Ganar la Asamblea Nacional es clave
Las elecciones del 6D no son una elección más, son la oportunidad que se le presenta al país para protestar y pedir un cambio en la errática y desastrosa conducción del país que ha llevado a cabo el régimen que devenga actualmente en el poder.
Si se logra configurar una mayoría diferente a la actual eso constituiría el inicio de un cambio político en el país, ya que le guste o no al régimen, se verá obligado a dialogar y negociar pues dejaría ser el dueño absoluto de todos los poderes del Estado.
Además la Asamblea Nacional es el órgano del Estado que designa a los principales poderes, salvo al Ejecutivo. Es la que controla el gasto público, la que puede interpelar a los ministros, la que puede promover una reforma constitucional.
Por supuesto, en el contexto actual tendrá que enfrentarse a los otros poderes que han sido previamente asignados y controlados por el partido de gobierno, pero como las circunstancias implican necesariamente un cambio en la dirección de la política económica, la Asamblea puede convertirse en el escenario ideal para negociar y aprobar los cambios que el país requiere para superar la crisis que lo está literalmente asfixiando.
Es por ello que sería una irresponsabilidad pensar en dejar de votar, por muy válidas que puedan ser las dudas y razones.
El único agente de cambio en el país es la voluntad mayoritaria de un pueblo que quiere un país que deje de lado la polarización y se dedique a trabajar para construir un mejor futuro.
Progresivamente , un acto político – administrativo como lo es la renovación de uno de los poderes públicos se ha ido transformando en algo emblemático. Algo así como un símbolo de resistencia y supervivencia de un país que luce asediado y en donde se abre la opción de un potencial cambio. Casi que como jugar al ´´todo o nada´´. En parte, por todos los razonamientos expresados claramente el el EDITORIAL de hoy y que son absolutamente validos ; pero también, por una necesidad impostergable de que la nación se enrumbe por otros derroteros diferentes a los de los últimos años.
Es verdad que el ciudadano opositor u oficialista tienen la opción personal de participar o no, pero no parece ser una alternativa justificable en este momento dada la imperiosa necesidad de un CAMBIO que ya resulta impostergable. Otra cosa muy diferente, será el como se de uno u otro resultado. Y es que al menos sobre el papel existe un claro deseo de ir a votar al margen de la tradicional abstención o los cambios de última hora sobre que bando sería el beneficiado por la decisión del elector, pero en este caso pareciera que al menos se sabe el por quien ´´no se votaría´´.
Ya veremos si el ´´método´´ de los circuitos electorales se impone o no por aquello de que entre ´´mas votos, menos diputados´´ ; o por el contrario, que sea tal el aluvión de votos que no haya margen para dudas o discusiones sobre quien ha sido el triunfador. La campaña electoral se presenta recia y de nuevo el ventajismo del oficialismo resulta evidente. Una contienda donde se vale todo y cada bando está muy consciente de lo que se juega y hará todo lo posible por triunfar, lo que hace mas interesante la confrontación y por ende el resultado.
Si llegase a imponerse el sector oficialista no hay duda que el régimen y su modelo quedarían legitimados y tendrían en su mano la llave de un ´´candado blindado´´ que encadenaría la Asamblea Nacional a los designios del Presidente. Ya no habría freno alguno para que esta ´´revolución´´ haga y deshaga a voluntad, y nada ni nadie se lo podría impedir. En cambio, un triunfo opositor, abriría la posibilidad de iniciar una transición pacífica hacia la búsqueda de la normalización del país con el transcurrir del tiempo facilitando un reacomodo de las diferentes fuerzas políticas en función de esa nueva realidad. Lo cierto es que ABSTENERSE no parece lo mas recomendable en la presente coyuntura puesto que es mucho, por no decir todo, lo que está en juego. Debemos votar por mucha que sea la insatisfacción con cualesquiera de los dos sectores en pugna.
MADURO, MORALES, CORREA, SON LOS ENEMIGOS NUMERO UNO DE NUESTRA AMERICA LATINA SON LOS neo-feudales neo-cesarismo