Opinión Nacional

De la denuncia al acuerdo constructivo

El domingo 7 de agosto la sociedad venezolana demostró gran desmotivación y desconfianza en el actual juego político electoral. Hizo falta una prórroga ilegal para forzar que un 15% del total del electorado votara por los seguidores del régimen. No es más alentador el panorama opositor, sea abstencionista o no.

La oposición denuncia, pero hasta ahora se muestra incapaz de hacer su tarea como alternativa de gobierno. Chávez lleva siete años denunciando desde el poder, pero, con los mayores ingresos de la historia de Venezuela, ha logrado incrementar los niños de la calle, el desempleo y trabajo precario, el déficit habitacional, la inseguridad u la corrupción. Estamos perdiendo la lucha integral y a fondo contra la pobreza; combate que ni la oposición, ni el gobierno pueden guiar exitosamente sin acuerdos básicos nacionales con cambios serios.

Parece ilusa y extemporánea la idea de un Acuerdo Nacional en mitad de dos elecciones sin el menor clima de entendimiento, pero nuestro deber es insistir. Y no hay que olvidar que las negociaciones nacen obligadas por las derrotas y los empates. Los acuerdos de paz de El Salvador, Guatemala y Nicaragua se concretaron cuando se convencieron de que nadie podía ganar la guerra.

Nuestra guerra verdadera es contra la pobreza y a favor del desarrollo en el sentido integral y la población intuye que el debate partidista actual impide ganarla; de ahí la derrota electoral de ambos bandos. El domingo me sorprendió la inmensa apatía electoral que palpé en los sectores populares que frecuento.

El Presidente está muy atareado en levantar la bandera del “socialismo del siglo XXI” y en animar su particular y asimétrica “guerra de la galaxias” contra Bush. El se siente líder indiscutible de esta “guerra santa” contra el imperialismo neoliberal. Sus viajes, con alforjas llenas y corazón dadivoso, le oxigenan, pues se aleja de nuestra triste realidad y recibe aclamaciones, agradecimientos y adulaciones interesadas; hasta tiene razón en algunas denuncias internacionales. Gobernar día a día le fastidia. Pero, luego de más de seis años en el poder y en todos los poderes, la gente le exige al gobierno hechos y resultados. El propio Presidente también los quisiera y se impacienta, porque no se puede ocultar ni culpar a otros de la basura que hiede, ni ignorar la corrupción que engorda por doquier, ni enterrar los muertos de los casos Anderson, Otayza y barrio Kennedy …. Es duro soñar y prometer 120.000 viviendas y amanecer con sólo 15.000; descubrir que no basta expropiar tierras cuando faltan productores; tener que admitir que, a pesar de todas las misiones, la educación popular es de pésima calidad y empobrece a los pobres y al país o reconocer en la intimidad que la Universidad Bolivariana ni es universidad ni es bolivariana. El Presidente ve esto, se desespera y denuncia, como si él no fuera culpable.

La oposición y el gobierno están tomando el fracaso del otro como la medida del éxito propio, cuando éste sólo existe en los resultados propios. El médico acierta cuando efectivamente derrota la enfermedad y no cuando fracasa el médico rival.

La denuncia es necesaria, pero no basta luego de siete años de gobierno de unos y décadas de otros. El país tiene con qué revertir el fracaso de años, pero no lo podrá hacer sin un acuerdo nacional para cambiar juntos y sumar factores que efectivamente produzcan éxito, acortando significativamente la distancia entre las aspiraciones y la actual miseria en tantas áreas. No habrá producción agrícola, ni construcción de viviendas, ni incremento de empleo de calidad, si no hay empresarios, trabajadores, inversionistas y profesionales empujando juntos en la misma dirección y con un gobierno que sea batuta para todos. Nada se puede sin una ciudadanía renacida, y con Estado administrado como botín. No hay ideología que pueda ocultar esta realidad.

Es doloroso admitir que, por el actual camino, la gente dentro de diez años será más pobre que hoy, aunque el petróleo se ponga a 100$. Poco tenemos que buscar en la vía cubana que, luego de 45 años con todo el poder concentrado en un hombre, no alcanza para comerse un par de huevos fritos cuando a uno le dé la gana, ni permite acudir libremente al funeral de la madre en Miami, o leer periódicos y libros que no sean la verdad oficial. La fracasada ilusión militar latinoamericana, aquí quedó en evidencia con el “Bolívar 2000”, derrota de los uniformados que fueron con sacos llenos de billetes a resolver la pobreza: todo tan vergonzoso, corrupto y sin resultados, que fue enterrado sin honras fúnebres, ni sepultura oficial.

Necesitamos políticos para pasar de la denuncia a la producción de soluciones, con democracia plural libertaria y justicia social. Soluciones que sólo son posibles con acuerdos fundamentales e inclusivos, que trasciendan los intereses partidistas. La sociedad y la gente da la espalda a los políticos del gobierno y de la oposición, porque la actual manera de tratar la realidad es reaccionaria. Partidos políticos y juego democrático electoral sí, pero con políticos que subordinen su poder y lo ordenen al servicio de la población.

La sociedad venezolana necesita pasar del deporte politiquero de la denuncia al acuerdo constructor de soluciones. Volveremos sobre esto.

Fundado hace 28 años, Analitica.com es el primer medio digital creado en Venezuela. Tu aporte voluntario es fundamental para que continuemos creciendo e informando. ¡Contamos contigo!
Contribuir

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba