Opinión Nacional

Yo sueño con alguna estrategia

En agosto, las agrupaciones políticas de la disidencia llamaron, unas a votar en cualquier circunstancia y otras a no votar en modo alguno ¿Cuál es, ahora, la situación, cuál el panorama que se avizora, cuál la postura de dichas organizaciones y qué puede hacerse con respecto a los comicios para designar los diputados a la Asamblea Nacional (AN)?
En la Venezuela de hoy, cada nueva votación es menos elección y más ceremonia electoral, de la que se cuelga el oficialismo para exhibir una legitimidad trucada, pero las costuras están día a día más visibles.

Destaca el objetivo oficialista de obtener dos tercios en la AN más un cómodo margen de seguridad, vale decir, dejar presente la disidencia pero disminuida, con miras a optimizar la sastrería jurídica y remozar el maquillaje democrático, frente a aquellos seguidores que militan en la democracia y ante la comunidad internacional que empieza a ver el tramojo, tras la generosidad del donante compulsivo. Incluso la Constitución, hecha a la medida y vulnerada a discreción, comienza a incordiar a la voracidad arbitraria.

Si la situación es deplorable, la perspectiva es más siniestra ¿Recuerdan los actores de la disidencia que hay una cosa útil que se llama ESTRATEGIA y otra básica que se llama SUMAR?
Por lo pronto, otra vez tenemos agrupaciones dispuestas a postular candidatos a la AN, como si estuviéramos en el mejor de los mundos ¿En cuántos toletes irán a la contienda, dos, tres, cuatro? Otra vez tenemos agrupaciones que desde ya anuncian su inasistencia a la piñata y nada más. Otra vez, entre postulantes y no postulantes está un grueso de electores que no sabe qué hacer y crece la significativa proporción de decepcionados de la oposición.

Para diciembre parece que tenemos un triple problema
• La inexistencia de un árbitro, es decir de una autoridad electoral no sometida a una de las partes y que haga cumplir reglas equilibradas e impecables.
• La inexistencia de organizaciones de la disidencia que sepan hallar puntos de encuentro para asumir UNA posición ante UN evento que parece fundamental. No hablo de unidad, apenas de concertación de posiciones.
• La inexistencia de UNA sola propuesta de candidatos.

Entretanto ¡vivan las morochas del oficialismo!
¿Así las cosas, existe la posibilidad de impedir que el régimen consiga su objetivo? ¿Acaso los venezolanos disidentes no merecen de las agrupaciones políticas un esfuerzo de concertación? ¿En la mejor de las hipótesis, cuánto tiempo tomará a cualquiera de ellas hacerse grande, empecinadas en que su posición es la única válida? ¿Concertarán cuando caminemos sobre ruinas, perdida la esperanza?
Salvo que la creatividad de las agrupaciones políticas representadas en la AN actual, supere mi derroche de ingenuidad, es impensable que, concurriendo de cualquier manera, tengan la vana ilusión de conservar la cantidad de curules que hoy detentan, por lo que alcanzar el mínimo de votos necesarios para subsistir como agrupación política nacional, asoma como objetivo.

Luego nos molesta que amigos de Venezuela pregunten ¿Cómo ayudar si ustedes no se ponen de acuerdo? Para ustedes el problema no es tan grave como dicen, porque cada quien tiene sus propias prioridades, agregan algunos.

Aún podemos soñar. Mi sueño consiste en que las organizaciones políticas deciden hallar puntos de encuentro que, sin descartar a priori ninguna de las posiciones, permitan elaborar una ESTRATEGIA.
Imaginemos que agrupaciones postulantes y no postulantes, en conjunto con la organización ciudadana que se estime más idónea, concertan condiciones aceptables e indispensables para concurrir al evento y acuerdan una fecha límite, día D.
Imaginemos que las agrupaciones postulantes se ponen de acuerdo en torno a una lista única de candidatos, en la que cada uno de los actuales diputados de oposición tiene prioridad en tanto lo avale su desempeño y, además, producen las morochas de la disidencia. Al presentar la lista única, las postulantes se comprometen a luchar, hasta el día D, por las condiciones concertadas.

En la continuación del sueño, las agrupaciones políticas no postulantes, reiteran que no participan porque no están dadas las condiciones y que no tienen la más remota expectativa de que se den, pero que en respeto a los electores, van a luchar hasta el día D, por las condiciones concertadas.

En mi sueño, llegado el día D, de no darse las condiciones concertadas, las agrupaciones postulantes, en respeto a los electores, retiran todos los candidatos postulados. Si, por el contrario, dichas condiciones llegaren a darse, las agrupaciones no postulantes apoyan la lista única de candidatos.
¿Escuchan el estruendo y la fuerza de esa voz clamando por unas condiciones normales? No significa que por ello, el CNE se va convertir en árbitro y Poder Electoral pero sería un grito poderoso que se hará sentir, en lugar de esos chillidos simultáneos, compitiendo unos con otros, que apenas oyen quienes los profieren, para beneplácito del régimen y alimento del descrédito de las organizaciones políticas opositoras.

Será más difícil a la Observación Electoral Internacional que se proponga venir, firmar acuerdos complacientes con el CNE, por debajo de los parámetros internacionales, será también más difícil que legitime una caricatura de elección.

¿Se pasean por la ilegitimidad de la AN que surja en diciembre, si el CNE sordo y sumiso sigue su camino de despropósito y, en consecuencia, el día de la votación únicamente hay candidatos del oficialismo?
Tal vez, sea preciso conjurar la pesadilla que vivimos con un osado y valiente sueño en el que nos reconozcamos y nos encontremos.

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