¿Votar o no votar?
Luego del Referendo Revocatorio Presidencial en agosto 2004 hubo una implosión en la oposición venezolana, expresada en las elecciones de gobernador y alcaldes de octubre, y en las posteriores acciones de protesta bajo diversas modalidades contra el régimen. Esa afirmación repetida por muchos centenas de veces, se reafirma en el castigo de una gran parte de la población opositora, de un 50% que rechaza a la actual gestión, 90% condena a la extinta Coordinadora Democrática, a sus dirigentes y a sus partidos componentes.
Ante tamaña debacle opositora, ¿Qué hacer?. Primero reconocer que la estrategia oficialista logró su cometido, con un apoyo de una buena parte de la población, cautivada por la ilusión misionera y millares de petrodólares, con el secuestro de los poderes públicos. Segundo, que el objetivo de instaurar un sistema político con tácticas fraudulentas, con persecuciones, con compra de conciencias, con la siembra permanente de esperanzas, es hoy una realidad. Tercero, que en el país no sólo existe una población opositora, existe otra mitad o mas, que cree todavía en el discurso presidencial; en ella ésta desde el cuidapuestos, el fanático y una inmensa masa humana que cree resolver su vida con las dádivas del Estado.
En política las estrategias se fundamentan en la factibilidad de llegar a esa gran parte de la población creyente en un régimen, que frustrará sus aspiraciones de mejores condiciones de vida en el corto plazo. Ayudar en ese proceso es nuestra tarea como militantes de partidos, sindicatos, organizaciones gremiales en base a las luchas que siente la gente.
Si la estrategia se basa en la descalificación ideológica de errada caracterización, de que estamos en dictadura, o en un régimen fascista, o que estamos en castrocomunismo. Le concedemos al gobierno chavista un margen de maniobra infinito, ya que muchas de sus acciones no se relacionan con estos conceptos.
Por ello la propuesta de no votar, luce dispersa, aislada de contexto, es mas sentimiento que proyecto y muere en el acto electoral. A menos que se decida coger la montaña y convertirnos en comandantes guerrilleros, lo cual le vendría de rechupete al militarismo gubernamental. Creer que un 15% de participación “deslegitimará” al régimen, es como pensar que un pellizco humano fulminará un elefante. Sin establecer paralelos, pero en Colombia con este porcentaje se alternaron el poder durante décadas liberales y conservadores.
De allí que en un país, donde todavía no se han prohibido los partidos, los sindicatos continúan actuando a pesar del desconocimiento oficialista de la CTV; no se han ilegalizado las asociaciones de la sociedad civil; existe una relativa libertad de expresión; aún con un CNE secuestrado, las elecciones son un escenario de movilización para poner en el tapete todas las aspiraciones de la población frustradas por un gobierno manipulador y derrochador de los dineros de la nación. Y aunque les parezca mentira a los abstencionistas un terreno fértil para debilitarlo.
De allí que proponer para las elecciones de juntas parroquiales y concejales, una “huelga de brazos caídos”, quedándose en su casa, con una oposición dividida, plena de desconfianza marca el fracaso de esta propuesta. El propio Chávez mordió el polvo en 1995 cuando propuso la abstención para la elección de gobernadores y alcaldes. Su fracaso lo llevó a participar en 1998 y hoy la historia es otra.
Vivir en libertad implica ejercerla a pesar de que haya gobernantes que desearían eliminarla, aun que hoy este cuestionado el CNE y con sobradas razones y solo haya jirones de democracia, no me quedaré en mi casa, como jamás lo hecho en toda mi vida. Por ello llamo a votar por los candidatos a juntas parroquiales y concejales que representan la defensa de la institucionalidad democrática, frente a un proyecto militarista de vocación autoritaria, manipulador de la miseria y de la pobreza presente en toda la geografía nacional.
El 8 de agosto comienza otra etapa de la política en Venezuela. Será el momento para que desde la oposición, haya una profunda reflexión sobre los próximos pasos a seguir, estoy seguro que el oficialismo hará también la suya, porque no va por buen camino a pesar de controlarlo todo.
(*): Secretario Ejecutivo CTV