Contra la Corrupción: Tolerancia Cero (I)
Es la corrupción una de las grandes tragedias a que están sometidas las naciones. La venezolana no es una excepción. El corrupto no es otro que aquel que usando su posición de poder utiliza los recursos del estado en beneficio propio o de otros. Existe la de gran escala como la “pequeña” corrupción. Los venezolanos hemos visto ya por décadas como su incremento es constante y cada vez abarca más sectores de la sociedad. Es una conducta humana que se separa de valores fundamentales como la ética, la moral, el imperio de la ley y la virtud ciudadana. Es un hecho de la más alta significación política y económica que debemos afrontar en conjunto. No es una lucha exclusiva de los gobiernos, sino de la sociedad en su conjunto. La corrupción crece y desde ya hace muchos años penetra nuestros valores sin lealtad, sin hacer distinción de clase, sin ética y mermando la capacidad desde el estado para combatirla en su justa dimensión.
La debilidad Institucional, la fragilidad de los recursos humanos que cumplen altas funciones y el facilismo con que muchas personas entran a la gestión y administración del estado, contribuye marcadamente a que se cree el terreno propicio para que germine la inmoralidad y la falta de ética de muchos servidores públicos que se prestan al soborno o a facilitarle a otros el aprovechamiento de los recursos del estado de una manera fácil. Cuando un estado debilita sus instituciones, cuando la burocracia es perneada por personas sin capacidad y competencia y en donde el clientelismo político tiene preponderancia sobre el estamento académico y ético, simplemente estamos abriendo las puertas al facilismo que con el tiempo se traduce en el peaje seguro para la corrupción.