¿Qué hacer con la DIM y la DISIP?
En fechas 14 de julio y 23 de noviembre de 1991 publicamos dos artículos en el Diario EL NACIONAL, intitulados: ¿Para que la DIM? Y ¿Para qué la DISIP? Cuyo contenido transcribimos a continuación, para entender y demostrar el alcance del problema que se ha presentado con estos dos cuerpos de investigación de inteligencia, cuya atención y tratamiento han deformado el concepto de policía y, sobre cuya solución no ha habido interés en ningún gobierno por resolverlo, dada la mala práctica que une lo policial con lo político en una errónea interpretación de la norma constitucional, antes y después de la República Bolivariana.
SOBRE LA DISIP dijimos en aquella oportunidad que: “Desde hace muchos años, años se habla de reformas del Estado, asumiendo en cada oportunidad una orientación diferente que al final concluye en la proposición de la reforma legal o de nuevas y más drásticas leyes. Pasado el tiempo, todo, queda allí, se someten al Congreso nuevos y más proyectos, la mayoría de los cuales asumen un rol protagónico temporal y al final todo sigue igual. En el fondo, la dificultad está en la ejecución de la reforma, que involucra la eliminación de cargos, la sustitución de Incapaces y el rechazo del clientelismo partidista. Estas razones hacen impoib1e comenzar la reforma por los entes más necesarios y hacer los cambios atendiendo a las prioridades que reclama la comunidad, una de ellas: los órganos de seguridad del Estado.
Muchos informes se han presentado, muchos proyectos de leyes han surgido y buenas intenciones han sobrado, pero el problema en radica en quien le pone el cascabel al gato, porque en el fondo todos los cuerpos conforman por separado un poder, cuya ruptura siempre se asoma como desestabilizadora de la democracia.
Todos estamos de acuerdo en que la proliferación de estos cuerpos conforma un arroz con mango, donde nadie responde en definitiva por las acciones de seguridad y se individualiza la acción policial por el nombre y la figuración personal.
Hemos propuesto sacar la DlM como órgano autónomo de seguridad del Estado, por cuanto no tiene justificación su existencia como tal, pero no podemos dudar de la necesidad de un órgano nacional de inteligencia estratégica, que se ocupe de los asuntos de la “seguridad del Estado”, y se mantenga al margen de las acciones materiales de policía de seguridad y orden público. Pudiéramos pensar en la DISIP, pero ésta se ha vinculado y orientado a ser un cuerpo más de policía. preventiva y represiva, alterando con ello el espíritu de la “inteligencia preventiva”, llegando al colmo de la incongruencia de dotar a sus agentes de uniformes y distintivos escandalosos, que chocan con el fundamento de su misión. Muchos de sus agentes y funcionarios son tan o más conocidos que los personajes de las serles de televisión.
Como Idea, planteamos la posibilidad de crear (si no es posible modificar el existente), un cuerpo de seguridad nacional con funciones de Inteligencia estratégica, que reúna los mejores miembros de las Fuerzas Armadas especializados en “inteligencia” y los también existentes en los diferentes cuerpos policiales del país, quienes estarían asignados en forma permanente o temporal, según convenga a este organismo nacional de Inteligencia, cuya dirección tendrían dependencia del Ministro de Relaciones Interiores (responsable legal de la seguridad del Estado), del propio Presidente de la República. o de un Ministro de Estado ad hoc.
La reglamentación seria muy simple, pero muy Importante la despersonailzaclón y la despartidización tanto de ¡os jefes como de todos sus Integrantes, creando desde un comienzo la mística profesional sobre la base de que no son órganos de policía y su misión está dirigida al análisis de las Informaciones relativas a los altos Intereses y fines del Estado”.
SOBRE LA DIM dijimos: “Nos sentimos satisfechos cuando el debate público logra resultados positivos, y cuando sin apasionamientos políticos o personales se tornan decisiones sentidas y necesarias, que aunque lamentablemente tienen una reacción tardía, siempre es tiempo para buscar el beneficio del colectivo nacional. Nos referimos a la decisión de reorganizar, que en cierta forma es la eliminación de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM). Ente subalterno dentro de la organización militar, que en el transcurso de los años se fue conformando sin sentido en un cuerpo de seguridad del Estado. que sumaba y dañaba la imagen, no sólo de los demás organismos de seguridad sino, en definitiva, de las propias Fuerzas Armadas.
Hoy por hoy, la DIM dentro del Estado venezolano funge de mando militar paralelo al Ministro de la Defensa y al Secretario del Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. amén de constituirse en cierta forma. en uno de los cuerpos policiales más temidos y autónomos del país, dada su vinculación y rendición directa de cuenta al propio Presidente de la República, y al trato de tú a tú con el Ministro de Relaciones Interiores.
SIn temor a equivocarnos, creemos que ante tantos problemas nacionales nunca se hizo caso a este error in crescendo que parte del 26 de julio de 1958 cuando se le independiza del entonces Estado Mayor General (hoy Estado Mayor Conjunto) y se le da autonomía, pues aunque entonces dependía del Ministro de la Defensa, en 1977, mediante Decreto 3.133 del 6 de marzo, se eleva al rango de Dirección General Sectorial, en cuyo reglamento se le da como jerarquía y misión lo siguiente: ‘…es un organismo de seguridad del Estado, dependiente del Ministerio de la Defensa,
que tiene como misión: conducir y ejecutar las operaciones de inteligencia necesarias a las Fuerzas Armadas Nacionales, coadyuvar a la seguridad y defensa de la nación y servir de órgano auxiliar de la justicia militar”.
Es increíble, cómo un “pulpo-hiedra” puede crecer sólo con el amparo del poder político, llegando a convertirse en el cuerpo más temido y utilizado para amedrentamiento de la propia oficialidad de las Fuerzas Armadas, donde todo militar tiene una carpeta abierta esperando ser llenada.
Como órgano de Inteligencia militar fue necesario, por lo cual desde su génesis, funcionó como SIM (Servicio de Inteligencia Militar) desde 1946 dependiendo de la II Sección del Estado Mayor General (hoy EMC), hasta que en 1957 se le transforma en SIFA (Servicio de Información de las Fuerzas Armadas) y comienza a trabajar en coordinación estrecha con la “Seguridad Nacional”. En 1960, por culpa de la Insurrección arma (guerrillas) este cuerpo se acrecienta con funciones que comparte con la DIGEPOL (hoy DISIP), hasta 1964; cuando se le reorienta a cumplir exclusivamente misiones de inteligencia. Pero en 1967, luego de iniciada la vuelta a la tranquilidad nacional, el gobierno la mantiene como un ente independiente del Ministro de la Defensa hasta llegar a lo que es hoy.
Creemos que es oportuno el momento para que este ente de inteligencia militar retorne a su lugar de origen, máxime, cuando hoy existe un sistema de inteligencia militar Integrado por servicios que funcionan operacionalmente en los campos específicos de cada fuerza, que muy bien podrían integrarse para formar un Sistema Operativo de Inteligencia Militar dependiendo de la División de Inteligencia del Estado Mayor Conjunto , y organizándolo como un cuerpo operacional, pero bajo el control específico de las Fuerzas Armadas, como las demás Direcciones del Ministerio de la Defensa.
Así como éste, hay otros órganos militares innecesarios, que .valdría la pena reorientar o eliminar. La coyuntura está dada”.
Creemos que con los solos cambios de las pocas denominaciones, hoy volvemos a tener una nueva coyuntura, que no es más que la repetición de las mismas anteriores, aunque de tanta mayor gravedad que no nos queda más que calificar de “extraordinaria”. Atrás quedaron las operaciones “Oriente”, “El Amparo” y otras. Lo de Kennedy se transforma en vergüenza nacional.