay gente dispuesta a salir con un ojo morado o
unos cuantos dientes menos por defender sus espacios. Pero es que también
los chavistas se cayeron a golpes como lo que son: los mismos adecos pero
con un cambio brusco de color -del blanco al rojo- otras expectativas y
diferentes mañas. Y qué cosa tan curiosa, uno lee, ve y oye en los medios lo
que dicen los Tupamaros, los seguidores de la coronela Lina Ron y otros
grupos y subgrupos chavistas, y encuentra que es más o menos lo mismo que
han venido exigiendo los sifrinos vende patria de Súmate y distintos voceros
de la oposición golpista. Que si eliminar las morochas, que si respetar la
representación proporcional de las minorías, que si el conteo manual porque
las máquinas de votación son un fraude, etcétera, etcétera.
Quien de verdad da lástima es Jorge Rodríguez, el psiquiatra electoral,
mientras era la oposición la que denunciaba irregularidades y chanchullos,
él se burlaba con esa sonrisita de quien se enfrenta a una rebelión de
cucarachas. Pero ahora que lo acusan desde las filas de su público aunque
sea de galería, la cosa no es para jugar. Ya veremos la que se forma cuando
vengan las elecciones de diciembre en las que muchos de ésos que hoy se dan
empujones en la Asamblea Nacional por adular y obedecer a Chávez, saldrán
como corcho de sidra para ser sustituidos por ex militares. No entiendo con
qué fin hay partidos y grupos políticos pidiendo la renuncia de este Consejo
Nacional Electoral, con el psiquiatra como cabeza de turco; para mí es un
error garrafal porque está más que visto y probado que todo lo desastroso
que este gobierno hace hoy, es susceptible de empeorar mañana.
La pregunta qué debemos hacernos es quién es el enemigo: ¿el CNE conformado
por cuatro mandaderos del Presidente Chávez? Pero es que a los nuevos los
nombraría una Asamblea Nacional con mayoría aplastante de mandaderos de ese
mismo Presidente. El problema no son ellos sino la aspiración de un Chávez
que controla todos los poderes del Estado, de perpetuarse hasta 2021, 2023,
2030 o en forma vitalicia, según sus cambios de humor. Además la revolución
debe durar no menos de cien años. Es por consiguiente un nuevo ejercicio de
ridícula ingenuidad pedir el cambio de árbitro cuando la trampa está en las
reglas, como es también risible la discusión sobre ganadores y perdedores
con la abstención del 7 de agosto ¿Qué los chavistas le dieron la espalda a
Chávez y no fueron a votar? Si hubiese sido la elección presidencial la que
estaba en juego, ese argumento tendría validez. Pero es que aún si en las
elecciones de diciembre de 2006 Chávez gana con el 10% de los votos, será el
Presidente contra el 90 % que no votó por él. Entonces de lo que se trata es
de un juego de póker en que uno juega con cartas marcadas y obliga a los
demás a aceptarlo.