El día después
El Presidente ha hecho abundante referencia a lo que sucedería en caso de ser separado por la fuerza de la Presidencia. En otras palabras, de los acontecimientos del día después que, presumiblemente, incluirían violencia política e ingobernabilidad. Lo malo de esto no es solamente contemplar este escenario, que se dispara con su ausencia, sino también analizar lo que se viene presentando como futuro posible, si se proyecta lo que actualmente sucede en el plano económico.
En efecto, no es difícil coincidir con el Presidente, en su visión mas o menos apocalíptica, en caso de que algo le sucediera como resultado de la iniciativa de sus opositores, habida cuenta de la orfandad de liderazgo alternativo en la que se halla sumida Venezuela.
Lo que puede ser igualmente indeseable que este escenario, es el de que continúe la actual política y que este es el escenario siga sin brindar los frutos que imagina el Gobierno. En otras palabras, que toda esta construcción de una economía cooperativa y anti-capitalista fracase en producir bienes y servicios, y empleo auto sostenible, y que el derrumbe de PDVSA impida que las carencias de la economía interna sigan siendo sustituidas mediante importaciones y subsidios, como sucede ahora.
Continuando con este último escenario, estaríamos hablando de una producción petrolera mucho mas mermada que la actual, pero no sustituida por la de eventuales multinacionales las cuales se limitarían a producir su nivel actual; esto no es nada descabellado, considerando la poca factibilidad de firmar semejantes acuerdos en el clima político actual, y el tiempo que toma producir cantidades adicionales significativas de petróleo.
El gasto público, por supuesto, seguiría su ritmo desbocado, alimentado no sólo por nuevas ideas, proyectos y misiones, sino por las miles de
cooperativas y “empresas” necesitadas de subsidios, así como por la aumentada burocracia estatal; habría que acudir con mayor frecuencia a los diversos métodos para “imprimir billetes”. En otras palabras, la inflación
disparada.
¿Cuándo puede ocurrir esto? Es imposible saberlo a ciencia cierta, pero podría ser tan pronto como un par de años. Lo dramático del escenario no es, sólo, lo que acabo de describir, sino la eventual incapacidad no importa quien sea Presidente de controlar la situación de caos y anarquía que se presentaría. Sin represión sangrienta.